“El pueblo aclamó al héroe de Malvinas”.

Crónica y la cobertura del vuelo de Miguel Fitz Gerald (1964)

Sebastián Ciccone*

Cuadernos del Sur - Historia 50 (2021), 247-276, E-ISSN 2362-2997

En 1964, mientras el Subcomité III de la Organización de las Naciones Unidas se encontraba trabajando sobre la disputa británico-argentina por Malvinas, el piloto Miguel Fitz Gerald voló a las islas para visibilizar el reclamo soberano argentino. Con el objetivo de evitar sanciones, el piloto buscó el apoyo de los medios de comunicación, motivo por el cual estableció un acuerdo con Héctor R. García, dueño de Crónica, gracias al cual este diario de carácter sensacionalista se garantizó la cobertura exclusiva del hecho. En el presente artículo analizamos, considerando aspectos cuantitativos y cualitativos, el abordaje periodístico que Crónica realizó de este acontecimiento y de sus consecuencias, con especial atención en las diferentes estrategias que desarrolló a lo largo de la cobertura. La hipótesis de la cual partimos afirma que, en cuanto actor político, Crónica realizó un tratamiento informativo orientado a cumplir con el acuerdo García-Fitz Gerald y tendiente a lograr el apoyo de la opinión pública.

Palabras clave

diario Crónica

Miguel Fitz Gerald

islas Malvinas

Fecha de recepción

10 de marzo de 2021

Aceptado para su publicación

27 de abril de 2021

* Centro de Estudios del Siglo XX – Universidad Nacional del Sur - CONICET. Correo electrónico: csciccone@gmail.com

Resumen

In 1964, while the Subcommittee III of the United Nations was working on the British-Argentine dispute over the Malvinas Islands, pilot Miguel Fitz Gerald flew to those islands to make the Argentine sovereign claim visible. In order to avoid sanctions, the pilot tried to get the support of the media, so he established an agreement with Héctor R. García, owner of Crónica, and then this “yellow” newspaper guaranteed itself the exclusive coverage of the event. In this article, we’ll consider quantitative and qualitative aspects in order to analyze Crónica’s journalistic approach to this event and its consequences, focusing on the different strategies developed throughout the coverage. Our hypothesis is that, as a political actor, Crónica carried out an informative treatment to fulfill the agreement García-Fitz Gerald, aimed at obtaining the public opinion’s support.

Keywords

Crónica newspaper

Miguel Fitz Gerald

Malvinas islands

Abstract

247-276

Ar

Introducción

La década del sesenta, constituyó, sin dudas, un momento de la historia por demás complejo para el mundo. La Guerra Fría y los enfrentamientos indirectos entre Estados Unidos y la Unión Soviética, el surgimiento del Movimiento de los Países no Alineados como alternativa a los dos grandes bloques regidos por estas potencias, la presencia de la Cuba revolucionaria en el continente americano, el avance de los movimientos de descolonización y el inicio de lo que podríamos denominar el desmembramiento de las potencias imperialistas europeas; todos estos procesos históricos plantearon un escenario signado por la radicalización de las ideologías, el empoderamiento y la visibilización de actores sociales y políticos antes excluidos (Hobsbawm, 1998).

Tras el golpe de estado a Juan D. Perón en 1955, en Argentina se inició un proceso de instauración de una democracia liberal que excluía a este líder político —y junto a él a los distintos actores políticos vinculados al peronismo— de los mecanismos políticos e institucionales (Altamirano, 2011; Galván, 2013). Ante el fracaso que significó la implementación de este sistema político, la participación comenzó a plasmarse fuera de los canales tradicionales y la acción directa se constituyó como vía de expresión política (Guber, 2007: 249). Esto ocurrió en un clima marcado por la exacerbación de la violencia, la radicalización de las ideologías —muchas de ellas en pugna por salir de la exclusión— y la demarcación de las distintas vertientes nacionalistas de tendencia antiimperialista de izquierda y de derecha, como también por la vertiente internacionalista1. En este contexto tan particular, la disputa entre Argentina y Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur se consolidó como un símbolo identitario que reflejó la disputa de intereses encontrados de distintos sectores que protagonizaron el acontecer político de la época (Guber, 2001)2.

Como parte de los avances en materia de descolonización, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) encabezó un proceso que buscaba poner fin al colonialismo persistente en el mundo, tomando como base la Resolución 1514 (XV). En base a lo establecido allí, en ١٩٦١ se creó el Comité Especial Encargado de Examinar la Situación con Respecto a la Aplicación de la Declaración de la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales. La disputa británico-argentina fue considerada por este órgano e incorporada dentro de uno de sus grupos de trabajo —el Subcomité III—, lo que favoreció al país sudamericano al brindarle “la oportunidad de tratar la cuestión de las Malvinas en este ámbito multilateral” (Lanús, 2000: 459), tras décadas de tratativas bilaterales que no habían llegado a buen puerto.

Tres años después, en septiembre de 1964, el Subcomité III comenzó a trabajar en la ciudad de Nueva York. Para ocupar ese espacio multilateral de deliberación, el entonces presidente argentino Arturo Illia —en el marco de una política exterior que priorizó las problemáticas territoriales y la consolidación de los canales multilaterales (Simonoff, 2007: 167)— designó al embajador José María Ruda. En dichos encuentros, Ruda brindó una explicación detallada de la historia de Malvinas y de los argumentos argentinos frente a la disputa soberana con el objetivo de que el Principio de Integridad territorial expresado en la Resolución 1514 fuera aplicado a este caso (Lanús, 2000; Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2014).

Mientras el Subcomité sesionaba, en la Argentina se llevaron a cabo dos acciones impulsadas por actores no gubernamentales. La primera fue la emisión de un mensaje radial destinado a los habitantes de Puerto Stanley, que anunciaba el desembarco de las tropas argentinas en el archipiélago. Según se advertía en el mensaje de radio El Mundo de la ciudad de Buenos Aires, el supuesto movimiento de tropas se produciría sin violencia, por lo que se sugería a los isleños que “no se asusten”3. La segunda se trató del vuelo del argentino Miguel Fitz Gerald4 a Malvinas con el objetivo de reclamar por su soberanía. Este piloto civil voló hacia Puerto Stanley buscando coincidir con el primer día de trabajo del Subcomité —y, también, con la fecha de su cumpleaños— (Rodríguez de Fitz Gerald, 2012: 97). Tras más de tres horas a bordo de un monomotor Cessna, aterrizó en suelo malvinense, enarboló una bandera argentina y entregó a un isleño una proclama de su autoría que anticipaba que su accionar constituía la “reconquista” de un territorio usurpado por un “acto de piratería” británico (Rodríguez de Fitz Gerald, 2012: 101).

