El uso de la escala microanalítica en el abordaje de la Historia Reciente argentina
El uso de la escala microanalítica en el abordaje de la Historia Reciente argentina
Cuadernos del Sur - Historia 46 (vol.1), 15-34 (2017), ISSN 1668-7604 ESSN 2362-2997
Ana Inés Seitz* Andrea Rodríguez**
15-34
Resumen Abstract
El artículo se funda en la puesta en diálogo de nuestros recorridos en dos investigaciones concretas sobre Historia Reciente argentina, con el objetivo de reflexionar sobre las implicancias que conlleva el abordaje del estudio del pasado desde un nivel microanalítico. La pesquisa de Ana Inés Seitz examina las actitudes y comportamientos socio- políticos de la gente corriente durante la última dictadura militar en Argentina (1976-1983), centrándose en la Escuela Nacional de Educación Técnica N.o 1 de Bahía Blanca para analizar las con- ductas desplegadas por su comunidad educativa. La investigación de Andrea Belén Rodríguez historiza la posgue- rra de Malvinas, haciendo foco en las luchas por el reconocimiento político y social del Centro de Veteranos de Gue- rra “Malvinas Argentinas” de Neuquén.
The paper is based on the dialogue of our itineraries in two concrete works about Argentine Recent History, in order to reflect on the implications that the approach of the study of the past from a microanalitycal level entails. The investigation of Ana Inés Seitz studies the attitudes and sociopoliti- cal behaviour of ordinary people in the last military dictatorship in Argen- tina (1976-1983) and it focuses on the Escuela Nacional de Educación Técnica N° 1 in Bahía Blanca, so as to analyze the behavior displayed by the educational community of that school. The research of Andrea Belén Rodrí- guez historicizes the Malvinas poswar period, focusing on the struggles for social and political recognition of the Centro de Veteranos de Guerra “Malvi- nas Argentinas” in Neuquén.
* IPEHCS (UNCO/CONICET)-Cehepyc (Clacso/UNCO)-UNS. Correo electrónico: andrea_ belen_rodriguez@yahoo.com
** UNS-UNLP. Correo electrónico: anaiseitz@gmail.com
Cuadernos del Sur - Historia 46 (vol.1), 15-34 (2017), ISSN 1668-7604 ESSN 2362-2997
Cuadernos del Sur - Historia 46 (vol.1), 15-34 (2017), ISSN 1668-7604 ESSN 2362-2997
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Este texto pretende entrecruzar los recorridos en los trabajos de campo de dichas pesquisas, que compar- ten la escala de análisis en tanto son investigaciones que —desde un nivel de observación micro— se centran en experiencias y representaciones, situa- das en lo local, de colectivos conforma- dos en el pasado reciente y recortados a partir de marcos institucionales. El obje- tivo fue reflexionar sobre las razones de esta decisión metodológica, las posibi- lidades a las que dio lugar el uso de esta clave de indagación, así como los problemas y los retos que ella implicó para nuestras investigaciones.
Escala microanalítica Historia local
Historia Reciente argentina
19 de septiembre de 2018
21 de febrero de 2019
This article aims at interweaving the itineraries in the fieldworks of these works, which share the analytical scale as they are investigations that – from a micro level of observation – focus on local-based experiences and represen- tations of groups formed in the recent past and cut out from institutional frameworks. The objective is to reflect on the reasons for this methodological decision, the possibilities to which the use of this approach gave rise, as well as the problems and challenges that it implied for our investigations.
Recent History
El artículo se funda en la puesta en diálogo de nuestros recorridos en dos investiga- ciones concretas sobre Historia Reciente argentina, con el objetivo de reflexionar sobre las implicancias que conlleva el abordaje del estudio del pasado desde un nivel microanalítico. Nos proponemos, pues, entrecruzar los trabajos de campo de nuestras pesquisas, que comparten la escala de observación en tanto son inves- tigaciones que, desde una clave de indagación micro, se centran en experiencias y representaciones situadas en un espacio local de colectivos conformados en el pasado reciente y recortados a partir de marcos institucionales.
En tal sentido, no es este un trabajo teórico sobre los aportes de la reducción de la escala de observación para la reconstrucción histórica, o de los enfoques his- toriográficos vinculados a ella —como el microanálisis social, la microhistoria, la historia local, entre otros1—. Más bien, se trata de una reflexión sobre las poten- cialidades y desafíos que ha presentado el estudio de prácticas sociales situadas en lo local para nuestros respectivos recorridos de investigación.
Creemos que la reflexión comparativa sobre nuestros trabajos de campo puede ser un aporte para demostrar las potencialidades de la escala microanalítica para “com- plejizar o hacer más denso el estudio o la explicación sobre un tema o problema específico” (Águila, 2015: 94), sin por ello descuidar el diálogo con las interpre- taciones generales o macro en lo que Revel (1998) llamó el “juego de escalas”. El enfoque cobra más sentido aun cuando se trata de investigaciones vinculadas al pasado reciente, ya que la historia de dicho período, como afirma Águila:
ha estado desde sus inicios formateada por grandes interpreta- ciones de tipo macro-analíticas (sea por la vía de las perspectivas provistas por la sociología o la politología, tanto como por la vía de los estudios sobre la memoria), que deben ser confrontadas, puestas en tensión y complejizadas con estudios más densos sobre casos y espacios locales y regionales (2015: 94).
