Lady Chatterton merodeando para el Imperio: una reflexión sobre la Irlanda colonial
Magali Segovia*
y Leandro Wallace**
Cuadernos del Sur - Historia 50 (2021), 92-109, E-ISSN 2362-2997
Los estudios sobre las posesiones del imperio británico se han concentrado en sus territorios de Asia y África, dejando de lado su primer experimento colonial: Irlanda. Sin embargo, en la primera mitad del siglo XIX fueron publicados dos volúmenes sobre la experiencia de Lady Chatterton en sus recorridos por el sur de la isla. En este trabajo, analizaremos de qué forma la viajera representó y describió al país y a sus habitantes, mediante el uso de herramientas retóricas. Sus diarios expusieron el proceso por el cual recabó y reprodujo información para promover una mayor actuación inglesa en la isla. Dicha actividad la transformó en una agente imperial por fuera de la administración británica, lo que nos permite catalogarla como sujeto activo del imperio. Asimismo, la obra le permitió a su autora expresar y difundir su postura e ideario públicamente, construyendo, así, un rol de género político. En consecuencia, y gracias al éxito de ventas, Lady Chatterton logró incorporar su voz al debate imperial, dentro del cual introdujo la idea de que los problemas de la isla provenían de su condición de colonia imperfecta. Al mismo tiempo, expuso un imaginario colonialista que presentó una figura racializada de las y los irlandeses.
Palabras clave
imaginario colonialista
rol de género
Irlanda
Fecha de recepción
2 de junio de 2021
Aceptado para su publicación
17 de septiembre de 2021
* Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur. Correo electrónico: magalisegovia@hotmail.com.
** Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur. Correo electrónico: wallace.leandro13@gmail.com.
Resumen
Studies on the territorial possessions of the British Empire have focused, primarily on the African and Asian continents, leaving the first colonial experiment almost untouched: Ireland. However, in the first half of the XIX Century, Lady Chatterton’s rumbles through the south of the island were published. In this essay, we will focus on the representation and descriptions of the country and its inhabitants, through her usage of rhetoric tools. Her travel diaries present the process of recollection and reproduction of information gathered during this time, which in turn, were used to promote a bigger English involvement in Ireland. These activities make her an imperial agent, working outside the British administrative system, and making her an active asset of the empire. At the same time, the books allowed the author to express and share, in a public setting, her position and ideals. Therefore, and thanks to her work success, she managed to include her voice into the current imperial debate. There, she introduced the idea that the main issue the island had, was its condition as an imperfect colony. At the same time, she exhibited a colonialist imaginary, which presented the Irish as a racialized figure.
Keywords
colonialist imaginary
gender roles
Ireland
Abstract
92-109
Do
Introducción
La ocupación inglesa de Irlanda constituyó un proceso de larga duración, que implicó diferentes etapas a través de las cuales la isla fue convirtiéndose en la primera colonia británica. Las incursiones iniciales datan de la segunda mitad del siglo XII1, incorporando, por primera vez, los intereses ingleses en la isla. La colonización, promovida por el estado inglés, se inició a fines del siglo XVII, consolidándose en el XVIII2. Desde ese momento Irlanda quedó unida al desarrollo histórico de su vecino oriental. Las características principales de este proceso fueron la introducción de la ley inglesa, que habilitó la expropiación masiva de tierra, y la implantación de población inglesa en carácter de colonos (settlers) (Kenny, 2006: 5 y siguientes). Este desarrollo significó el uso del territorio irlandés como campo de pruebas para las experiencias inglesas coloniales posteriores (Ohlmeyer, 2006: 27). De esta manera, se conformó una estructura social irlandesa jerarquizada y basada en la propiedad de la tierra, obtenida gracias a aquella conquista. En el siglo XVIII, la sociedad de la isla estaba conformada por una cúpula protestante terrateniente3, que gobernaba sobre una mayoría de campesinos arrendatarios católicos. La diferencia entre ambos grupos no residía, solamente, en la posesión de la tierra, sino que los primeros contaban con una serie de habilitaciones y derechos socio-políticos que les eran negados a la población nativa. Para el siglo XIX, la estructura de dominación inglesa estaba establecida y consolidada (Alonso, 2001; Kenny, 2006; Ohlmeyer, 2006). Finalmente, la escasa autonomía de la isla terminó con la eliminación del parlamento irlandés (Green College), la consecuente firma del Acta de Unión4 y la instauración de un gobernador y comandante, denominado Viceroy o Lord Lieutenant, para la isla (Pašeta, 2003; Jackson, 2005; 2006; Kenny, 2006).