Como era de esperar, el gobierno británico expresó su descontento por intermedio de su cuerpo diplomático en Argentina y, en el ámbito del Subcomité, su representante cuestionó ambas acciones y exigió a los representantes argentinos que aclararan la situación y tomaran cartas en el asunto (Lanús, 2000). En el plano nacional, el mensaje radial no tuvo grandes repercusiones; no así el vuelo, que fue visto con gran simpatía por la opinión pública (Biangardi Delgado, 2012). Este acontecimiento repercutió de inmediato en espacios gubernamentales y no gubernamentales, convirtiéndose en tema de discusión entre dos posturas bien delimitadas: un sector planteó posibles sanciones mientras el otro apoyó al piloto. En el primero, se posicionaron las autoridades de la Dirección Aeronáutica Argentina, argumentando la violación de normas vinculadas al protocolo de vuelo (principalmente, el hecho de haber cambiado el rumbo sin notificarlo); en el segundo, se destacaron senadores y diputados nacionales, agrupaciones civiles y una multitud que, tras el retorno del piloto a Buenos Aires, ocupó el espacio público realizando una caravana por diferentes puntos de la ciudad para manifestar su apoyo, bajo el entendimiento de que el piloto había llevado adelante un reclamo soberano, totalmente legitimado por ser las Islas Malvinas un caso de colonialismo ejercido por el Reino Unido.

Si bien el vuelo pasó a la historia como una hazaña individual, se concretó y se visibilizó gracias a la intervención de distintos actores entre los que podemos mencionar el empresario de Cessna Aircraft Company, Siro Comi, el piloto Horacio Franco, los técnicos del aeródromo de Monte Grande (Buenos Aires), José y Roberto Quintana, el comandante de Austral Ignacio Fernández y el diario Crónica. Valiéndose de una experiencia fallida llevada a cabo en la década de 1950 con un plan de similares características, por la que los pilotos Aldo Comi y César Álvarez habían sido sancionados5, Fitz Gerald entendió que la única manera de evitar consecuencias semejantes era obtener el apoyo de la sociedad6, para lo cual la prensa podría cumplir un importante papel. Así, por intermedio de un periodista amigo, recurrió a La Razón, pero, ante la negativa de este medio, acudió a Crónica, diario sensacionalista que para 1964 se encontraba iniciando su historia en las calles porteñas y que, desde sus primeros pasos, había mostrado interés por el tema Malvinas.

Como consecuencia, Héctor Ricardo García, propietario de este incipiente medio, estableció un acuerdo con el piloto a través del cual se garantizó la exclusividad al medio gráfico a cambio de la visibilización del acontecimiento. Gracias a este acuerdo, Crónica se convirtió en el único diario que lanzó la primicia de lo ocurrido y brindó una cobertura que contó con amplio material fotográfico exclusivo y testimonios del protagonista, todos ellos recabados por los periodistas enviados por el medio para cubrir su partida. A esto último debemos sumar que el edificio de esta empresa fue uno de los puntos en que se detuvo la caravana que se reunió a vitorear al piloto tras su retorno. Favorecido por el acuerdo, Fitz Gerald ingresó a las oficinas del diario y fue entrevistado y fotografiado con personal del medio.

Planteado este escenario, y a modo de hipótesis, afirmamos que, en cuanto actor político, Crónica realizó un tratamiento informativo orientado a cumplir con la parte del acuerdo García-Fitz Gerald, cuyo objetivo era lograr el apoyo de la opinión pública. Frente a ello, en el presente artículo nos proponemos analizar el abordaje periodístico que Crónica realizó de este acontecimiento y de sus consecuencias, centrando la atención en las diferentes estrategias que desarrolló a lo largo de la cobertura.

El punto de partida de este trabajo es la consideración de los medios de comunicación como actores políticos capaces de afectar el proceso de toma de decisiones en el sistema político (Borrat, 1989: 67), como de construir representaciones sociales sobre temas que conforman la agenda pública (Raiter, 2002). A partir de estas representaciones, las cuales deben ser compartidas por la sociedad en que está inmersa, la prensa busca establecer lazos socio-políticos y robustecer consensos y conflictos, influyendo así en las formas de percibir y transformando las identidades culturales (Vommaro, 2008). Es que, en cuanto instrumento de expresión de ideas, la prensa escrita proporciona a la sociedad, a través del lenguaje, un modelo del mundo (Kircher, 2005) a través del cual poner en tensión o legitimar determinadas prácticas políticas.

Teniendo en cuenta que Crónica es un medio gráfico caracterizado por una impronta sensacionalista, el empleo de lenguaje popular (cargado de metáforas, juegos de palabras, onomatopeyas y refranes) y la importancia otorgada a las primeras planas, compuestas por imágenes y titulares de gran tamaño que buscan generar impacto en los lectores, abordaremos nuestro objeto de estudio a partir de aspectos cuantitativos y cualitativos. Así, por un lado, consideraremos el número de notas, titulares, fotografías y otros recursos relacionados al hecho y sus consecuencias, contemplando su distribución a lo largo de los días. Y, por otro, atenderemos a los significados construidos a partir de códigos lingüísticos como las metáforas y expresiones metafóricas (Lakoff y Johnson, 1998) —un recurso muy presente en el discurso de Crónica (Ciccone, 2017a)— y códigos no lingüísticos, es decir, aquellos componentes como el tamaño de los titulares y las fotografías, el uso de mayúsculas o negrita, u otros elementos que expresan significados subyacentes y jerarquías semánticas y son instrumento para la formación de modelos por parte del lector (van Dijk, 1997).

El corpus documental sobre el cual realizaremos el análisis está conformado por los ejemplares publicados por Crónica a partir de la realización del vuelo, el 8 de septiembre, durante un rango de treinta días, a través de sus tres ediciones en circulación (matutina, quinta y sexta). La extensión del corpus se basa en la intención de abarcar no solo el hecho en sí, sino también sus consecuencias inmediatas.

El abordaje historiográfico sobre el vuelo de Miguel Fitz Gerald se limita a una descripción general del hecho en el marco de lo que, a grandes rasgos, podríamos denominar como el estudio de las relaciones diplomáticas británico-argentinas en espacios bilaterales y multilaterales (Escudé y Cisneros, 2000). Otros estudios proponen la reconstrucción histórica de los principales hechos vinculados a las islas y la disputa soberana (Muñoz, 1973; Solari Yrigoyen, 1998; Lorenz, 2014). Existen también investigaciones que problematizan el tema Malvinas en términos culturales, políticos e identitarios (Guber, 2001; Palermo, 2007), y reconocen el vuelo de Fitz Gerald como una antesala del Operativo Cóndor7, acontecimiento en el que Héctor R. García también estuvo vinculado. A estos aportes debemos sumar las publicaciones escritas por actores vinculados al hecho que aquí analizamos, entre las que podemos mencionar el libro testimonial del periodista Juan Carlos Nava (1974), las autobiografías de García (1997; 2012) y el libro que la familia de Fitz Gerald editó sobre la vida de del piloto (Rodríguez de Fitz Gerald, 2012).

Por su parte, las investigaciones específicas sobre la prensa y el vuelo de 1964 son escasas y todas se enfocan en el diario Crónica. Entre ellas, mencionamos tres aportes de nuestra autoría (Ciccone, 2017b; 2017c; 2020), dos ponencias presentadas en reuniones académicas en las que analizamos, valiéndonos del Análisis Crítico del Discurso, la construcción de argumentos que legitimaron el hecho dentro de la cobertura del diario (Ciccone, 2017b) y las representaciones sociales en torno a argentinos y británicos a partir de la dicotomía Nosotros/Otros (Ciccone, 2017c)8, y un artículo que analiza los criterios de noticiabilidad empleados por Crónica en la cobertura de este hecho, estableciendo puntos de relación con el abordaje realizado por Clarín (Ciccone, 2020). Por último, citamos el escrito de Gustavo Carrère Cadirant (2020) acerca de los distintos hechos que vinculan a Crónica con las Islas; allí, el autor describe el papel de García y del diario ante este acontecimiento, tomando como base las portadas y noticias publicadas.