El artículo está organizado en tres apartados. En el primero, realizamos una pre- sentación de nuestras investigaciones sobre el pasado reciente con el objeto de dar cuenta sobre las razones de la elección de la escala de observación micro para el estudio de nuestras respectivas problemáticas. En el segundo, abordamos las potencialidades del uso de esta clave de indagación en nuestros trabajos de
1 Para ello, cfr. Revel, 1998, 2005; Ginzsburg, 1994; Favaro y Scuri, 2003; Fernández y Dalla Corte, 2005; Fernández, 2007; Bandieri et al., 2008; Bonaudo et al., 2008; Fredericy Soprano, 2009.
campo. Por último, en el tercer apartado reflexionamos sobre los desafíos que dicha decisión metodológica implicó para nuestras investigaciones.
La elección de una escala de análisis forma parte de las decisiones metodológicas y analíticas que toma un investigador para el abordaje de su objeto de estudio. Esta se funda en la evaluación de cuál es el nivel de observación más apropiado para la pesquisa de determinados problemas, en nuestro caso, del pasado reciente. Como señalan Serna y Pons, “optamos por una determinada escala porque creemos que ésta ofrecerá resultados más significativos, que su validez explicativa será mayor” (2002: 118-119).
Sin embargo, si bien la escala de observación constituye una de las variables de la experimentación en la investigación histórica (Revel, 2005), estas tentativas no son libres y antojadizas. Por el contrario, las variaciones de los niveles de análisis son, en primer lugar, una cualidad del propio objeto, en tanto las escalas desde las que abordamos nuestros estudios han sido previamente configuradas, significadas y vivenciadas por los propios actores en sus prácticas sociales (Jensen y Lastra, 2015; Jensen y Águila, 2017).
En este apartado nos proponemos presentar nuestras investigaciones como punto de partida para luego reflexionar en términos generales sobre las razones de nues- tra elección de una escala microanalítica y centrada en el espacio local. Luego, en los apartados siguientes, daremos sustento y especificaremos aún más dicha decisión teórico-metodológica.
En su investigación, Ana Inés Seitz se propuso estudiar las relaciones entre la socie- dad y el régimen militar durante la última dictadura en Argentina (1976-1983). Concretamente, se centró en el examen de las actitudes y comportamientos socio- políticos de la gente corriente en Bahía Blanca en dicho período. Esta indagación se basó en una escala microanalítica, abordando dicha problemática a partir del estudio de un espacio institucional específico: la Escuela Nacional de Educación Técnica N.o 1 “Ing. César Cipolletti” (ENET) de dicha ciudad.
Por su parte, la pesquisa de Andrea Rodríguez partió del interés por historizar el rol de las entidades de ex combatientes/veteranos de guerra2 del Conflicto del
2 Los términos “veterano de guerra” y “excombatiente” son propios de diversas memorias de Malvinas en distintas épocas históricas (Guber, 2004; Lorenz, 2012). Sin embargo, sus di- ferencias, que fueron y son relevantes para las dirigencias de las agrupaciones de excom- batientes, no lo han sido para las bases, ni para el Estado y la opinión pública, que nor-
Atlántico Sur para su reinserción social en la posguerra. Específicamente, la inves- tigación se focalizó en la trayectoria del Centro de Veteranos de Guerra “Malvinas Argentinas” de Neuquén, haciendo hincapié en las luchas por el reconocimiento social y político de los protagonistas de la guerra.
Creemos, junto con Revel (2005), que la selección de una escala de análisis en el abordaje del estudio de una problemática social tiene efectos de conocimiento, así como en las estrategias de conocimiento. Al optar por un nivel de observación micro no solo se trata de “ampliar el lente” con el que observamos nuestro objeto de estudio. Las variaciones en las escalas de observación nos posibilitan acceder a distintos tipos de informaciones sobre el pasado. Y también, al mismo tiempo, alcanzar comprensiones diferentes sobre una realidad pretérita que es plural.
La escala microanalítica, aquella que elegimos para desarrollar nuestras investiga- ciones, permite acceder a las prácticas sociales de los actores, sus representacio- nes y experiencias, así como a las motivaciones y significados de dichas acciones y, por otra parte, a la multiplicidad de contextos y de interrelaciones en las que estas se inscriben. Y si bien ninguna escala “agota la complejidad de lo real” (Serna y Pons, 2002: 119), solo podemos interpretar determinadas dinámicas del pasado en su densidad y agencia humana desde esta escala de observación.
En tal sentido, en ambas pesquisas consideramos que el abordaje de nuestros objetos de estudio —las actitudes sociopolíticas de la gente corriente bajo regí- menes no democráticos, por una parte, y las luchas por el reconocimiento de las agrupaciones de excombatientes, por la otra— requería el análisis de las vivencias, las interpretaciones y los comportamientos de determinados actores y de las múlti- ples redes de relaciones sociales en las que estos se enmarcan. Y que este tipo de análisis demandaba un estudio desde un nivel de observación micro. Una escala analítica mayor no nos hubiera permitido captar dichas prácticas, experiencias y representaciones sociales, dado que no admite la integración de “los aspectos más diversificados de la experiencia social” (Revel, 2005: 47).