El sistema de dominación inglés sobre sus vecinos requirió la construcción de una legitimación ideológica. Por esta razón, durante la primera mitad del siglo XIX, se conformó una estratificación racial entre las poblaciones de las islas (Butler, 2012: 73), validada por un supuesto primer proceso civilizatorio producido por la conquista romana. La principal distinción se estableció entre los ingleses y el resto de los isleños —galeses, escoceses e irlandeses—5. Por un lado, con la llegada de los sajones se iniciaba la verdadera historia inglesa (Butler, 2012: 70). El inglés moderno era considerado descendiente directo de aquellos, lo que lograba conectar a la población inglesa contemporánea con los germanos, quienes, en este imaginario, eran racialmente superiores. De esta forma, los invasores suplantaron a las poblaciones autóctonas6 conformando una sociedad más avanzada. Por el otro, el resto de los isleños, al no haber sufrido la conquista romana ni la sajona, se mantuvieron celtas. Estas poblaciones, de acuerdo con el razonamiento inglés, no habían cambiado desde la Edad de Bronce. Por lo tanto, nunca pudieron superar su nivel inferior de desarrollo social, económico y político. Esta fue la base de la diferencia racial, según la cual las poblaciones celtas presentaban un retraso inherente y eran incapaces de alcanzar algún progreso (Butler, 2012: 7 y siguientes). A medida que fue avanzando el siglo y la expansión ultramarina inglesa tuvo lugar, la caracterización de los celtas comenzó a ser matizada y dio lugar a una diferenciación interna que, dada la participación de los escoceses y los galeses en los procesos imperialistas, implicó una mejor consideración de ambas poblaciones. Si su caracterización de inferioridad inmutable se mantenía, ponía en duda la conformación de la superioridad racial inglesa (Butler, 2012: 83). Este cambio de perspectiva, sin embargo, no incluyó a los irlandeses, quienes se mantuvieron en la base de la pirámide racial. A diferencia de sus vecinos, esta visión estaba justificada tanto por su pasado celta como por su presente conflictivo. De esta manera, los celtas irlandeses permanecieron como una población retrasada, arcaica e inmutable (Butler, 2012: 69 y siguientes). Obras como la analizada aquí formaron parte de las herramientas utilizadas para cimentar y demostrar la veracidad de estas ideas en el espacio público inglés7.
En este trabajo, analizaremos la obra de Lady Chatterton Rambles in the South of Ireland. Estudiaremos las formas en que describe al país y a sus habitantes, mediante el uso de herramientas retóricas. Sus diarios exponen el proceso por el cual recabó y reprodujo información para promover una mayor actuación inglesa en la isla8. Dicha promoción la transformó en una agente imperial activa, aun cuando no pertenecía a las estructuras administrativas oficiales del imperio británico. Así mismo, la obra le permitió a su autora expresar y difundir su postura e ideario públicamente. En consecuencia, y gracias al éxito de ventas, logró incorporar su voz al debate imperial. Ello nos permite demostrar, mediante las herramientas analíticas de los estudios de género, cómo hubo mujeres que formaron parte, de manera activa, de la conformación y definición del imperio y sus súbditos. Esto último se hizo inteligible mediante el argumento de la viajera sobre la condición de colonia imperfecta de la isla. Al mismo tiempo, Lady Chatterton presentó una figura racializada de las y los irlandeses, que contribuyó a la construcción de un imaginario colonialista, concepto que alude a los medios por los que se
transforma la historia en naturaleza. Inestabilidad política y pobreza son presentadas no como fenómenos históricos, sino como fenómenos de naturaleza (…). Se afirma (entre líneas o soterradamente) que hay pueblos que solo tienen naturaleza y carecen de historia. (…) No se trata de si es verdad o mentira. Sí, en cambio, de la extrapolación de estas verdades, pues así se construye el imaginario (…) más próximos de la naturaleza que de la historia, viviendo más en el pasado y en el realismo mágico que en la razón cartesiana (Rojas Mix, 2006: 335).
La autora y su obra
Lady Chatterton nació en 1806 bajo el nombre de Henrietta Georgiana Marcia Lascelles Iremonger en la ciudad de Londres. Se casó con el segundo baronet del castillo Mahon —ubicado en el condado de Cork en Irlanda—, que fue hogar de ambos durante un tiempo. A lo largo de su vida se vinculó con círculos aristocráticos y reales, lo que le permitió compartir momentos de ocio con la futura reina Victoria. La cercanía con la corte fue influyente en su visión de la situación en las islas. Al sufrir de mala salud, pasó gran parte de su vida viajando por países cálidos, especialmente Italia. La Gran Hambruna, que diezmó Irlanda, también impactó en su economía familiar forzando su retorno a Inglaterra, donde su esposo murió. Tiempo después contrajo matrimonio nuevamente y se instaló de forma definitiva en Inglaterra, donde falleció en febrero de 1876. La obra aquí analizada fue un éxito de ventas e impulsó a la autora a seguir su carrera como escritora. Entre su amplia producción se incluyen otros relatos de viajes, poemas, cartas y obras de ficción9.
Rambles in the South of Ireland (1839), conformada por dos tomos, fue la segunda obra publicada por Lady Chatterton. El volumen I cuenta con 332 páginas y está segmentado en catorce capítulos, mientras que el II consta de 328 páginas y doce divisiones. Cada uno de ellos cuenta con un epígrafe que detalla su contenido. Además, la autora incluyó, intercalados con el relato, dibujos y bosquejos realizados por ella y su comitiva durante el recorrido por el territorio.
