Presentación del dossier:

Problemas ontológicos y políticos en el actual debate de filosofía de la técnica

Diego Parente*

La filosofía de la técnica reúne hoy en día un conjunto de indagaciones urgentes para la vida social y política del mundo que habitamos. Desde la privacidad de nuestros datos en las interacciones digitales cotidianas hasta la materialidad del mundo técnico que empuja a un colapso ambiental a mediano plazo, pasando por la tensión política entre Estados y corporaciones respecto al uso y administración de recursos, el mundo artificial contemporáneo —los objetos y sistemas técnicos que median y permiten nuestro modo de vida— motiva una serie de preguntas fundamentales de orden ontológico, epistemológico y político.

El presente dossier reúne un conjunto de contribuciones que indagan precisamente una serie de problemáticas cruciales de orden ontológico, epistemológico y político en el actual debate de filosofía de la técnica. Su objetivo fundamental es presentar un mapa sintético de algunas discusiones recientes en el área disciplinar de especial relevancia para el ámbito de las humanidades.

Como introducción a este dossier es necesario plantear algunas coordenadas mínimas que permitan comprender el tipo de preguntas que orientan el debate en nuestra área disciplinar. En primer lugar, una serie de cuestionamientos recientes se dirigen a discutir el estatuto ontológico de los nuevos objetos digitales y el rol epistémico que juegan los distintos soportes de registro o archivos en el ámbito de la memoria humana. La primera cuestión supone reconocer que las categorías dualistas heredadas de la modernidad no son suficientes para comprender un objeto digital, como un archivo de imagen .jpg o un archivo .pdf. La segunda cuestión remite a pensar cómo la denominada “industrialización de la memoria” tiene condiciones materiales actuales en cierto modo novedosas que requieren análisis filosófico. Las contribuciones de Matías Cristini (“Ontología del software: contra la teoría de la múltiple realizabilidad”) y Sebastián Torrez (“Reflexiones sobre la retención terciaria: Husserl, Twardowski y Stiegler”) se ubican dentro de esta problemática.

En segundo lugar, el debate contemporáneo en filosofía de la técnica distingue una serie de interrogaciones de orden político que incluye temas de alto impacto social, tales como el colapso ecológico y los movimientos políticos de género. Con respecto al primero, ya desde la ecofilosofía de los años setenta del siglo pasado, la reflexión filosófica ha relocalizado el lugar de la denominada “naturaleza”, al tiempo que ha puesto en crisis el paradigma de dominación técnica que la modernidad sistematizó. En cuanto a la teoría de género y su práctica, el impacto de una serie de autoras desde los años ochenta (Donna Haraway, Rosi Braidotti, Sadie Plant, Helen Hester más recientemente) ha sido imprescindible para la conformación de las distintas perspectivas posthumanistas que hoy forman parte del paisaje teórico de las humanidades. Su importancia en la historia de la filosofía de la técnica es insoslayable, y cualquier mapeo dentro del campo revela la necesidad de indagar varios de los conceptos asociados a sus teorías (cyborg, nomadismo, xenofeminismo, etc). El artículo de Aldana D’Andrea (“Mujeres y máquinas: alianzas políticas en el ciberfeminismo de Sadie Plant”) y el de Ernesto Román (“Cortar la mecha encendida antes de que la chispa llegue a la dinamita. El problema del vínculo entre humanos, técnica y naturaleza en la obra de Benjamin a la luz de los debates actuales sobre la catástrofe ecológica”) contribuyen al esclarecimiento de estas cuestiones. También, aunque desde una perspectiva propia de la Teoría Crítica, Carolina Araujo realiza un aporte en relación con este eje político con su trabajo (“El concepto de ‘intervenciones democráticas’ en la obra de Andrew Feenberg”).

En tercer término, la cuestión de cómo se vinculan cultura material, agencia y cognición ha sido territorio común de la filosofía de la técnica, la filosofía de la mente y las ciencias cognitivas, la arqueología de la mente y la antropología, entre otras disciplinas. En este marco ha surgido la idea de que la relación entre humanos y ambientes artificiales no puede pensarse a partir de la imagen protésica que dominó la antropología filosófica alemana del siglo pasado ni tampoco a partir de la unilateralidad implícita en los distintos determinismos, ya sean tecnológicos o sociales. Más bien, el vínculo que define la relación entre nuestra especie y el ambiente es de coevolución: producimos artefactos y sistemas que, a su vez, nos configuran en nuestras capacidades agenciales y cognitivas. Tanto la teoría de construcción de nichos como las teorías cyborg en filosofía de la mente han contribuido a este peculiar marco de ideas. La contribución de Nahir Fernández (“¿Siempre fuimos cyborgs? Los alcances de un enfoque coevolutivo para conceptualizar el vínculo humano-técnica”) se acopla a este tipo de interrogación.

En resumen, los seis artículos que componen este dossier se despliegan precisamente en los tres subcampos anteriormente señalados, mostrando algunas conexiones interesantes entre dichos aspectos e insistiendo en la necesidad de una mirada pluralista que conciba la filosofía de la técnica como un tipo de indagación transversal a la filosofía y sus subdisciplinas. Al mismo tiempo, cabe destacar que la heterogeneidad temática y geográfica de las contribuciones asegura un panorama apropiado de las líneas de investigación en curso dentro de grupos de trabajo asentados en la Universidad Nacional de Mar del Plata, la Universidad Nacional de Córdoba, la Universidad Nacional de Río Cuarto y la Universidad Nacional de Tucumán.

Cuadernos del Sur - Filosofía 49 (2020), 7-9, E-ISSN 2362-2989

* CONICET - Universidad Nacional de Mar del Plata. Correo electrónico: diegocparente@yahoo.com.

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