Por otra parte, fueron justamente nuestras problemáticas de investigación las que nos acercaron a la Historia Local, entendida como un enfoque que busca no solo estudiar la localidad en sí misma, sino sobre todo reducir la escala a un espacio determinado en aras de analizar determinados problemas en la localidad (Serna y Pons, 2002). Creemos que el espacio local es el ámbito ideal donde podemos estudiar las prácticas sociales, construcciones de sentido, redes y relaciones socia- les de nuestros respectivos actores de forma densa. Como indican Serna y Pons (2002), dicho ámbito espacial es el que permite dar explicaciones concretas,
malmente usan ambos términos como sinónimos. Como en su mayoría los integrantes de la entidad neuquina no establecen una diferenciación, aquí son utilizados indistintamente.
en tanto es el locus en el que se inscriben las vidas de los sujetos y en el que se materializan los múltiples y superpuestos contextos con los que los seres humanos interactúan y que fundamentan y dan sentido a sus acciones.
La elección de la escala microanalítica para nuestras investigaciones ha posi- bilitado desde visibilizar sujetos, contextos y dimensiones tradicionalmente no tenidos en cuenta hasta complejizar, subvertir y poner en cuestión determinadas periodizaciones y/o interpretaciones generales o supuestamente nacionales, pero que suelen estar ancladas solamente en la capital del país, en espacios bonaeren- ses y/o pampeanos o en las grandes urbes litorales (Jensen, 2010; Águila, 2015).
En principio, enfocar el lente en determinadas experiencias del pasado reciente situadas en un espacio acotado nos permitió echar luz sobre variables, categorías analíticas y dimensiones no consideradas en las indagaciones macro y que han modificado desde nuestras perspectivas generales sobre los procesos estudiados hasta, en ocasiones, la línea historiográfica en la que nos enmarcamos.
En el caso de la investigación de Seitz, el estudio de las actitudes y comporta- mientos sociopolíticos exhibidos por los ciudadanos de a pie durante la última dictadura militar argentina había sido abordado, principalmente, desde perspec- tivas de análisis macro, escasamente fundadas en sustentos empíricos. Por otra parte, y estrechamente ligadas a estas miradas, las relaciones entre la sociedad y el régimen militar habían sido pensadas a través de miradas dicotómicas, tales como las de consenso-resistencia o de complicidad-resistencia.
Frente a estos tipos de análisis y a las explicaciones generalizadoras a las que se arribaba a partir de ellos, Seitz consideró —fundada en las sólidas líneas de pes- quisa de los casos europeos3 y en los avances que, en el examen de esta problemá- tica y basados en indagaciones empíricas, se han dado en la última década dentro del campo de la Historia Reciente Argentina4— que el estudio de las actitudes sociopolíticas de la gente corriente requería, por el contrario, de la elección de una escala de análisis micro y situada en un espacio local. Este nivel de indaga-
3 La bibliografía referida al estudio de las actitudes y comportamientos de la población, los apoyos sociales y la opinión popular bajo los regímenes no democráticos establecidos en la primera mitad del siglo XX en distintos países europeos es muy extensa y citarla su- peraría los límites de estas páginas. Una síntesis de algunos de los principales textos puede encontrarse en: Hernández Burgos, 2014.
4 Para un balance crítico y actualizado sobre gran parte de dicha producción historiográ- fica, cfr. Lvovich, 2018.
ción permitió introducir una forma de abordaje de dichos comportamientos que diera lugar a la posibilidad de observar su complejidad y, al mismo tiempo, las plurales redes de interrelaciones y los heterogéneos y múltiples contextos en los que estos se situaban, consintiendo asimismo la exploración de sus motivaciones y sus significados.
Esta escala de análisis posibilitó calibrar la multiplicidad y riqueza de matices de las actitudes sociales en un contexto dictatorial, que no son reducibles a las nocio- nes de consenso y de resistencia, sino que se ubican en un amplio espectro que incluye apoyo activo, adhesión, conformidad pasiva, negociación, resignación, indiferencia, temor, oposición, disidencia, entre otras. La reducción de la escala permitió a Seitz introducir otras categorías de indagación que hicieron posible dar cuenta de la diversidad, densidad, dinamismo y variabilidad sincrónica y diacrónica —así como, en muchos casos, del carácter aparentemente contradic- torio— de los comportamientos hacia el régimen militar de parte de los bahienses corrientes, posibilitando así un abordaje complejo que diera lugar a repensar la polémica en ocasiones simplificadora en torno de la resistencia o el consenso sociales hacia la última dictadura argentina.
Por su parte, el estudio centrado en la entidad de excombatientes neuquina permi- tió reponer la variable política en el análisis de la posguerra de los combatientes. Basándose en la concepción de la política como “una práctica social habitada por sujetos individuales o colectivos [situados en una multiplicidad de contextos],en la que resulta clave atender a las negociaciones y las relaciones personalizadas” (Soprano: 148, 2009), la pesquisa de Rodríguez parte de la hipótesis que las dife- rentes formas en que los combatientes se reintegraron socialmente ha dependido muchas veces más del contexto político de su inserción, de las culturas políti- cas locales, y de su posibilidad de significarlas e insertarse en ellas. El enfoque microanalítico sobre la agrupación neuquina puede aportar a comprender esa problemática desde las especificidades de la cultura política local, ya que permite dar cuenta de las formas en que los integrantes adaptaron los repertorios en sus formas de hacer y significar la política que portaban previamente a su llegada a Neuquén para insertarse en la densa trama local, echando luz sobre las nego- ciaciones que han desplegado sus dirigentes en vistas a concretar sus objetivos simbólicos y materiales, y los costos que ello conllevó en el distanciamiento de miembros fundadores de la entidad, en la fragmentación del grupo original e incluso en abiertos cuestionamientos.