Intenciones escondidas en Rambles in the South
La subyugación político-económica irlandesa estuvo acompañada de una serie de producciones culturales, que proponían una construcción negativa de la población nativa. Un ejemplo de ello fue el diario de viaje de Lady Chatterton por el sur de Irlanda, obra en la que la autora introdujo la idea de que los problemas de Irlanda provenían de su condición de colonia imperfecta. Al mismo tiempo, expuso un imaginario colonialista que presentó una figura racializada de las y los irlandeses. Mediante esta producción cultural logró sortear las restricciones impuestas por la dicotomía jerarquizante10 y llevar adelante un rol político. La autora desplegó sus razones para escribir ambos volúmenes en el prólogo del primer libro:
My principal object in publishing this book, is to endeavour to remove some of the prejudices which render so many people afraid either to travel or reside in Ireland (…) proof of that a tour in some of its wildest districts may be keenly enjoyed by an English woman (Chatterton, 1839a).
En el inicio del relato, se explayó sobre estas intenciones, al describir la zona occidental de la isla como un espacio apto para el ocio. Para ello, debió transformar, al menos discursivamente, este territorio salvaje —“a wild (…) uncivilized part of the country”, (Chatterton, 1839a: 6)— en uno atractivo para el uso aristocrático inglés. Primero consideró importante cautivar a los círculos a los que pertenecía y convencerlos de que este territorio “inspires more solemn and poetical ideas than any of those through which I have travelled” (Chatterton, 1839a: 13). Este postulado indicaba la finalidad que perseguía la autora con su postura, esto es, presentar un ámbito para alejarse de las tribulaciones diarias y ayudar en la sanación: “I am sure that a tour in Ireland would do more good, both in body and mind to all those dispeptic, hypochondriac invalids” (Chatterton, 1839b: 179). De esta forma, Irlanda fue caracterizada como una isla donde se podía gozar de la naturaleza sin preocupaciones o interrupciones. La autora procuró que sus lectores concluyeran, junto con ella, que la principal motivación para la publicación había sido: “I have had in view throughout-that of shewing how much interest, amusement, and good, hitherto little noticed or explored, may be found in Ireland” (Chatterton, 1839b: 328).
Sin embargo, esta visión, que podemos calificar de inocente, escondía una intención práctica y política, explicitada en el cuerpo del texto: “That some of its misery originated in its imperfect conquest by England is most certain, that this misery was increased by the Union” (Chatterton, 1839a: 18)11. Argumentamos que este era el verdadero objetivo de la publicación: persuadir a los sectores altos de la sociedad inglesa, ligados a la toma de decisión, de la necesidad de un efectivo control colonial sobre el territorio irlandés. Además, la autora consideró responsables de dicha conquista imperfecta a los grupos anglo-irlandeses que dominaban la isla. Según ella, el problema se había iniciado al incorporarse miembros de la sociedad inglesa en la irlandesa, porque, al amoldarse a este ecosistema salvaje, perdían toda capacidad de razonar adecuadamente:
It seems as if there were something in the atmosphere of Ireland which is unfavourable to the growth of common sense (…). Every one who comes among the Irish is immediately hooked into some party; and, unless he possess a most independent mind, and a sufficiency of self-confidence to enable him to see with his own eyes, he is sure to judge of every thing according to the ideas of that party with which he happens to associate (Chatterton, 1839a: 19-20).
Podemos adelantar que el primer objetivo presentado en la obra fue introducir al lector en una argumentación política a favor de un control inglés efectivo sobre la isla. Nos detendremos en dos cuestiones de relevancia para esta afirmación. Por un lado, Lady Chatterton expuso una crítica indirecta a los sectores anglo-irlandeses, que se habían consolidado como los dominantes del territorio. Por el otro, formuló la idea de que la responsable de los males sufridos por los irlandeses era la imperfecta colonización de la isla. De esta forma, presentó su propuesta: la dominación inglesa debía profundizarse e instalarse de forma concreta y efectiva.
Al recordar a sus lectores los argumentos sobre la situación de Irlanda, la autora ingresaba en el ámbito político. Consciente de ello, y del lugar que se esperaba tuviera en la sociedad inglesa de la época, Chatterton inmediatamente minimizó el rol político desarrollado, apelando a su condición inferior femenina12: “no woman ought to be a politician, for she is sure to judge by her heart, not by the head” (Chatterton, 1839a: 18). Es importante destacar cómo Chatterton reforzó la lógica dicotómica jerarquizante, al referenciar el corazón con una figura femenina (“her heart”), mientras que la cabeza no aparece asociada a ningún individuo particular (“the head”). Así, buscó esconder detrás de una pretendida debilidad sus verdaderos propósitos. Ello se repitió cada vez que mencionó sus propias posturas: “This is very womanish in me, to run on from a grave subject to a pretty song” (Chatterton, 1839a: 34); “I, the most timid and nervous of all foolish women” (Chatterton, 1839a: 243). Estos extractos, que están distribuidos a lo largo de la obra, podemos entenderlos como elementos y artilugios de distracción. El uso de recursos de este tipo habilitó que la autora planteara problemáticas políticas y desarrollara un rol de carácter político, aparentando no salir de la posición social en la que se esperaba encontrar a las mujeres.
Estas estrategias fueron usadas para crear un imaginario colonialista, el cual concentró una serie de descripciones y construcciones que serán el foco de nuestro análisis a continuación.