Crónica y sus primeros pasos hacia el sensacionalismo y la defensa de la soberanía de las Islas Malvinas

A mediados de 1963, en un campo periodístico dominado por grandes medios como Clarín, La Nación, La Prensa y La Razón, hizo su aparición Crónica, un nuevo diario que ofrecía al público lector numerosas fotografías y titulares de significativo tamaño que informaban las principales noticias del país y del mundo. Propiedad de Héctor R. García —periodista y fotógrafo, dueño de revistas de gran trascendencia en los primeros años de esa década como Así y Así es Boca—, este diario se presentó como una alternativa a La Razón, medio gráfico dominante en el turno vespertino.

Ante estos primeros pasos, “La Razón no se inmutaba por el pequeño gigante que le había salido al lado” (Ulanovski, 2005: 154). Sin embargo, un año después, Crónica ya mostraba su crecimiento como medio gráfico, con tres ediciones en circulación y un número mayor de tirada con alcance a la ciudad de Buenos Aires y zonas aledañas9. Esto último lo llevó a autodefinirse como “EL DIARIO DE MAYOR CIRCULACIÓN EN LA CAPITAL Y EL GRAN BUENOS AIRES”10. A ello debemos sumarle la obtención, a principios de 1964, del ex edificio de Noticias Gráficas —inmueble ubicado en Riobamba 280— gracias a la cual se incorporaron los talleres de impresión (Ulanovsky, 2005: 153).

Así, para el momento en que se produjo el vuelo de Fitz Gerald, Crónica lanzaba diariamente las ediciones matutina, quinta y sexta. Si bien cada una adoptó características particulares, lo cierto es que ya desde sus primeros pasos la impronta sensacionalista (Sunkel, 2001) se convirtió en el principio estructurante de Crónica, un diario que, según se proclamó, estaba “junto al pueblo” (de allí su eslogan “firme junto al pueblo”, componente clave para visibilizar el público al que pretendió dirigirse).

Basadas en los criterios de noticiabilidad y de presentación de noticias propias —en las que se priorizaba la originalidad y el carácter inédito de los hechos (Ciccone, 2020)—, sus ediciones centraron la atención en escándalos, catástrofes, noticias policiales —preferentemente, crímenes— y deportivas —en especial, fútbol, boxeo y turf—. Estas dos últimas conformaron un elemento central en la jerarquía construida por una lógica cultural sensacionalista que “altera la separación racionalista entre las temáticas serias y las que carecen de valor” y que se atreve a “tratar los sucesos políticos como hechos dramáticos y a romper con la ‘ideología de la objetividad’” (Sunkel, 2001: 150).

Como parte de esta impronta, el componente visual constituyó un elemento central. A lo largo de sus páginas, las ediciones incorporaron un importante número de fotografías capaces de captar momentos y graficar en detalle un acontecimiento, junto a cartoons y otros dibujos de Roberto Mezzadra11. A través de sus ilustraciones, este dibujante abordó temas de actualidad política mayormente vinculados a cuestiones internas. En esta línea actuaron los titulares de la primera plana, impactantes tanto por su formato en imprenta mayúscula de gran tamaño, como por el léxico empleado y su consecuente significado.

Ya desde sus comienzos, las páginas de Crónica expresaron un marcado interés por temas vinculados a la soberanía argentina. Así, el diario siguió de cerca cada acontecimiento vinculado a las Islas Malvinas, pero también otros conflictos como el de Argentina y Chile por la definición de los límites fronterizos. En septiembre de 1964, ambos fueron tema principal de sus primeras planas.

Puntualmente, en lo que respecta la disputa británico-argentina, el vuelo de Miguel Fitz Gerald constituyó un momento clave a partir del cual el diario comenzó a definir la reivindicación soberana por este territorio como uno de los principios fundamentales de su contrato de lectura (Ciccone, 2020)12. A este le seguirían otros acontecimientos —como el ya mencionado Operativo Cóndor de 196613— en los que este medio de comunicación estuvo vinculado y que han sido claves para el devenir de las negociaciones argentino-británicas por este territorio insular.

El vínculo entre García y el piloto fue una consecuencia de la gestación del vuelo. Orientado a lograr el apoyo de los medios de comunicación, el periodista de La Razón Juan Carlos Navas, por entonces vecino del piloto, acudió a Félix Laíño para que su diario llevara adelante la cobertura. Sin embargo, ante el desinterés del medio, Nava presentó la propuesta a García, quien aceptó. El director de Crónica relató el encuentro con Nava de la siguiente manera:

A fines de agosto de 1964 el periodista Juan Carlos Nava, redactor del diario La Razón, me pidió una entrevista para hablar de algo relacionado con las Islas Malvinas, un tema que me apasionó desde el primer grado inferior, cuando me enseñaron que eran nuestras y estaban usurpadas. Lo recibí. Me contó que vivía en el edificio de El Hogar Obrero, de la avenida Rivadavia al 5100, y que en otro piso lo hacía el piloto Miguel Fitz Gerald, de treinta y siete años, amigo. Éste, hijo de irlandeses, era, como yo, fanático del ‘tema Malvinas’ y estaba dispuesto a volar hasta el archipiélago en un pequeño avión para enarbolar una bandera argentina, y además, entregar a los isleños una proclama con su firma. (…)

–¿Y qué tiene que aportar Crónica? – pregunté.

– Miguel quiere el apoyo periodístico para que su actitud tenga gran trascendencia. Cree que ver flamear la bandera argentina en aquellas tierras va a tener una gran repercusión mundial.

Mientras meditaba la respuesta, pensaba que era la gran nota que Crónica no podía perder. Fue así como convine con mi visitante todo lo relacionado con el viaje, y nos pusimos en contacto con el piloto, ajustando día, lugares y horarios (García, 2012: 219-220).

Lo cierto es que, como consecuencia del acuerdo entre las partes, Crónica envió al fotógrafo Enrique Capotondo y al periodista Raúl Coiriaur a la ciudad de Río Gallegos a cubrir la partida y el posterior arribo del piloto, obteniendo así un amplio material con el que realizó la cobertura en sus distintas ediciones.

El vuelo a Malvinas: una noticia que “ocupó” las ediciones de Crónica

Horas después del retorno del piloto a suelo continental argentino, Crónica dio a conocer la noticia, irrumpiendo la tarde porteña con una edición cargada de información sobre el hecho. Apelando a su estilo sensacionalista basado en titulares impactantes, rotulada como “Urgente” y sin dar indicio acerca de lo ocurrido, la Quinta edición anunció a sus lectores que algo había ocurrido en Malvinas: alguien —sin especificar ni siquiera su nacionalidad— había “ocupado” estas Islas por las que históricamente Argentina había reclamado (y estaba reclamando en ese preciso instante). Para conocer más acerca de lo ocurrido ante un tema tan sensible como este, los lectores debían explorar sus páginas. Es que, no solo la totalidad de la tapa abordaba el tema, sino también las dos páginas siguientes y la contratapa, a través de ocho fotografías y dos noticias, una de ellas emplazada a lo largo de dos páginas, divididas en diez subtítulos.