Es de destacar que este giro hacia la revalorización de la dimensión política en las posguerras de los combatientes implica incluso el viraje de Rodríguez en su propia investigación sobre Malvinas. Si hasta el momento en sus estudios había puesto énfasis prioritariamente en el factor social y cultural para dar cuenta de las dificultades en la reinserción de los veteranos luego de los regresos de la guerra
(como la imposibilidad de reencontrarse con una sociedad cuyas representacio- nes de “Malvinas” y los combatientes eran radicalmente distintas a las suyas, las dificultades psicológicas propias de todo combatiente que regresa y se encuentra en un estadio intermedio entre la “guerra y la paz”, entre otras), el acercamiento a la historia de la agrupación neuquina y a la cultura política local la obligó a repreguntarse cuánto de aquellas dificultades y facilidades en la reinserción se podían comprender políticamente, por supuesto sin desconocer los otros factores vinculantes. Y ello también implicó un acercamiento a la “Nueva Historia Política” (Halperin Donghi, 2004; Sábato, 2007; Palacios, 2007), con el objeto de analizar qué herramientas teóricas y metodológicas podía aportar esta línea historiográfica para interrogar el objeto de estudio así resignificado.
Asimismo, el estudio de prácticas sociales situadas en lo local nos permitió echar luz sobre actores individuales y colectivos tradicionalmente no tenidos en cuenta en la historiografía sobre los 70, la dictadura y la guerra de Malvinas. Ello, además, fue potenciado por las perspectivas historiográficas en las que elegimos insertarnos. En tal sentido, ambas investigaciones se centran en el estudio de las experiencias y representaciones de actores colectivos enmarcados en recortes institucionales desde perspectivas que fueron originadas y/o renovadas tras las “vuelta al sujeto” de la mano del giro lingüístico, culturalista y antropológico de los 70 (Iggers, 2012).
Así, en la investigación de Seitz, la elección de una escala de análisis micro hizo posible estudiar las actitudes y comportamientos sociopolíticos frente al régimen militar de un tipo de actores —la denominada gente corriente— que había sido escasamente abordado por la Historia Reciente Argentina. Si bien existían nume- rosas obras que examinaban las conductas y prácticas de distintos sectores de la sociedad organizados —principalmente de sus cúpulas o direcciones—, tales como los partidos políticos, las agrupaciones empresarias y sindicales, la Iglesia o los medios de prensa, entre otros, eran pocos, sin embargo, los trabajos que inda- gaban en las fracciones más amplias de la población, los ciudadanos de a pie5.
La pesquisa sobre estos actores y la elección de la escala, por otra parte, se anu- daron estrecha y recíprocamente a la decisión de privilegiar en la investigación
5 La categoría de gente corriente es objeto de un extenso debate sobre su contenido y al- cance, que hemos abordado brevemente en Seitz (2015). Coincidimos, en gran medida, con la definición que da Daniel Lvovich (2013: 123): “personas con o sin militancia política, no pertenecientes a la dirección de organizaciones políticas o sociales”. Asimismo, es relevante considerar los modos en que Andrew Stuart Bergerson conceptualiza la noción de corriente, entendiendo de esta manera, desde la perspectiva de los actores, a quienes se autodefinen y se piensan a sí mismos y a sus acciones al margen de la “Historia escrita en grande”, circuns- cribiendo así sus responsabilidades en ella. Se trata de personas que, como señala el autor, viven en un “autoengaño de inocencia” (Bergerson, 2004: 6, la traducción es mía).
el enfoque historiográfico de la “Historia de la Vida Cotidiana”, concretamente, aquella corriente que se centra en “la práctica de la multitud [es decir] las formas en que los hombres se apropian de las condiciones en las que viven, producen experiencias, utilizan modos de expresión e interpretaciones” (Lüdtke, 1995: 49). Esta apuesta se fundamentó en la comprensión de que el ámbito cotidiano cons- tituye la esfera en que los ciudadanos ordinarios entran en contacto e interactúan con las instituciones, las políticas y los discursos estatales, así como construyen las representaciones sobre sí mismos y sobre su realidad circundante (Hernández Burgos, 2012). Por tanto, esta perspectiva de análisis era imprescindible en el abordaje de las actitudes y comportamientos sociopolíticos de la gente común durante el régimen militar y en la década de los 70 en general, en tanto, como remarca Daniel Lvovich:
no es posible plantearse el interrogante sobre los vínculos entre la sociedad y la dictadura militar, o el ciclo de violencias que la ante- cedió, sin preguntarse cómo, y a través de qué procesos, vehículos y dispositivos se produce el encuentro con la dimensión violenta del poder y la resistencia (2017: 265).
Por otra parte, esta clave de indagación micro permitió ampliar la mirada sobre la juventud en Argentina en la década de los 70. La categoría juventud es una construcción sociocultural, que da cuenta de las representaciones simbólicas que la sociedad le atribuye a este grupo social, definiendo un “modelo ideal del ser joven” para cada etapa histórica. En este sentido, existe en el sentido común, pero también en algunos trabajos académicos, una tendencia a idealizar la relación de los jóvenes de los 70 con la política. Entre otros problemas que genera este planteo, produce una homogeneización que equipara a toda una generación, afirmando que poseía un vínculo similar con la política, lazo que es —princi- palmente— el de aquellos que tenían algún tipo de militancia. Por el contrario, existía en el interior de esta una gran heterogeneidad, a la que es posible acceder al estudiarla en un nivel de análisis micro y situado en lo local.