Describiendo y creando el espacio natural irlandés
La herramienta utilizada en la construcción de dicho imaginario fue la naturalización de la campiña irlandesa, los hogares y, principalmente, sus habitantes. En este apartado nos enfocaremos en analizar las diferentes formas en que la autora promovió su visión de Irlanda como un espacio de naturaleza. En ambos volúmenes, Lady Chatterton tomó la precaución de reproducir las descripciones del espacio rural, seguidas por los retratos de sus habitantes, de modo que las diferencias entre uno y otro fueran indistinguibles. En este sentido, los adjetivos usados para describir el paisaje plasmaban, a su vez, a las figuras humanas: “Some cows are quietly grazing on my favorite Green lawn. A young girl, with milk-pail and stool, approaches one of them (…). How picturesque she looks” (Chatterton, 1839a: 3-4)13; “Nearer the little town were groups of women beetling linen, and fishermen drying their nets, all equally picturesque” (Chatterton, 1839b: 218)14. En estos ejemplos se destaca el uso del término pintoresco (“picturesque”) para incorporar el mundo natural y el humano bajo el mismo marco. A su vez, dicha palabra nos remite a una de las prácticas realizadas por Chatterton a lo largo del diario, la reproducción gráfica de paisajes, cuya importancia fue enfatizada por la propia autora: “but these delays were fortunately at pretty or interesting places; there was something to engage the pencil, or the mind” (Chatterton, 1839a: 33). Para reforzar esta intención, se explayó sobre los deseos, propios y de sus acompañantes, de retratar de forma fehaciente la naturaleza: “We are in ecstacies at a dark cloud, or a light cloud, or an old woman with a ragged cloak, or a young woman with a clean apron, or a smooth sea, or a rough sea” (Chatterton, 1839a: 100)15. Aquí no solo se aprecia la transición naturaleza-mujeres-naturaleza, sino que, además, la anciana y la joven cumplen con el patrón descriptivo de la autora. Las nubes y el océano fueron descriptos en estados contrarios: nube oscura o clara, mar calmo o agitado. Lo mismo ocurrió en el caso de las mujeres, presentadas en puntos opuestos del ciclo vital, oposición que aparece expresada también por las ropas que lucían: la anciana, una capa vieja y rasgada, y la joven, un delantal limpio. De esta forma, consolidó una unidad descriptiva de los objetos observados, que va de la naturaleza a los habitantes y de estos nuevamente a la naturaleza, sin plantear distinciones. En relación a este punto, Pratt explica: “For the most part, the human world is naturalized, functioning as a backdrop for the naturalist’s quest” (2008: 51)16. Dicha situación no se limitó a las personas, sino que los espacios, modificados por la acción humana, fueron identificados con el mismo patrón. Al tratarse de transformaciones realizadas por la población local, no podían ser consideradas como modificaciones sobre la naturaleza, sino como parte de la misma:
The hilly country we had crossed, with the wild prospect before us of rocks and sandy mounds, and the groups of low cottages sheltered between them, formed a peculiarly characteristic Irish scene (…). There was, on the whole a strange harmony of natural grandeur with human poverty and wretchedness (Chatterton, 1839a: 152)17.
Nuevamente, los elementos irlandeses se presentan entremezclados con el paisaje al punto de ser indistinguibles uno del otro. La autora intentaba así que el lector interpretara la imagen reproducida como parte de un mismo entorno natural.
Para reforzar esto último, la viajera resaltó la bondad y felicidad inmanente a las y los individuos: “they are generally happy; therefore why wish to alter their state?” (Chatterton, 1839a: 11); “The countryman, who, like most irish peasants, was both good natured and quick of apprehension” (Chatterton, 1839a: 231)18; “Good humour and good nature seem to me the great characteristics of Irish women of all ranks; I never saw people whom it is more difficult to put out of temper” (Chatterton, 1839b: 212). Estas escenas se relacionan con la construcción de las y los irlandeses como sujetos sin historicidad, idea que consolida su naturalización. Así, se transforman en figuras idealizadas: “those of the 19th century were seen as mystical and other-worldly and a contrast with the more pragmatic and militaristic Germanic-speaking peoples such as the English” (Collis, 2012: 71).
Sumado a ello, los individuos retratados por la autora se encuentran en etapas opuestas de la vida: eran jóvenes o ancianos. El primero era una “youthful creature, aparently not seventeen, is married” (Chatterton, 1839a: 4); “He was young and handsome, but his cheeks were pale, and there was an expression of sorrow and deep feeling in his large dark eyes” (Chatterton, 1839a: 90). Los segundos, que transcurrieron sus vidas en estas latitudes, presentaban una falta de conocimientos relevantes: “The old man has certainly not often seen people in a higher rank of life than his own” (Chatterton, 1839a: 6). Podríamos argumentar que esta formulación responde al carácter naturalista mencionado en el párrafo anterior. Por esa razón, se centró en una descripción detallada de los aspectos físicos y en una supuesta falta de experiencia de vida. En última instancia, estos retratos no fueron más que imágenes que se le presentaron, similares a la de un árbol o un río local.