“Malvinas: hoy fueron ocupadas” (08 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 1.

Ya desde su primera aparición, Crónica otorgó gran importancia al vuelo, algo que reforzó horas después en la sexta edición, y la mañana siguiente con la matutina. En la sexta, además de dedicar una nueva tapa y replicar el contenido de la contratapa y páginas interiores de la quinta, publicó cuatro nuevas crónicas y una imagen, todo ello distribuido a lo largo de seis páginas (en tres de ellas, el tema ocupó la totalidad de su superficie); la edición de la mañana mantuvo el tema en primera plana y dedicó ocho páginas internas completas, veinte notas y dieciocho fotografías —en su mayoría inéditas—, un recurso cartográfico y un dibujo autoría de Roberto Mezzadra. Así, a menos de un día de su concreción, Crónica dedicó sus tres primeras planas completas y un total de diecinueve páginas, veintisiete notas, treinta y siete fotografías y dos recursos visuales no fotográficos14.

Las ediciones de Crónica se abocaron a la difusión del hecho y a su jerarquización. En los días inmediatamente posteriores el medio mantuvo esta línea y, aunque reduciendo la cantidad de recursos utilizados, la noticia del vuelo y sus consecuencias continuaron formando parte de la página principal, por lo que se relegó a un plano secundario nada menos que el inicio de las reuniones del Subcomité III, un evento oficial de carácter internacional por el cual gobierno argentino había apostado para alcanzar avances en la disputa por Malvinas. Es que, dos días después, se produjo otro hecho en el que el diario centró su atención: el arribo del piloto al aeropuerto Jorge Newbery y la posterior caravana por la ciudad de Buenos Aires. Dos de sus ediciones, la sexta y la matutina, siguieron de cerca el recibimiento, enfatizando en la presencia de la caravana en el edificio de Riobamba —llegando, incluso, a afirmar que Crónica fue el “primer sitio donde Fitz Gerald aterrizó”15—. Para cubrir lo ocurrido en esta manifestación, sus ediciones incorporaron un total de once fotos y once notas (emplazadas en siete páginas), a las que les dedicaron la totalidad de la superficie de sus primeras planas16.

Entre el 8 y el 14 de septiembre, si bien las tapas de las distintas ediciones variaron respecto a los temas tratados, al menos una de estas incorporó al piloto entre sus noticias principales. Tal es el caso del homenaje que se realizó en honor al General Eduardo Lonardi por el aniversario de su muerte. Aquí, pese a que la noticia fue el acto celebrado, el diario se enfocó en la presencia de Fitz Gerald como hecho destacado, remarcando esto en la volanta de la primera plana y en la nota de su interior —acompañada por una foto que retrataba su participación junto a la inscripción “Fitz Gerald: con Lonardi”—17.

En los días posteriores, el medio retornó al modelo de tapas característico de esos años, basado en noticias deportivas, catástrofes y asesinatos. En este sentido, tal como hemos podido apreciar en un estudio anterior, una de las características de la cobertura que realizó sobre el vuelo de Fitz Gerald es el otorgamiento de altos valores de noticiabilidad a la originalidad, el carácter inédito y la imprevisibilidad del hecho (Ciccone, 2020). El vuelo y sus consecuencias fueron perdiendo lugar, y sus apariciones se limitaron a un número significativamente menor de recursos —un total de cinco notas y una fotografía en todas sus ediciones— que abordaron las participaciones televisivas de Fitz Gerald u homenajes que se continuaron realizando en su nombre.

El discurso y la lectura sobre lo ocurrido tuvieron correspondencia con el volumen y la jerarquía otorgada por el diario en el plano espacial, de modo que la importancia que concedió al vuelo se materializó en las distintas descripciones utilizadas para informar a sus lectores. Ya desde su aparición en la edición vespertina, Crónica nutrió las notas de valoraciones positivas y elementos que enfatizaron en el carácter histórico y la trascendencia de lo ocurrido. La ocupación de las Islas constituyó una “gran hazaña”, un “vuelo histórico”18, entre otras denominaciones cuyos calificativos le confirieron una importancia significativa para la historia del país19. De hecho, la magnitud otorgada al vuelo llevó al medio a advertir a los lectores lo difícil que había resultado para sus periodistas simplificar lo ocurrido:

Atrapar el sentido trascendente de una hazaña histórica de la magnitud de la que acaba de protagonizar Fitz Gerald, en un simple ‘racconto’ de las horas empleadas y el itinerario seguido es sencillamente imposible20.

Siguiendo esta línea, en los días posteriores Crónica enfatizó en las repercusiones que el hecho había generado, a partir de su identificación como un acontecimiento “que ha tenido notoriedad en el mundo entero”. Pero, desde su perspectiva, el impacto se debió también a la labor que habían desempeñado sus periodistas al “sacudir a la prensa mundial” con la primicia21. Es que la acción de Fitz Gerald constituyó para el medio una oportunidad para construir una imagen positiva de su propia labor, que se reforzó a través de imágenes que retrataron a un grupo de personas comprando la edición del día 8 para obtener información sobre lo ocurrido horas antes. Utilizando una metáfora futbolística, el epígrafe de la fotografía resumió estas ideas: “el relato de la hazaña de Fitz Gerald fue otro ‘gol’ de Crónica, único diario de la tarde que lo publicó. La edición se agotó pronto”22 .

Fotografía (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, p. 14.

Fitz Gerald, el héroe que buscó poner fin a la tercera invasión inglesa

Consecuente con la magnitud con la que presentó el hecho, Crónica enfatizó en la figura de Fitz Gerald, a quien definió como un “héroe” de Argentina y, principalmente, del “pueblo”23, un complemento que lo identificó como una persona diferente al resto y, a la vez, como un “ciudadano común”. El piloto era, entonces, el héroe de Crónica, “nuestro héroe”24. Su figura combinó elementos como la “valentía” y la “audacia”, comunes a las representaciones de un “héroe”, con atributos que resaltaron la humanidad del piloto, como la “serenidad”, la “simpatía” y, principalmente, la ‘sencillez’. Las fotografías enfatizaron en cada uno de estos aspectos, al retratarlo como un “hombre de familia”, en sus distintos roles de hijo, esposo y, en palabras del diario, padre de “dos críos”25.

Presentado como un “nombre que pasará a la historia argentina”26, al punto de advertir la necesidad de incorporar a Fitz Gerald dentro del panteón de héroes nacionales, el perfil heroico se estructuró, también, a partir de un fundamento: las Islas Malvinas pertenecían a Argentina y eran un territorio usurpado por Reino Unido. Fitz Gerald era, ante todo, un “argentino”, no cualquiera, sino quien “concretó simbólicamente una aspiración que tenemos 22 millones de argentinos, desde que un día de 1833 nos fuera arrebatado por un acto típico de piratería”27. En esta construcción, las Malvinas constituían para Crónica un componente central del ser argentino, de un país que coincidía con el reclamo soberano y anhelaba recuperarlas. Esta dotación del “valor sentimental” hacia el territorio llevó al medio a caracterizar el reclamo de Fitz Gerald como “la hazaña histórica que conmueve al país”28 como un hecho “que provocó la consiguiente y profunda emosión (sic) en todos los argentinos”29. En cierto modo, las representaciones no dieron lugar a disidencias ni cuestionamientos: el vuelo a Malvinas fue una “hazaña incuestionable” y el apoyo de la población al piloto, “la afirmación de una voluntad nacional unánime”30.