En el caso de la pesquisa de Rodríguez, la reducción de la escala de observación ha permitido analizar las luchas por el reconocimiento social y político de la orga- nización de excombatientes neuquina, sujeto colectivo no tenido en cuenta en los estudios sobre los 80 y 90 en Neuquén —y más ampliamente en todo el país— por diversas razones. Por un lado, debido a la práctica ausencia de estudios sobre la posguerra de Malvinas por casi 20 años —hasta comienzos del 20006— por
6 Recién a comienzos de los 2000, aparecen las primeras publicaciones de la antropóloga Rosana Guber y del historiador Federico Lorenz que abordan la guerra y posguerra de Mal-
cuestiones vinculadas al impacto de la derrota en la misma comunidad académica (Rodríguez, 2017). Por otro lado, porque los estudios desde la Historia Política han priorizado los actores tradicionales: los partidos políticos, los sindicatos, etc. En tal sentido, la elección de la “Nueva Historia Política” como una de las líneas his- toriográficas de referencia es nodal, si tenemos presente que dicho enfoque hace hincapié en la construcción del poder de distintos actores sociales individuales y colectivos en las esferas públicas oficiales y no oficiales (como las movilizaciones sociales “en la calle”), en la que la dimensión del conflicto y la lucha por el poder es clave. De este modo, implicó tanto una renovación de las problemáticas estu- diadas, al incorporar temas vinculados a la dimensión cultural de la política —por ejemplo, la construcción, redistribución y legitimación del poder, la construcción de ciudadanía, las formas de soberanía, los lenguajes e identidades políticos, la gestualidad y la ritualidad, las sociabilidades y el asociativismo, entre otras— como la adopción de diversas escalas de observación, como lo local (Favaro, 1999; Bohoslavsky, 2003; Halperin Donghi, 2004; Sábato, 2007; Palacios, 2007).
Reducir el foco de observación a determinadas experiencias situadas en el ámbito local nos ha permitido también reponer los múltiples contextos de la acción social, ya que partimos del presupuesto de que los actores estudiados “ni realizan un guión prefigurado a escala nacional, ni actúan dentro de los límites geográficos o político-administrativos de la localidad” (Jensen, 2010: 1438). En vez de dar por supuesto el contexto en forma previa al objeto de estudio, construyéndolo a veces en forma independiente y sin siquiera dialogar con el mismo —“solo para produ- cir un efecto de realidad alrededor del objeto de investigación” o para presentar las condiciones generales en las que se da un proceso y/o, únicamente como un espacio desde donde “extraer las razones generales para explicar situaciones parti- culares” (Revel, 2005: 52)—, la escala micro nos invita a (re)construir los contextos desde el mismo estudio de las experiencias en cuestión. En tal sentido, en tanto en sus trayectorias vitales, los sujetos estudiados se vinculan (dialogan, negocian y entran en conflicto) y se insertan en redes sociales a nivel local, regional, nacional y trasnacional, el estudio de sus experiencias ha posibilitado tanto reponer como movernos dinámicamente entre esos contextos de acción.
En definitiva, la visibilización de nuevos sujetos, contextos y/o dimensiones de análisis con la reducción de la escala de observación nos ha permitido comple- jizar e incluso poner en cuestión periodizaciones e interpretaciones generales o supuestamente de alcance nacional.
En cuanto a las primeras, en la investigación de Seitz la elección de una escala de análisis micro permitió tensar las periodizaciones que distinguen la vida cotidiana
vinas desde una perspectiva sociocultural. Para la renovación de los estudios de Malvinas, cfr. Lorenz y Rodríguez, 2015, y Rodríguez, 2017.
bajo períodos democráticos y dictatoriales, al poder explorar las continuidades entre el tercer gobierno peronista y la dictadura militar —entre otras dimensio- nes— en las prácticas de colaboración con la represión de sus conciudadanos de parte de los bahienses corrientes, así como en la conformidad de estos sectores sociales con los postulados sobre la represión de los considerados como “grupos subversivos” y, por otra parte, en sus experiencias y representaciones sobre los hechos de violencia política.
El estudio de Rodríguez sobre la asociación de veteranos de guerra de Malvinas en Neuquén permitió poner en tensión las periodizaciones de la posguerra marcadas por los vínculos entre civiles y militares. La interpretación general (Guber, 2004; Lorenz, 2012) postula que en los 80 hubo un distanciamiento entre conscriptos y personal de cuadro que participaron en la contienda producto de las deudas de la guerra y la dictadura, lo que se tradujo en la exclusión de los militares de las agrupaciones de ex soldados. Sin embargo, a partir de mediados de los 90 y comienzos del 2000, producto de diversas variables, esas tensiones comenzaron a diluirse, al punto que muchas entidades de ex conscriptos empezaron a aceptar militares en sus filas.
Sin discutir la validez de dicha interpretación, el estudio de la historia de la agru- pación neuquina demuestra que, si bien ese antagonismo estuvo presente también en ella, los primeros intentos por fundarla tuvieron entre sus protagonistas tanto ex conscriptos como algunos militares de baja graduación que habían solicitado la baja de las FF. AA. cuando regresaron del conflicto. Tal vez, la particularidad de una ciudad como Neuquén, donde lo civil y lo militar no constituyen esferas de sociabilidad separadas y claramente delimitadas, sumado a variables propias de la comunidad de excombatientes local —cuyos integrantes en su mayoría no se conocían previamente, debido a que no son nacidos en la provincia sino que llegaron allí en la posguerra y como parte de una migración económica— pueden dar algunas pistas al respecto.