La descripción de las viviendas fue otra herramienta utilizada para lograr la igualación con la naturaleza. La figura de la edificación precaria, que no se distinguía de los elementos circundantes, fue recurrente: “that such people should be content to dwell in smoky hovels” (Chatterton, 1839a: 11). En otro momento del relato, Lady Chatterton desarrolló con mayor énfasis las características “no civilizadas” de estas residencias:
The door-way, or rather entrance, for it possessed no door, was (…) very small (…) windows there were none (...) a mass of wretchedness amid the perfection of beauty (…). No bed, not even a heap of fern or straw, was to be seen (…) did not repine at their hard fate, or fear the misery which in the cold winter nights they must experience in that dwelling (Chatterton, 1839a: 103 y siguientes).
De esta forma, podemos plantear que la caracterización comprende una doble presentación. Por un lado, la condición natural que el lector podía asociar a un hábitat casi animal: sucio y oscuro. Por el otro, realizó una cualificación clasista, al resaltar la falta de una correcta aclimatación —requisito propio de un hogar digno—. Ambas formulaciones fueron realizadas de forma tal que el lector tuviera presentes las características de las viviendas inglesas, para poder comprarlas con las viviendas irlandesas descriptas. Para reforzar este punto, la autora se encargó de crear una descripción de las primeras: “The solid country houses, straight streets, small windows, avenues and hedge-rows, rounded hills and peaceful vallies, respectively impart but one and the same impression — every thing looks more useful and sensible than beautiful; as if nature had conspired” (Chatterton, 1839a: 16)19. Aquí podemos observar la concesión aparente que realizó la autora: pretendió criticar la situación inglesa, pero las características de esta última fueron desarrolladas en tono positivo. En ese sentido, el escenario inglés, a diferencia del paisaje irlandés, fue expuesto como un espacio planificado, útil y práctico20 (“useful and sensible”).
A pesar de esta distinción, los campesinos irlandeses, salvajes en apariencia, exhibían un carácter honorable: “we met some of the wildest looking people I ever beheld — wild, I mean in appearence, not manners (…) the civil respectful way in which they all bowed to us” (Chatterton, 1839a: 64)21. Queremos destacar la visión clasista marcada en la experiencia de Chatterton, quien reparó en la civilidad manifestada por el reconocimiento de su mayor rango social. Al mismo tiempo, puso de manifiesto la bondad irlandesa, al expresar que ellos anteponían las necesidades del prójimo a las propias: “which the poor rector had provided for his suit, but he gave his parishioner the money and returned home in the evening with his shabby coat” (Chatterton, 1839a: 88); “a wooden dish of potatoes (…) dividing a potatoe, he gave her half” (Chatterton, 1839a: 134). Con estas representaciones logró demostrar la unidad entre la población rural y el ámbito natural en el que vivían.
Estas características inherentes a la población local significaron un contraste para la propia autora y sus pares. Ejemplo de ello fue la visita a una pobre pareja en su habitación precaria. Al ver su felicidad, a pesar de dicha circunstancia, la autora reflexionó sobre cómo se enfrentaba a sus propios problemas. “What a lesson was this for me! I who am so apt to be depressed on first arriving at a new place (…) try and thing of this poor woman” (Chatterton, 1839a: 105); “what a lesson of patience and love we ought to learn from the cheerful, enduring and affectionate Irish poor?” (Chatterton, 1839a: 135). Una vez más, reveló su visión clasista frente a la desgracia y pobreza extrema observada por los ingleses en su recorrido: “the bare feet of the Irish poor, is more interesting in my sight than the most splendid garden of a royal palace” (Chatterton, 1839b: 88)22. Si recordamos que Chatterton era asidua de la corte real, podemos entender que los pies desnudos de un irlandés fueron llamativos frente a lo que era común y conocido para ella y su grupo. Estas afirmaciones fueron profundizadas para incorporar a toda su clase socio-política:
A miserable-looking, tattered Irish boy, munching a potatoe, for instance, appears a dull reality to another ragged boy in the same predicament; but to a looker on in a higher rank in life, he is a picturesque and interesting object (…). Thus the ragged boy excites our imagination, and consequently our poetic feelings, more highly than a pretty girl, in our own rank in life, would do, who was well dressed, and sitting in magnificent rooms in the midst of refinement (Chatterton, 1839b: 121)23.
Mediante los ejemplos analizados hasta el momento, comprendemos cómo la población que rodeó a la comitiva inglesa a lo largo del viaje, solo fue considerada parte del paisaje. Ella no refirió a personas en cuanto sujetos, sino que los irlandeses fueron transformados en objetos que, descubiertos y descriptos por la autora, le permitieron recabar información y recibir entretenimiento.