Mezzadra, Roberto (09 de septiembre de 1964), Viñeta, Crónica, Ed. matutina, p. 11.

Sin dudas, el motor de la acción de Fitz Gerald fue visibilizar el reclamo a partir de una serie de actos simbólicos, como hacer flamear la bandera argentina en las Islas y entregar un documento de su autoría con una clara línea de cuestionamiento a la presencia británica. El diario reparó en los mismos a la hora de informar a sus lectores lo acontecido. Sus tres ediciones publicaron el texto de la proclama31, e incorporaron en sus páginas imágenes que retrataban al piloto con la bandera que llevó al archipiélago o graficaban el izamiento en Malvinas —esto último, gracias al retrato dibujado por Mezzadra—. El aporte del dibujante sintetizó el perfil heroico de Fitz Gerald, recreando una escena con similares características a la fotografía del izamiento de la bandera estadounidense en la isla japonesa de Iwo Jima durante la Segunda Guerra Mundial, una imagen que, tras ser explotada por la prensa, se convirtió en un símbolo de la victoria estadounidense en el Pacífico y en un elemento distintivo de la exaltación patriótica en ese país (Ràfols i Jovells, 2019)32. Como se puede apreciar en el dibujo, las Islas fueron representadas como un territorio desolado en que solo se encontraba el piloto sujetando el mástil de la bandera en el centro de la imagen y, por detrás, el avión, una escena alejada de la que el propio diario describió en la nota principal de esa misma edición:

[Fitz Gerald] desciende y entrelaza el asta de la bandera entre los alambres que rodean la cancha. Llega corriendo un sujeto no identificado, a quien Fitz Gerald le entrega la proclama dirigida al representante inglés33.

En concordancia con su posicionamiento en favor del reclamo argentino, Crónica explicó la presencia británica en el archipiélago como el resultado de una “usurpación” y un “acto de piratería”. Apropiándose de muchas de las expresiones utilizadas por Fitz Gerald en su proclama, el diario identificó al vuelo como “la reconquista de Malvinas” y planteó la necesidad de poner fin al dominio británico o, tal como tituló una de sus notas principales, “TERMINAR CON LA 3RA. INVASION”34. Expresiones como esta última resultaron de una relectura de la disputa británico-argentina a partir de dos episodios trascendentales para la historia del Río de la Plata, las denominadas “invasiones inglesas” de 1806 y 1807. A principios del siglo XIX, en el marco de una lucha europea por la hegemonía en el océano Atlántico, Inglaterra llevó adelante una empresa militar sobre Buenos Aires con el objetivo de establecer el control en la capital virreinal. Pese a estar desprovistas de tropa regular, las milicias urbanas lograron hacer frente a las dos incursiones que las fuerzas inglesas realizaron entre 1806 y 1807, marcando un hito en lo que hace a la participación de los sectores populares en la defensa (Cuadra Centeno y Mazzoni, 2011).

Estableciendo una vinculación temporal, los hechos ocurridos dos décadas después en las Islas Malvinas constituyeron para Crónica una nueva acción —la “tercera invasión”— de la Corona británica en territorio argentino. Pero, a diferencia de las anteriores, esta había logrado su objetivo pues, tras fondear en Malvinas a principios de enero de 1833, la nave inglesa Clío comandada por James Onslow expulsó a la totalidad de las autoridades rioplantenses y tomó posesión del territorio en nombre del rey Jorge III luego de izar la Union Yack (Lorenz, 2014). Partiendo de esta interpretación, las páginas del diario resaltaron dos cuestiones: la primera, Argentina había padecido en 1833 un “arrebato”, un “despojo incalificable” (todas ellas, expresiones marcadas por su valoración negativa)35. La segunda, el nexo existente entre los protagonistas de las invasiones inglesas de 1806 y 1807 y Fitz Gerald. En los sucesos del siglo XIX, los sectores populares desempeñaron un rol destacado, al igual que en el vuelo a Malvinas de 1964, concretado por una persona a la que Crónica definía como “un héroe del pueblo”.

Crónica y las repercusiones: entre manifestaciones de apoyo y ‘frívolas’ sanciones

Al arribar Fitz Gerald al aeródromo de Río Gallegos, la Dirección Aeronáutica inició sumario, seguido de un proceso de investigación orientado a determinar si había o no infringido alguna norma de vuelo. La posibilidad de una sanción estaba dentro de lo previsto por el piloto en la planificación, y fue el principal motivo por el que el protagonista recurrió a García. Lo cierto es que, una vez consumado el hecho, variados actores de la sociedad civil y política comenzaron a visibilizar su apoyo hacia lo ocurrido. Entre las distintas acciones se destacaron los proyectos elaborados por diputados nacionales y provinciales pidiendo desde la interrupción de las relaciones diplomáticas con Reino Unido hasta que fuera revocada la sanción36, la declaración de apoyo del Senado de la Nación a todos los movimientos producidos “en defensa de nuestra soberanía” y la caravana que se realizó en Buenos Aires tras el arribo de Fitz Gerald al aeroparque porteño. El gobierno nacional, por su parte, no emitió declaraciones oficiales y los representantes argentinos en el Subcomité III se limitaron a desligarse de lo ocurrido.

Ante este panorama, Crónica otorgó un lugar destacado a las manifestaciones de apoyo, convirtiendo a todas ellas en noticia de sus ediciones, desde aquellas ocurridas en espacios decisionales —en sus páginas predominaron testimonios de figuras políticas que expresaron su apoyo en espacios de gobierno o en declaraciones a la prensa— hasta adhesiones de asociaciones civiles —por ejemplo, la Junta de Recuperación de las Malvinas y la Acción Popular Argentinista37—. En el caso puntual de la declaración del Senado, le dedicó una de las notas de mayor extensión de su sexta edición, para informar sobre lo que calificó como una “Vibrante Repercusión en el Congreso por la Gran Noticia de Las Malvinas”38.

El rol del diario no se limitó a replicar declaraciones, sino que, además, actuó como plataforma de expresión de distintas figuras públicas que enviaron telegramas y comunicaciones a Riobamba 280. Tal es el caso de los diputados Julio Ortiz y Juan Carlos Coral, del secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), José Alonso, y de un referente en el tema Malvinas, Alfredo Palacios, quien “desde su lecho (…) quiso hacer conocer su opinión a CRONICA”39.

Pero, también, fiel a su lema, Crónica fue en busca de “la opinión del pueblo”. Sus periodistas recorrieron las calles porteñas entrevistando distintas personas, como una ama de casa, un obrero, un empleado de comercio, un verdulero y un estudiante40, cuyos testimonios se plasmaron en una de las ocho notas que publicó en la Quinta edición del día posterior al vuelo. En estas notas, el diario afirmó que el acontecimiento había tenido una “buena y calurosa acogida”, basándose en las declaraciones obtenidas, cuyo común denominador era el respaldo al piloto y la consideración de que las Islas pertenecían a Argentina. El medio recuperó estos testimonios, por ejemplo, en volantas como las siguientes:

Me impresionó muchísimo la noticia aparecida en CRONICA, donde un valiente piloto argentino colocó la bandera de nuestra patria en las Islas Malvinas. Este hecho puede ser histórico en el día de mañana y las mujeres argentinas debemos estar orgullosas por la actitud de este bravo piloto, que demostró su valentía con esta acción41.