Asimismo, el análisis de dicha entidad permitió identificar la pervivencia de fric- ciones aún a 30 años de la guerra. Estas tensiones refieren no solo a deudas del pasado bélico y de la dictadura entre ex conscriptos y militares, sino también a las formas de hacer frente a las marcas del conflicto (las discusiones pasan por cuestiones simbólicas —si asumirse víctimas, héroes, culpables— hasta materiales
—si cobrar o no la pensión—) o a la manera de concebir las luchas políticas por la memoria en la posguerra, y que se dan incluso entre exsoldados.
Con respecto a las interpretaciones y explicaciones macro o que se plantean con un alcance nacional, ambas investigaciones discuten la construcción de determi- nadas imágenes sociales configuradas en base a la priorización solo de algunos sujetos que son los que han tenido mayor visibilidad en el espacio público —por
diversas razones—, o elaboradas en términos de agregados macrosociales y de lecturas dicotómicas.
En la investigación de Seitz, recurrir a este nivel de observación micro hizo posible poner en tensión aquellas representaciones que —como parte de distintas memo- rias colectivas en Argentina— han postulado, de una parte, que durante la última dictadura militar la sociedad ignoraba todo sobre los mecanismos represivos arti- culados por el régimen, y en particular sobre el sistema de desaparición forzada; y de otra, que esta conocía integralmente dichas prácticas. Esta clave de indagación permitió explorar las redes de sociabilidad que los bahienses corrientes, y en con- creto los integrantes de la comunidad educativa de la ENET, integraban junto con algunos de los represaliados, para poner de relieve ciertas dimensiones del saber de dichos sectores sociales sobre los mecanismos represivos del régimen, el cual era parcial e incierto, y tenía como uno de sus marcos de lectura fundamentales una representación no diferenciada sobre los hechos de violencia política.
El examen de las dimensiones sociales de la última dictadura militar apunta, en definitiva, a explorar la pregunta acerca de cuál fue el rol que cumplió la sociedad argentina en la instauración y permanencia, durante más de siete años, de un régimen dictatorial criminal como el del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”. Frente a este interrogante se han formulado diversas interpretaciones: la de una sociedad argentina “cómplice” con la dictadura, “par- tícipe”, “responsable”; o bien, en el marco de la “teoría de los dos demonios”, una sociedad “víctima” entre dos terrorismos enfrentados, “inocente”, “espectadora”, o “desconocedora” de lo que acontecía; por último, la de una sociedad que en forma unánime resistió al régimen militar. Estos planteos tienen, como dificultad principal, la de pensar la sociedad en términos de agregados macrosociales uni- formes, es decir, como un conjunto homogéneo. El desafío para Seitz fue, por tanto, buscar una clave de indagación que desagregara estos grandes bloques para interrogarse desde la multiplicidad, complejidad, densidad, variabilidad, contra- dicción y dinamismo de los apoyos sociales del régimen. Para ello, la reducción de la escala de observación fue una decisión metodológica fundamental.
Por su parte, el estudio de Rodríguez sobre la trayectoria de la entidad de excom- batientes neuquina ha permitido, en primer lugar, cuestionar la dicotomía cons- criptos-víctimas y militares-victimarios, que fue construida en base a los testimo- nios de algunos soldados sobre los abusos de sus superiores que se difundieron en la inmediata posguerra —al calor de la oposición democracia-autoritarismo—; imagen de fuerte pregnancia que en muchos ámbitos sociales ha perdurado hasta el presente. Y, en segundo lugar, dicha investigación microanalítica ha posibilitado también analizar cómo esa representación social condicionó/influyó y hasta se discutió en la constitución de las propias organizaciones que nucleaban a los protagonistas del conflicto.
En este apartado, finalmente, nos proponemos abordar algunos de los desafíos y problemas que emergieron del uso de este nivel de observación en nuestras investigaciones.
En principio, uno de los retos al optar por pesquisas situadas en espacios concretos fue/es evitar el localismo, o caer en la simplificación de considerar nuestro estudio como un ejemplo o un caso más que refrenda lo acontecido a nivel nacional. Fuera de toda duda, creemos con Serna y Pons (2002) que lo local no es un mero reflejo de agregados mayores, sino que tiene una especificidad y una lógica propias que permiten tensar periodizaciones e interpretaciones macro, generales o que se han planteado con alcance nacional. En este sentido, los estudios que comparten la escala local no buscan necesariamente o únicamente la reconstrucción de la historia de una localidad, sino que muchos de ellos tienen como objetivo abordar la indagación de determinados problemas en la localidad, procurando compren- der desde este ámbito “lo que acontece, puede o parece suceder a través de una sociedad, un país, una cultura o un mundo” (Jensen, 2010: 1434). Se trata no de detenerse en la particularidad, la excepción o la rareza de lo local, sino de “formu- lar preguntas generales a objetos reducidos” (Serna y Pons, 2002: 125). Por tanto, no basta con reducir el nivel de análisis, sino que es necesario construir nuestro objeto de estudio desde las lógicas y perspectivas analíticas propias de esta escala.