Completando la deshumanización
Tal como lo hemos revisado al comienzo de este trabajo, la autora demostró conocimiento de los debates sobre el origen de las poblaciones de la isla. Además, se nutrió de los mismos para construir el carácter racial de las y los irlandeses. Debemos subrayar que la posición de Chatterton representa la visión británica del orientalismo24: “There is in the Irish people (…) which they must certainly derive from ancestors of a Southern or Eastern clime” (Chatterton, 1839a: 17)25. La viajera legitimó su argumento sobre la ascendencia oriental por medio de un interlocutor local: “probably derived from our ancestors, the Egyptians, who received many ideas of religion from Moses and the Israelites” (Chatterton, 1839b: 168)26. Esta afirmación reveló su conocimiento de las últimas teorías sobre la ascendencia de la población irlandesa (Lennon, 2003: 130). Sin embargo, la autora enmarcó estas ideas desde la perspectiva orientalista británica27 que otorgaba una valoración negativa y racial a dicha ascendencia (Said, 2008). Esta influencia ancestral se encontraba también presente en la conformación de las relaciones familiares de la sociedad irlandesa. “Among the Irish peasantry, the women have a sort of natural reverence for the males, and especially for the first-born of their family, which they probably derive from their eastern origin” (Chatterton, 1839b: 55)28. Es interesante observar cómo la autora criticó esta actitud de subordinación de las campesinas irlandesas frente a los hombres de la familia. Sin embargo, ella planteó sus críticas económicas y políticas bajo el resguardo del lugar esperado para su género29. En estrecha relación con estas asociaciones, encontramos las descripciones que realizó sobre la evidencia material de las poblaciones antiguas de la isla. Esas representaciones presentaron una caracterización similar a la propuesta sobre la población actual30: “Another stone (…) is inscribed with unknown characters, which (…) conjectures to be Phenician, Egyptian, Pelasgic, and Ogham, and which are obviously not of the same description as the knotch-like marks, commonly called Ogham” (Chatterton, 1839a: 166)31.
Como se puede observar en lo revisado hasta el momento, la participación irlandesa en el libro fue siempre intermediada por Chatterton. A lo largo de ambos volúmenes se reproduce una amplia variedad de historias de vida y leyendas, gran parte de las cuales fueron relatadas a la autora por sus interlocutores. A la distancia clasista y/o nacional establecida por la escritura, también debemos agregar la discursiva (gaélico-irlandés-inglés). Por ello, nos referimos a las diferencias que marcó entre la locución en gaélico (nunca reproducidas), en irlandés y en inglés. Uno de los principales recursos utilizados por la autora para demarcar la diferencia entre ella y sus objetos de observación fue la representación del habla de estos últimos. De forma tal que a la audiencia inglesa le fue fácil identificar cuándo hablaba la autora y cuándo lo hacían sus “personajes”, pues el inglés gramaticalmente adecuado marcaba la voz de Chatertton, mientras que el uso de contracciones y abreviaciones o palabras reproducidas fonéticamente implicaba el habla de la población local. “A poor scholar, yer honour, wi’dout de father or mother” (Chatterton, 1839a: 23); “come back agin! (…). I thought he’d niver vinture” (1839b: 50-51); “Ah thin ‘twould be a queer thing (…) to refuse a craythur” (132). La autora plasmó las formas del lenguaje de la población local del modo en que ella creía entenderlas. Por lo tanto, se nos presentan aclaraciones como las siguientes: “yet ‘tis truth Im telling ye; only ‘tis a long time ago (…) I, unwilling to check the poor man’s loquacity” (Chatterton, 1839a: 51)32; “(I cannot answer for writing the word correctly, but thus it sounded on my ear)” (Chatterton, 1839a: 127-128). En otras ocasiones, resaltó las diferencias entre ambas formas de expresarse, incluyendo la “versión” irlandesa en los momentos en que ella hablaba: “who would believe I was a ‘raal lady?’” (65); “we proceeded up the ‘ould road’” (102). La publicación de la obra coincide con el momento inicial del proceso de implantación de una visión del mundo desde la perspectiva de la clase alta inglesa. Esta clase, particularmente a partir del siglo XIX, establecería lo que entendía por un inglés “decente”, frente a la variedad de “acentos” o deformaciones lingüísticas. De modo que se hacía factible identificar, por el habla o la escritura, los orígenes nacionales y clasistas de los individuos (Moore, 2007). Un claro ejemplo de este tipo de jerarquización lingüística es una de las historias reproducidas por Chatterton, la cual sufrió una doble transformación antes de ser editada en la obra. En las propias palabras de la autora:
One of these was related in Irish to my companion (…) I do not understand the language (…) I requested her to tell me all about it. She not only did so, but has kindly written the story for me, I will give it in her own words (Chatterton, 1839b: 45).
De esta forma, el relato pudo haber sido modificado y sus personajes reformulados para construir un retrato de los campesinos de acuerdo a las características que la autora deseaba atribuirles. Así, los campesinos fueron retratados como individuos con espíritus nobles y satisfechos con su destino. La continua presencia inglesa en la isla se manifestó mediante las leyendas de antiguos y casi míticos líderes irlandeses y su lucha contra los invasores. Ello da cuenta de que cualquier oposición a estos últimos era parte de un pasado lejano y de que nada de ello había sobrevivido en un presente anglo-irlandés de indiferencia (Chatterton, 1839b: 70, 118). De acuerdo con esta idea, Rojas Mix explica: “Hay pueblos que tienen pasado y sin embargo se les considera sin historia. Lo fundamental en este proceso es el escamoteo del presente. El pueblo se muestra solo en su pasado porque el presente es inquietante” (2006: 336). Así, Chatterton estableció la distancia con un pueblo (el irlandés), con su lengua inteligible y en un presente estático, que solo podía cambiar gracias a los ciclos de la naturaleza.