Fitz Gerald partió esta mañana a las 10 de Río Gallegos. Llegará a las 18 a Bahía Blanca y mañana viajará a Buenos Aires42.

Crónica aprovechó cada una de las noticias sobre el vuelo para incentivar la participación de sus lectores en las distintas acciones que se estaban llevando a cabo en favor del piloto. Sin dudas, el caso más emblemático se produjo con el retorno de Fitz Gerald. Ya desde el día de su aterrizaje en suelo continental, Crónica anticipó a sus lectores el plan de vuelo con la fecha y el horario estimado de arribo a cada ciudad camino a Buenos Aires y, siguiendo de cerca cada una de las escalas que realizó, actualizó la información edición tras edición bajo el rótulo de noticia de “último momento”43. Además, a través de estas notas interpeló a sus lectores de la capital para que se acercaran al aeroparque a palpitar el “gran recibimiento” y “entusiasta recepción” que allí se brindaría al piloto. Así, pactó una suerte de “cita” con su público lector, un encuentro fundamentado en elementos que hemos ido analizando a lo largo de este artículo: según las propias palabras del diario, “la cita en el Aeroparque es con la soberanía”44.

“EL PUEBLO ACLAMÓ AL HEROE DE LAS MALVINAS” (10 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. sexta, p. 1.

El recibimiento y la caravana fueron, sin dudas, la expresión a la que mayor importancia le otorgó Crónica. Tal como hemos mencionado anteriormente, las ediciones inmediatamente posteriores dedicaron la totalidad de sus primeras planas y un importante número de páginas al hecho. La cobertura de estos hechos estuvo marcada por una valoración positiva: se describió la llegada del piloto como una recepción “casi frenética. Casi delirante” y la caravana como una “marcha triunfal por las calles de Buenos Aires”45. Estas notas actuaron como vehículo para visibilizar el apoyo, enfatizado a partir de cuestiones como la “argentinidad” y el perfil popular del piloto. Es que esa “multitud entusiasta” que asistió al encuentro y recorrió la ciudad junto al protagonista fue ni más ni menos que “el pueblo argentino”, el público lector al que este medio se dirigía y al cual citaba Fitz Gerald en su proclama. Así lo expresó en su primera plana por medio del titular “EL PUEBLO ACLAMO AL HEROE DE MALVINAS” y de una fotografía que retrataba el fervor y la cercanía existente entre Fitz Gerald y la gente46.

Sin embargo, como hemos mencionado, el vuelo de Fitz Gerald también generó críticas. Como contrapartida a la visibilización del apoyo, Crónica minimizó y cuestionó a quienes en el plano nacional no adoptaron una postura favorable al suceso. A lo largo de sus ediciones, ninguna de estas expresiones fue jerarquizada entre las noticias principales, siendo mayormente incorporadas como comentarios aislados de figuras a las que aprovechó a cuestionar como “algún funcionario demasiado celoso de mantener una absurda ‘neutralidad’, que no es observada ni por naciones hermanas”. La figura del propio presidente argentino Arturo Illia y la falta de respuesta oficial del gobierno también se convirtieron en objeto de crítica. Crónica dejó en claro esta actitud del presidente, definiéndola como una “Parquedad Gubernativa”47, caracterización dentro de la que también incluyó a los distintos funcionarios que, buscando que el vuelo no afectara a las negociaciones del Subcomité, remarcaron no haber tenido conocimiento previo de lo ocurrido48. Pero el punto de quiebre en el discurso de Crónica se dio el día de la caravana, cuando ningún funcionario se hizo presente al momento en que los autos frenaron en la Casa Rosada. En esta actitud reparó una de las fotografías que retrató al piloto en el edificio de gobierno, junto a una expresión metafórica que dejaba un claro el cuestionamiento hacia la cúpula gubernamental: “Nadie se asomó por donde debía asomarse, ayer en la Rosada. Fitz Gerald, al pasar frente a la Casa que cobija la decisión final sobre las Malvinas, completó su gran actitud”49.

Según la respectiva reglamentación, todo piloto antes de decolar debe comunicar su plan de vuelo. Cuando lo hizo ayer Fitz Gerald en Río Gallegos, habría dado un determinado punto en el suelo argentino —¡las Malvinas también lo son!— pero ya en vuelo su máquina enfiló hacia puerto Stanley.

En consecuencia, de acuerdo con las normas de vuelo y los reglamentos, Fitz Gerald será objeto de una sanción. De todas maneras, aunque haya incurrido en una falta que los fríos reglamentos se encargan de penar, nada ni nadie podrá reprocharle el haber cumplido un auténtico mandato que nos viene de la historia50.

Lógicamente, sus críticas apuntaron también a las posibles sanciones. Desde el inicio de la cobertura, el diario siguió de cerca el curso de esta determinación que debía tomar la Aeronáutica, siendo el tema principal de las notas publicadas las semanas posteriores. Ya desde la primera aparición, el medio marcó su posición: el fin que había movilizado a Fitz Gerald estaba por encima de lo que establecían las normas. Así, “nada ni nadie” podría sancionar y ni siquiera “reprochar” a Fitz Gerald, basándose en reglamentos cuya principal característica era su “frialdad”51. A ello debemos sumarle que, en distintas notas que publicó sobre el sumario, Crónica aprovechó esas líneas para recordar que Fitz Gerald era “el héroe de las Malvinas” buscando restar legitimidad a la argumentación legal52.

Conclusiones

La década de 1960 constituyó un momento clave en lo que hace a la disputa por la soberanía de las Islas Malvinas. Consecuente con las particularidades socio-políticas de la época, Miguel Fitz Gerald llevó adelante una intervención directa por fuera de los canales tradicionales. A lo largo de estas páginas hemos centrado la atención en uno de los actores involucrados en el vuelo, el diario Crónica. Sin dudas, el acuerdo Fitz Gerald-García se convirtió en un elemento central de la cobertura del hecho por parte de este diario sensacionalista, pero también lo fue para la valoración pública del accionar del piloto, por la masividad que el acontecimiento cobró tras su retorno al continente.

Si bien la importancia del hecho puede explicarse a partir de las particularidades del contexto y la importancia de Malvinas para Argentina, hemos podido comprobar el rol significativo que desempeñó Crónica en este acontecimiento. Pese a que en 1964 era un medio con un alcance geográfico limitado, su zona de influencia constituía nada menos que la de la capital del país, epicentro del campo periodístico y nodo poblacional, pero también, espacio de concentración del poder político por excelencia, con lo cual el factor geográfico potenció su capacidad de influencia.