Si bien compartimos esta concepción sobre la especificidad de la clave local, el desafío consistía en cómo llevar esa perspectiva que afirmamos desde la teoría a nuestras investigaciones concretas. De hecho, una de las dificultades con las que nos encontrábamos al reducir la escala de observación y situar nuestras pesquisas en lo local era la de cómo construir unidades de análisis que, desde estos niveles de indagación, aportaran a la comprensión de una problemática general. Ello en tanto, y tal como señala Águila,
los estudios de caso o los abordajes a escala local-regional adquieren significación siempre y cuando contribuyan a explicar el problema más general, con vistas a la construcción de una historia integradora que no pierda de vista, más allá de las especificidades, la totalidad del proceso histórico (2015: 95).
A pesar de que los problemas que nos propusimos abordar en nuestras investiga- ciones —como ya hemos señalado— demandaban un examen de las prácticas, experiencias, representaciones, etc., de determinados actores sociales, estudio que requería de una escala micro y situada en lo local, esto no significaba que por sí mismo cualquier recorte analítico desde estas escalas era pertinente para el
abordaje de nuestros objetos de indagación ni para poder problematizar/tensar/ complejizar periodizaciones e interpretaciones tradicionales, macro, o de alcance nacional. Es fundamental, en este sentido, que la delimitación del universo de estudio sea significativa en función de la problemática más amplia a la que nos proponemos contribuir con nuestra indagación, es decir, que dicha unidad de aná- lisis contenga determinados componentes y que articule determinadas interrela- ciones, contextos, dimensiones, dinámicas, variables, etc., que la hagan relevante y adecuada para la pesquisa de las preguntas generales que nos interesa examinar.
En la investigación de Seitz, la decisión de centrarse en la comunidad educativa de la ENET se fundamentó en la consideración de que —a diferencia de otros colegios bahienses— en su historia institucional en los 70 se habían expresado de manera distintiva tanto la movilización política y social de dicha década y los procesos de radicalización de algunos sectores juveniles, como los de avance de la represión paraestatal y estatal. Dichas manifestaciones permitieron un abordaje situado, concreto y en la esfera cotidiana de las experiencias, interpretaciones, valoraciones, motivaciones, significados y actitudes sociopolíticas en dichos años de un conjunto de actores delimitado. Por ello, la apuesta por el recorte de esta unidad de análisis se cimentó además en que su estudio hacía posible explorar, de manera compleja y atendiendo a la multiplicidad, el dinamismo y la variabilidad, las conductas, vivencias y representaciones de un grupo de personas específico y determinado: el de quienes integraban la comunidad educativa del “Industrial”7 — alumnos, profesores, directivos, personal administrativo, etcétera—. Pero también, a través de círculos concéntricos, hacía viable indagar en los comportamientos sociopolíticos de todo un amplio y heterogéneo conjunto de bahienses con quie- nes dichos actores escolares tenían relaciones cotidianas, expresadas no solo en el espacio de la escuela, sino también del vecindario, del ocio y el tiempo libre, de la militancia, entre otros. Y, por último, facilitaba asimismo el estudio de sus relaciones con los diversos poderes locales. De esta manera, este recorte institu- cional consintió en analizar las relaciones entre la sociedad bahiense y la última dictadura militar a través de numerosas variables: de edad, de género, de identidad política, de identidad confesional, de sector social (de sectores trabajadores y medios), de pertenencia barrial, de grados de educación formal, etcétera.
En la investigación de Rodríguez, hacer foco en la trayectoria de la agrupación de veteranos de guerra neuquina permitió reconstruir de forma densa las redes que configuraron sus integrantes, analizando los actores con los que dialogaron, nego- ciaron y entraron en conflicto, poniendo en disputa diversos sentidos del símbolo Malvinas (en tanto causa nacional y guerra); objeto de estudio que hubiera sido imposible de abordar con esa complejidad en las entidades de excombatientes
7 Así denominaban a la ENET en la década de los 70 los alumnos y demás integrantes de la comunidad educativa.
de otras localidades que no han tenido una inserción en la esfera política con tal grado de profundidad y tan públicamente. En tal sentido, el recorte de dicha unidad de análisis se presentó como el ámbito ideal para reconstruir las tramas políticas y sociales —a nivel local, provincial e incluso nacional— en las que se insertaron sus integrantes de cara a lograr reconocimientos simbólicos —como el monumento en pleno centro de la capital— y materiales bien concretos —como la pensión provincial— a casi 25 años del conflicto. Por último, pero no menor, las particularidades de la trayectoria institucional de dicha entidad —por lo tardío de su creación pero lo eficaz de su acción política y social, la cantidad de intentos infructuosos previos, las características de la comunidad de excombatientes local, entre otras— es otra de las razones que justifican la elección de dicha entidad para analizar la problemática elegida.
De este modo, en ambas investigaciones la delimitación de la unidad de análisis no fue una operación ingenua o arbitraria, sino que atendió a las maneras en que cada recorte institucional, en su especificidad y características distintivas, permitía pensar problemas generales y comprender lo que sucedió en un proceso histórico a nivel general.