Conclusiones
En este trabajo nos hemos focalizado en el análisis de la construcción del imaginario colonialista que Lady Chatterton creó en su obra Rambles in the South of Ireland. Este fue construido mediante una serie de depreciaciones de los personajes que encontraba en su recorrido. La asimilación de la población a su entorno, de forma tal que la primera no se separaba del segundo, fue la principal herramienta utilizada. Chatterton, en los momentos en que se refirió a individuos, los caracterizó como elementos que formaban parte de la naturaleza de la isla y que presentaban siempre un carácter dócil y bienintencionado, ya que carecían de una conciencia sobre su situación socio-económica. Al mismo tiempo, según la construcción de la autora, eran los ciclos naturales los que reglaban las vidas de estas personas. Una vez conformada esta visión de la población, la autora debió desarmar cualquier otro factor que pudiera ser considerado como una actividad humana. Por ello, la transformación del ambiente y la capacidad de habla no fueron retratados como tales. Particularmente, cuando se trató de la lengua de la isla, el gaélico, la autora lo asemejó a los ruidos producidos por animales (Chatterton, 1839b: 7). Como desarrollamos anteriormente, en las ocasiones en que estos individuos intentaban hablar el inglés, una lengua “civilizada”, cometían errores y pronunciaban de forma deficiente. En este relato escrito resultó sencillo, para la autora, hacer visible la distancia entre el inglés propio y uno deformado, gracias a la transcripción de las contracciones y a su reproducción fonética. El último elemento que Chatterton debió desarmar para poder cimentar su postura fue el desarrollo histórico de la isla. Al final del último apartado, hemos tratado esta problemática. Fue importante que en la obra las referencias al pasado estuvieran relacionadas míticamente con un presente ahistórico. De esta forma, las luchas irlandesas del pasado cercano y del presente quedaron escondidas y negadas. Una vez zanjado este último obstáculo, la autora logró conformar un imaginario colonialista como el desarrollado por Rojas Mix (2006: 334 y siguientes).
Chatterton buscó impulsar, a través de dicho imaginario, una mayor participación inglesa en la isla. Como hemos explicado anteriormente, esta intención estuvo resguardada detrás de una serie de estrategias retóricas, centradas en evitar que su opinión fuera desestimada por ser expresada por una mujer. En la construcción de la dicotomía jerarquizante de la época, cualquier acción en el ámbito público estaba vedada para las mujeres. Especialmente, si se trataba de inmiscuirse en cuestiones de política y relaciones internacionales. El conocimiento de esta regla y el desarrollo de formas para evitarla, nos permite plantear que estamos frente a una estrategia consciente de la autora para que su opinión fuera tomada como válida, especialmente, si tenemos en cuenta que el plan que formuló fue uno basado en la movilización de población y de dinero hacia la isla. La obra, además, funcionó como vehículo para modificar la opinión pública a favor de sus tácticas. Así, Chatterton actuó como una agente imperial no oficial. Por esta razón, fue útil para la consecución de estas intenciones que la obra tomara forma de diario de viaje y/o guía turística.
Podemos concluir que Rambles in the South of Ireland fue la herramienta para influenciar la opinión pública, a fin de que esta apoyara una mayor intervención imperial en Irlanda, que implicaría modificar su estatuto de colonia informal a una oficial, con una estructura administrativa y militar dependiente de Londres. Todo ello, siempre teniendo en consideración su situación femenina en un espacio público monopolizado por los varones. Nos encontramos frente a una mujer que supo flanquear las restricciones para participar en el campo de la política y buscó intervenir en la construcción de una opinión pública. A partir de la creación de un imaginario colonialista sobre las y los irlandeses, Chatterton impulsó su postura sobre el camino a seguir en la dominación de la isla esmeralda.
Bibliografía
Fuentes
Lady Chatterton (1839a), Rambles in the South of Ireland vol. I, Londres, Saunders y Otley.
----- (1839b), Rambles in the South of Ireland vol. II, Londres, Saunders y Otley.
Bibliografía referida
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1 Los primeros extranjeros en territorio irlandés fueron los normandos que se incorporaron, gradualmente, a la sociedad gaélica y pasaron a considerarse “Old English” (Ohlmeyer, 2006).
2 El último líder gaélico, O’Neill, fue derrotado en el año ١٦٠٣ y con él se completó la eliminación del poder irlandés (Alonso, ٢٠٠١: ٧١).
3 Si bien gran parte de estas familias desarrollaron, a lo largo de generaciones, sus vidas en territorio irlandés, eran consideradas, y se consideraban a sí mismas, como inglesas. Su condición originaria de vencedores sobre la Irlanda gaélica los había posicionado como el sector privilegiado de la isla. Estas familias eran reconocidas por su culto protestante (protestant ascendency), la posesión de las tierras y sus convenciones sociales (Pašeta, 2003: 1 y siguientes; Ohlmeyer, 2006: 26-27).
4 La eliminación del parlamento irlandés fue consecuencia de los últimos levantamientos de los United Irishmen (1798). Ello implicó, en la subsecuente Acta de Unión de 1800, el traslado de los parlamentarios irlandeses, todos de afiliación protestante, a Westminster.