Inmediatamente después del retorno de Fitz Gerald, el diario de García comenzó a desempeñar su labor, llevando adelante una cobertura basada, principalmente, en la jerarquización del hecho y sus repercusiones, la fundamentación de la empresa, la visibilización de las manifestaciones de apoyo y el cuestionamiento a las posturas críticas a la misma. Para ello, desplegó una serie de estrategias propias del estilo sensacionalista. El primer paso fue su inclusión dentro de las noticias destacadas, algo que logró gracias a la inmediata incorporación del hecho y al uso de primeras planas con grandes titulares, imágenes e información exclusiva obtenida gracias al acuerdo. El segundo paso consistió en darle continuidad dentro de sus ediciones, para lo cual desplegó durante cuatro días un amplio número y variedad de recursos que no solo abordaron el vuelo, sino también sus consecuencias. En las semanas siguientes, Crónica se las arregló para mantenerlo vigente en sus ediciones, ya no con la jerarquía de antes, recuperando las apariciones públicas de Fitz Gerald.

Limitarnos a afirmar que el vuelo “hizo eco” en las páginas del diario, por su condición de órgano de difusión de información, significaría no considerar el acuerdo entre el piloto y García, ni todo el entramado discursivo tejido a lo largo de sus ediciones para dar sentido y repercusión al acontecimiento. A ello debemos sumarle que, además de sus páginas, Crónica puso a disposición del hecho, en primer lugar, su cuerpo de periodistas, quienes no solo viajaron a Río Gallegos a cubrirlo, sino que también recorrieron las calles en busca de la opinión de la gente, y, en segundo lugar, sus instalaciones: distintas cartas y comunicados llegaron a Riobamba 280, edificio en el que se concentró la caravana que recibió al piloto.

En cuanto instrumento de expresión de ideas, Crónica buscó legitimar una práctica política como la de Fitz Gerald a partir de su principal argumento: la reivindicación soberana argentina por Malvinas. De este principio estructurante se desprendieron las distintas representaciones que construyó a lo largo de la cobertura, representaciones en las que estas Islas disputadas con la Corona británica actuaron como elemento homogeneizador del ser argentino y “del pueblo”; por lo tanto, la intervención del piloto constituyó, ante todo, un acto heroico al que todos debían apoyar. En un contexto en que un amplio sector de la población estaba excluido y en que distintos actores políticos se disputaban la reivindicación por Malvinas, Crónica se valió de un hecho inherente a la política exterior para cuestionar a Illia, a sus funcionarios y a quienes llevaron adelante el sumario de Fitz Gerald. Los silencios del presidente y su círculo político constituyeron para el diario un no reconocimiento al piloto y, en consecuencia, un no reconocimiento al pueblo.

Es que el pueblo constituyó un componente central en la cobertura de Crónica. Principal destinatario del discurso de sus noticias, fue interpelado permanentemente para que desempeñara un rol activo en favor del piloto y expresara su apoyo de diferentes maneras, fundamentalmente, a través de su presencia en el espacio público: allí fue donde “EL PUEBLO ACLAMÓ AL HÉROE DE MALVINAS”.

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1 Cfr. González Canosa (2012); Padrón (2017).

2 Para la década de 1960, el tema Malvinas ya se encontraba instalado no solo dentro de los espacios gubernamentales y políticos, sino también de la sociedad en su conjunto. Tal es así que, durante los primeros años, el Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara ideó un plan cuyo objetivo era navegar a las Islas, expulsar a sus habitantes y ofrecerlas a Perón como base para su posterior regreso a Argentina (Gutman, 2012).

3 “ARGENTINE FLAG PLANTED ON FALKLANDS” (10 de septiembre de 1964), The Times, n° 56.113, p. 11.

4 Piloto reconocido dentro del entorno aeronáutico por su trayectoria en Aerolíneas Argentinas y Transatlántica, y por las travesías épicas que había realizado en el año 1962 sponsoreado por la empresa de aviones monomotor Cessna. Ese año, concretó un vuelo sin escalas entre Nueva York y Buenos Aires a bordo de un Cessna 210 (260HP) y, meses después, tuvo un intento fallido en el trayecto Manila-Miami, por una serie de desperfectos técnicos que provocaron un despegue accidentado. Cfr. Franco, Luis (2014) “Mike Fitzgerald - A 50 años de Malvinas. La otra mirada”; Franco, Luis (01 de abril de 2018), “Mike FitzGerald: El desafío del Pacífico”.

5 Comi y Álvarez partieron desde Río Grande con destino a Malvinas, pero, afectados por factores meteorológicos, no lograron divisar el archipiélago y debieron regresar a suelo continental sin haber cumplido su objetivo. Tras el aterrizaje, fueron apresados y la Dirección General de Circulación Aérea y Aeródromos los suspendió por un año. Cfr. Franco, Luis (9 de septiembre de 2020), “Miguel FitzGerald: Aterrizaje en Malvinas”.

6 Entrevista a Palmira Rodríguez de Fitz Gerald, Buenos Aires, 27 de noviembre de 2017.

7 En esta línea se posicionan también las investigaciones cuyo objeto de estudio es este operativo. A modo de ejemplo, cfr. Meyer (2018); Bartolucci (2020).

8 Ambos trabajos constituyen un primer acercamiento que hemos empleado como base para este escrito.

9 Carlos Ulanovski afirma que ante un hecho histórico de gran trascendencia como lo fue el asesinato del presidente estadounidense John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963, Crónica vendió más de 900.000 ejemplares (2005: 154). Sobre este acontecimiento puntual el propio García (2012) reconoce que fue una de las fechas en que el diario logró mayor número de ventas.

10 “EL DIARIO DE MAYOR CIRCULACION EN LA CAPITAL Y EL GRAN BUENOS AIRES” (16 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 1.

Los fragmentos citados a lo largo de estas páginas conservan su formato original.

11 En su suplemento aniversario de 1964, Crónica definió a este dibujante como un humorista “cuyo lápiz recoge siempre lo popular y lo traduce con gracia personal”. Cfr. “LA EDAD EN QUE TODOS HABLAN DE LA MOZA” (29 de julio de 1964), Crónica, CRONICA de Crónica. Suplemento aniversario, p. 3.

12 Tal como propone Mayra Leciñana, “la reivindicación de la soberanía argentina en las Islas Malvinas ha sido un leit-motiv del diario Crónica desde sus primeros años” (2003: 78).

13 Este y otros acontecimientos son objeto de estudio de nuestra investigación doctoral próxima a finalizar.

14 Si bien en el mes de septiembre Crónica siguió de cerca otros acontecimientos como las elecciones presidenciales de Chile y el hundimiento del buque argentino “Patagonia” en las costas de Brasil, el vuelo de Miguel Fitz Gerald fue el hecho al que mayor número de notas y fotografías dedicó.

15 Cfr. “DEL AVION A ‘CRONICA’” (10 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. sexta, p. 3.

16 La sexta edición del 10 de septiembre publicó tres notas y seis fotografías, y la matutina del día siguiente, ocho notas y cinco imágenes que retrataron lo ocurrido.

17 Cfr. “HONRADO LONARDI: ‘PAZ SI, PERO SIN RETORNO’” (13 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, p. 5.

18 Cfr. “LONDRES ACUSO EL GOLPE Y NO QUIERE MAS BANDERAS” (10 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. sexta, p. 4; pie de fotografía (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 1.

19 En sintonía con este tipo de expresiones, las explicaciones sobre lo ocurrido estuvieron dominadas por adjetivaciones que nutrieron esta jerarquización, definiéndolo como un acontecimiento “maravilloso”, “sensacional”, y “notable”. Cfr. “Opiniones: Proeza Maravillosa” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 9; “REGRESO TRIUNFAL; LLEGA MAÑANA A BUENOS AIRES” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 3.