Por último, otro de los desafíos que presenta el uso de una escala microanalítica en nuestras investigaciones se liga a la cuestión de cómo interpretar los resultados obtenidos en estas con relación a esas lecturas y periodizaciones generales y/o que se plantean con alcance nacional. Nos referimos concretamente a los cuidados y reparos que es preciso tener en cuenta para evitar la pretensión de generalizar un hallazgo que, sobre determinadas dimensiones o dinámicas del pasado reciente, se presenta a nivel local con rasgos distintos a lo que se ha planteado con alcance nacional. Este tipo de datos empíricos demandarán siempre un análisis cuidadoso, así como la contrastación con nuevos estudios centrados en otros espacios geográ- ficos, que permitan explorar la extensión de los resultados alcanzados.
A eso hacíamos referencia, por caso, cuando indicábamos que la investigación de Rodríguez sobre la entidad neuquina servía como aportación para pensar de otro modo la historización del movimiento de excombatientes marcada por los vínculos entre civiles y militares protagonistas de la guerra, en tanto en ella hay presentes militares de rangos inferiores y dados de baja de las FF. AA. desde los primeros intentos de fundación de la agrupación. Esa constatación, sin embargo, de ninguna forma pretende discutir la validez de la interpretación general pro- puesta por Guber y Lorenz (que postula que hubo una división civil-militar que se dio en las entidades en los 80 para luego ir haciéndose más difusa a partir de mediados de los 90-2000), sino solo complejizar la misma, aportando otros casos de agrupaciones en los que esa separación tajante ha sido relativa desde un comienzo producto justamente de las particularidades del espacio y la sociedad en las que están asentadas (en cuanto a lo lábil de las fronteras de las esferas civiles
y militares en la Patagonia o en espacios fronterizos; y a la constitución de esta comunidad de excombatientes, conformada a partir de migrantes económicos que no se conocían previamente).
En este artículo nos propusimos reflexionar, a partir del diálogo entre nuestros trabajos de campo, sobre las potencialidades y los desafíos que conllevó el uso de la escala microanalítica y el abordaje situado en lo local en nuestras investigacio- nes. No fue nuestro objetivo, por tanto, y como ya señalamos, hacer un recorrido teórico sobre los modos en que distintas corrientes historiográficas han abordado la cuestión de las escalas para la interpretación histórica. Sin perder de vista estos planteos, en este texto procuramos pensar los alcances de esta elección a partir de nuestras prácticas concretas de pesquisa y de las decisiones epistemológicas, teóricas y metodológicas vinculadas a ellas.
La reflexión sobre nuestros respectivos trayectos de investigación hizo posible revelar el potencial heurístico y hermenéutico que poseen la escala microanalítica y la clave local. La elección de estos niveles de observación situados nos permitió, concretamente, restituir nuevas variables, categorías y dimensiones de análisis así como múltiples contextos de la acción social, reconocer novedosos actores individuales y colectivos, explorar distintas perspectivas historiográficas, comple- jizar periodizaciones e interpretaciones que, sobre el pasado reciente argentino, se han planteado con un alcance general o nacional, y revisar imágenes sociales que han priorizado determinados sujetos o que parten de agregados macrosociales y que predominan en las memorias sociales. Todo ello sin dejar de reconocer y reflexionar en cuanto a que el uso de estas claves analíticas conlleva el desafío de construir objetos de estudio que permitan contribuir a comprender problemas generales, en función de aportar con nuestras pesquisas al conocimiento de la totalidad de los procesos históricos.
Por tanto, nuestras opciones por una escala de análisis micro y por situarnos en un espacio local al construir nuestros problemas de investigación dieron lugar a lógi- cas de análisis distintas a las propias de una clave de indagación nacional-estatal, así como al relevamiento de nuevas dimensiones y dinámicas de la realidad social pretérita, que quedaban opacadas desde dicho nivel de observación macro.
La elección del espacio en que se situaron nuestras investigaciones se ligó en gran parte a nuestra situación de residencia. Ello sin embargo no determinó los problemas a investigar. Por el contrario, nuestro punto de partida lo constituyó la selección de determinados problemas generales que tenían relevancia tanto en el mundo académico como en el espacio público —las actitudes sociopolíticas
frente a los regímenes no democráticos, en un caso, y el rol de las agrupaciones de excombatientes en su reinserción social en la posguerra, en otro—. Sin embargo, los espacios en que se situaron nuestras investigaciones, Bahía Blanca y Neuquén respectivamente, no fueron un mero escenario o “telón de fondo” de nuestras pesquisas. Por el contrario, el examen de un lugar, de una localidad, fue lo que nos permitió reponer los múltiples contextos sociales y las diversas redes de inte- rrelaciones en las que se inscribían las prácticas, experiencias y representaciones de los actores sociales que seleccionamos para nuestros estudios, los cuales nos habilitaron a poder elucidar algunos de los significados de sus acciones.
Consideramos que la reflexión que desplegamos en este texto nos ha permitido poner de manifiesto algunos de los modos en que los estudios centrados en una escala de análisis micro pueden contribuir a complejizar e incluso poner en cuestión determinadas dimensiones de nuestra comprensión del pasado reciente argentino. Sin embargo, esto será así siempre que, por una parte, se avance en el desarrollo de nuevos estudios empíricos sobre diversos espacios geográficos. Y, por otra, en tanto los nuevos hallazgos y lecturas que surgen de estas pesquisas microanalíticas sean puestos en diálogo con interpretaciones construidas desde otras escalas (regional, nacional, transnacional, comparada). Todo ello en tanto el objetivo en definitiva es, tal como señala Gabriela Águila (2015: 95), “brindar explicaciones amplias, sintéticas y totalizadoras” y “construir narrativas más com- plejas y comprensivas de los fenómenos analizados”.
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