5 Esta construcción estaba basada en una elaboración ficticia de la historia de las islas, de forma tal que fue apropiándose de elementos y hechos que permitieron la justificación de su fin, sin por ello tener en cuenta el desarrollo histórico real de los diferentes procesos sociales. Un ejemplo claro de esto fue la consideración de los galeses como inherentemente inferiores, a pesar de que estos últimos estuvieron bajo el yugo romano al igual que el territorio actualmente conocido como Inglaterra. Este “error” fue soslayado con la incorporación de los sajones como el elemento que permitió a los ingleses diferenciarse de sus vecinos.
6 A la llegada de los sajones, la población existente en la isla estaba conformada por una variedad de culturas herederas de la ocupación romana y las poblaciones que se encontraban antes de la llegada de los romanos. Todo ello fue eliminado por este relato ficticio, cuyo objetivo era demostrar que los sajones habían reemplazado a las sociedades celtas para crear una comunidad racialmente superior.
7 Es importante resaltar que la denominación celta, tras su caída en desuso con el fin de la antigüedad, fue retomada durante el Renacimiento al ser recuperada de las fuentes antiguas. El impulso final para su uso y conocimiento fue la profesionalización de la lingüística y el nacimiento del romanticismo. Fue en el siglo XIX, como hemos señalado, cuando adquirió esta caracterización racial, y alcanzó su momento cúlmine a finales de siglo (Collis, 2017: 65-66).
8 Si bien Irlanda se encuentra asociada a la llamada Europa occidental, afirmamos la existencia de relaciones de poder entre países pertenecientes a este espacio geopolítico: “Readers of European travel books about Europe have pointed out that many of the conventions and writing strategies I associate here with imperial expansionism occur in travel writing about Europe as well (…) when it is so, related dynamics of power and appropriation are likely to be there as well” (Pratt, 2008: 12).
9 La biografía de la autora se encuentra en la página del National Trust, [disponible en www.nationaltrust.org.uk/baddesley-clinton/features/lady-georgiana-chatterton, visitado el 15 de abril de 2021].
10 Entendemos que ello involucra la división naturalizada excluyente entre hombre/mujer, que a su vez implica una valorización positiva/negativa que establece una jerarquía entre los géneros. La lógica construida sobre esta base crea una división en donde lo público es el ámbito exclusivo de los varones, mientras que las mujeres quedan recluidas al ámbito privado (Bach, ٢٠١٥: ٣٧-٣٨).
11 La itálica es nuestra.
12 Esta justificación llevada adelante por Chatterton se corresponde con una serie de estrategias utilizadas por las mujeres en este periodo, cada vez que traspasaban los límites de su supuesta esfera de injerencia. De acuerdo con Morgan, “Moreover, it is widely acknowledged that women were able to adapt the language of domesticity to justify activities that were anything but private in nature” (2007: 3).
13 La itálica es nuestra.
14 La itálica es nuestra.
15 La itálica es nuestra.
16 Es importante mencionar que el empleo de dibujos y/o representaciones realizadas por los autores fue un elemento fundamental de los cuadernos o diarios de naturalistas. Especialmente en aquellos que fueron producto de los viajes de “descubrimiento” del siglo XVIII. Cfr. Pratt (2008: 15 y siguientes).
17 La itálica es nuestra.
18 La itálica es nuestra.
19 La itálica es nuestra.
20 Sobre la autopercepción inglesa de su espacio urbano, cfr. Darby (1999).
21 La itálica es nuestra.
22 La itálica es nuestra.
23 La itálica es nuestra.
24 Esta salvedad es necesaria para no confundir la apreciación negativa de los alcances de la ascendencia oriental con la versión positiva que encontramos en torno al orientalismo irlandés. Esta perspectiva implicó una unión entre los recientemente iniciados estudios celtas y la visión de los comienzos de la civilización en el llamado Medio Oriente. De esta forma, se lograba conectar la ascendencia irlandesa con la cuna de la civilización y, por lo tanto, implicaba al presente irlandés con características positivas (Lennon, 2003). Gran parte de los propulsores de esta postura fueron intelectuales irlandeses a los que se sumaron algunas voces inglesas, como fue el caso del anticuario Charles Vallancey (Roling, 2018).
25 La itálica es nuestra.
26 La itálica es nuestra.
27 Si bien Irlanda no pertenece al espacio geográfico considerado oriental, adherimos a la concepción presentada por Said sobre el carácter del orientalismo: “surgió un mundo oriental, primero de acuerdo a las ideas generales sobre quién o qué era un oriental, y después, de acuerdo a una lógica detalladas y gobernada no solo por una realidad empírica, sino también por una serie de deseos, represiones, inversiones y proyecciones” (Said, 2008: 28). La itálica es nuestra.
28 La itálica es nuestra.
29 Cfr. “Intenciones ocultas en Rambles in the South” en este trabajo.
30 Para una distinción clara sobre estos temas en la historiografía actual, cfr. Collis (2017) y Griffen (2001).
31 Debemos resaltar que la autora realiza una aclaración en nota al pie sobre la similitud entre estas inscripciones y otras presentadas en una exhibición en Londres con la simple descripción de ser irlandesas. Es importante tener en cuenta que la definición de las mismas como Ogham estaría en la línea más acertada al respecto. Sin embargo, estas explicaciones no hacen al foco del presente trabajo.
32 La itálica es nuestra.