20 Cfr. “El Histórico Vuelo Hora a Hora” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 2.

21 En palabras del diario, la noticia había sido “lanzada de inmediato a los cuatro puntos cardinales del país por CRONICA”. Cfr. “Opiniones: Proeza Maravillosa” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, p. 9.

22 Pie de foto (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, p. 14.

23 “UNA ENTUSIASTA RECEPCION SE TRIBUTARA A FITZ GERALD” (10 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 3.

24 “El Histórico Vuelo Hora a Hora” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 2.

25 Cfr. Pie de fotografía (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, p. 13. El perfil familiar de Fitz Gerald se construyó en distintas páginas de este número citado, a partir de 6 imágenes (dos en la primera plana y las restantes en su interior, todas ellas de gran tamaño) que retrataron a su madre, su esposa y sus hijos, y escenas de disfrute entre el piloto y su familia.

26 Cfr. Pie de fotografía (08 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 24.

27 “UNA ENTUSIASTA RECEPCION SE TRIBUTARA A FITZ GERALD” (10 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 3.

28 “El Histórico Vuelo Hora a Hora” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 2.

29 “REGRESO TRIUNFAL; LLEGA MAÑANA A BUENOS AIRES” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 3.

30 “UNA ENTUSIASTA RECEPCION SE TRIBUTARA A FITZ GERALD” (10 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 3.

31 Cfr. “ONDEO EN LAS MALVINAS LA BANDERA ARGENTINA” (08 de septiembre de 1964), Crónica, Eds. quinta y sexta, pp. 2-3; “LA PROCLAMA” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, p. 8.

32 La imagen fue retratada por el periodista Joe Rosenthal quien, para ese momento, se desempeñaba como reportero y fotógrafo de Associated Press, agencia de noticias que en 1964 prestaba servicios a Crónica.

33 Cfr. “TENEMOS QUE TERMINAR CON LA 3RA. INVASION” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, pp. 8-9. Pese a ello, debemos reconocer que en el discurso del diario predominaron caracterizaciones cercanas a la de Mezzadra, que definían a las Islas como “un pedazo insular, frío y desolado” y a sus habitantes como una población que “vegeta” porque “el que llega, se va; el que ha nacido, huye”. Cfr. “UNA ENTUSIASTA RECEPCION SE TRIBUTARA A FITZ GERALD” (10 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 3; “Port Stanley: Donde Tratan las Ovejas Como a Hombres y se Esquila a los Hombres” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, p. 11.

34 “TENEMOS QUE TERMINAR CON LA 3RA. INVASION” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, pp. 8-9.

35 Cfr. “UNA ENTUSIASTA RECEPCION SE TRIBUTARA A FITZ GERALD” (10 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 3.

36 Se destacaron las iniciativas de los diputados Isaías Nogués quien buscó que la Cámara expresara su “solidaridad al gesto del compatriota” y que se suspendieran las relaciones diplomáticas con el Reino Unido, Ricardo Cheble que advertía la necesidad de que se rechazaran las posibles sanciones al piloto y Juan Carlos Cornejo Linares quien propuso que Miguel Fitz Gerald fuera nombrado gobernador del Territorio Nacional de las Islas Malvinas.

37 Cfr. “Malvinas: El incidente Negociarían en Londres” (11 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 2; “DEFENDER LAS MALVINAS ES EL IMPERATIVO DE LA HORA” (13 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 24.

38 Cfr. “Vibrante Repercusión en el Congreso por la Gran Noticia de Las Malvinas” (08 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. sexta, p. 4. Vale la pena destacar que, en los días posteriores, hizo lo propio con los proyectos de los diputados Cheble, Nogués y Cornejo Linares, caracterizados como una consecuencia lógica de “la digna actitud del ciudadano argentino Miguel Fitz Gerald”. Para estos últimos, confrontar las siguientes fuentes: (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, pp. 8-9; “SOLICITAN NO SE APLIQUEN SANCIONES A FITZ GERALD” (11 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 24.

39 Cfr. “De Todo el País Llegan Adhesiones al Héroe” (11 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 2; “Coral: Urge a las FF. AA. la Defensa de Nuestra Soberanía” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 2; “Opiniones: Proeza Maravillosa” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 9, “Vibrante Repercusión en el Congreso por la Gran Noticia de Las Malvinas” (08 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. sexta, p. 4.

40 A fin de dotar de legitimidad esta nota, las opiniones estuvieron antecedidas por los datos de las personas (nombre y apellido, domicilio y profesión).

41 Cfr. “Reacción Popular por el ‘Salto’ de Fitz Gerald: Buena y Calurosa Acogida” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, p. 10.

42 “REGRESO TRIUNFAL; LLEGA MAÑANA A BUENOS AIRES” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 3.

43 A modo de ejemplo podemos mencionar las ediciones del día 9. La quinta informó a sus lectores que “Fitz Gerald partió esta mañana a las 10 de Río Gallegos. Llegará a las 18 a Bahía Blanca y mañana viajará a Buenos Aires”. Horas después, la sexta actualizó el recorrido ratificando su anticipo: “Tal cual lo anunciáramos, a las 17 se produjo el aterrizaje en Villa Hardin Green, del avión Cessna matrícula LV.HUA, a cuyo bordo arribó a Bahía Blanca Miguel Fitz Gerald”. Cfr. “REGRESO TRIUNFAL; LLEGA MAÑANA A BUENOS AIRES” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 3; “La Piratería Británica en las Islas Malvinas se Revela en un Sensacional Documento” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. sexta, p. 4.

44 “UNA ENTUSIASTA RECEPCION SE TRIBUTARA A FITZ GERALD” (10 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 3.

45 El hecho fue resumido de la siguiente manera: “Fitz Gerald recorrió la ciudad y su paso fue saludado por un solo, prolongado y entusiasta aplauso, fiel reflejo de la simpatía y solidaridad que su hazaña ha despertado en la ciudadanía”. Cfr. “Acento de Argentinidad en la Cálida Recepción” (10 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. sexta, p. 2.

46 “EL PUEBLO ACLAMO AL HEROE DE MALVINAS” (10 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. sexta, p. 1.

47 Cfr. “Parquedad Gubernativa” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, p. 13.

48 “Parquedad gubernativa” es el título de una de breve nota, cuya ubicación también marcó un significado pues, fue emplazada en el margen inferior de la página, entre dos notas cuyos titulares contrastaban rotundamente: “¡HA SIDO EXTRAORDINARIO!” y “Palacios: Un Gesto que es Ejemplo Para el País”. Cfr. “¡HA SIDO EXTRAORDINARIO!” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, p. 13; “Palacios: Un Gesto que es Ejemplo Para el País” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, p. 13.

49 Pie de fotografía, (11 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, p. 7.

50 “TENEMOS QUE TERMINAR CON LA 3RA. INVASION” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, pp. 8-9.

51 “TENEMOS QUE TERMINAR CON LA 3RA. INVASION” (09 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. matutina, pp. 8-9.

52 “Instruye Sumario al Héroe de Malvinas el Vicecomodoro Fraga” (13 de septiembre de 1964), Crónica, Ed. quinta, p. 22.