Diagnóstico integral del periurbano platense: población extranjera, fragilidad ambiental y disfunciones urbanas

Karina Jensen*

Mariana Birche**

Resumen

El estudio del espacio periurbano implica un abordaje complejo del territorio en gran medida debido a su constitución como área de interfase impregnada tanto de las dinámicas del campo como de la ciudad. En este marco, la presente investigación se propone analizar las transformaciones territoriales (período 1991-2019) desde una perspectiva integral con el fin de arribar a un diagnóstico que permita generar bases para la planificación del espacio periurbano platense. Para esto, la metodología de trabajo parte de un análisis en los cambios de uso del suelo, los datos demográficos y el avance de la mancha urbana sobre el sistema de espacios abiertos. En una segunda instancia se analizan particularmente las dinámicas poblacionales, su influencia sobre los métodos de producción y también sobre la transformación del paisaje rural tradicional. Finalmente, en una tercera instancia se arribó a una síntesis y conclusiones del diagnóstico que buscan sentar las bases para mejorar las políticas y planificación del periurbano. Los resultados se organizan en tres dimensiones: ambiental, social y urbana y permitieron visualizar distintas problemáticas del área. Como principales conclusiones se puede mencionar el alto crecimiento de la superficie bajo invernáculos en el período 2010-2016 (376%) lo cual significa una continua disminución de tierras disponibles para la producción y al desplazamiento del cinturón frutihortícola. De esta forma, el cinturón verde opera actualmente sin un plan estratégico que integre tanto la cuestión urbano territorial como la cuestión social y ambiental.

Palabras clave: Producción, Usos de la tierra, Campo, Procesos urbanos.

Comprehensive diagnosis of the peri-urban area of La Plata: foreign population, environmental fragility and urban dysfunctions

Abstract

The study of peri-urban space implies a complex approach to the territory, largely due to its constitution as an interface area permeated by both rural and urban dynamics. Within this framework, this research aims to analyze territorial transformations (1991-2019 period) from a comprehensive perspective in order to provide a diagnosis that will allow the generation of bases for the planning of the peri-urban space of La Plata. For this purpose, the methodology is based on an analysis of changes in land use, demographic data and the advance of the urban sprawl over the open space system. In second instance, population dynamics, their influence on production methods and also on the transformation of the traditional rural landscape were analyzed. Finally, in the third phase, a synthesis and conclusions of the diagnosis were reached, which seek to lay the foundations for improving the peri-urban policies and planning. The results are organized in three dimensions: environmental, social and urban and allowed visualizing different problems of the area. As main conclusions, we can mention the high growth of the area under greenhouses in the period 2010-2016 (376%), which means a continuous decrease of available land for production and the displacement of the fruit and vegetable belt. Thus, the green belt is currently operating without a strategic plan that integrates both the urban-territorial issue and the social and environmental issue.

Keywords: Production, Land use, Urban processes; Countryside.

Introducción

A nivel mundial el ser humano ha ido transformando rápidamente el territorio, especialmente en las últimas décadas. En Argentina, una de las principales modificaciones en el territorio viene dada a partir de la expansión urbana y sus correspondientes cambios en los usos del suelo. A este fenómeno se le suma el continuo aumento de villas y asentamientos informales correspondientes a la población con bajos recursos en las zonas periféricas de la ciudad, en respuesta al dificultoso acceso a suelo urbano, como así también el desplazamiento de sectores de la población con alto nivel socio económico a urbanizaciones cerradas, las cuales funcionan como guetos1 aislados del tejido urbano. En estas urbanizaciones, cada vez más ciudadanos buscan una gestión privada y eficiente de su vecindario que les provea de los servicios que anteriormente solían ser públicos. Paralelamente a esta dinámica, se desarrollaron procesos de desregulación político-administrativa del suelo urbano, que incrementaron la participación del mercado en la configuración de las ciudades (Clichevsky, 2001).

De esta forma, las ciudades se ven obligadas a resistir en el largo plazo los efectos de la lógica cortoplacista, que por un lado suma el incremento de población, del espacio construido, del uso de automóviles, de actividades y de estrés urbano. Y por otro, resta cantidad de parques y plazas, de espacios verdes en el sistema de espacios abiertos del periurbano, de espacios colectivos, de espacios para los peatones, de asoleamiento, de superficies de suelo absorbente, de forestación. En este sentido, como señala Aldo Rossi en La Arquitectura de la Ciudad:

Al describir una ciudad nos ocupamos principalmente de su forma; esta forma es un dato concreto que se refiere a una experiencia también concreta: Atenas, Roma o París. Esta forma se resume en la arquitectura de la ciudad y es a partir de esta arquitectura que me ocuparé de los problemas de la ciudad [...]. La arquitectura no representa más que un aspecto de una realidad más compleja, pero al ser el dato último verificable de dicha realidad, es el punto de vista más concreto con que enfrentarse al problema (Rossi, 1960, p. 19).

Por lo tanto, se puede asumir que la morfología urbana se constituye actualmente como protagonista y verificadora de las transformaciones sociales y morfológicas propias del crecimiento urbano. En el caso de la ciudad de La Plata, el crecimiento urbano ha dado forma a una ciudad dispersa, formando grandes áreas de transición entre el área urbana y el ámbito rural. Estas áreas de transición son lo que se denomina periurbano. Los periurbanos son zonas muy dinámicas y con intensos conflictos de interés entre las actividades productivas primarias y la urbanización. Es un territorio que se encuentra en consolidación y en continuo cambio donde la urbanización amenaza su condición de periurbano para transformarse en urbano. Este sector se caracteriza por la presencia de diversos usos de suelo y heterogeneidad de grupos sociales. En la literatura científica, este concepto ha recibido diversas denominaciones: la periferia urbana (Hiernaux y Lindón, 2004), el espacio rur-urbano (Cardoso y Fritschy, 2012), la ciudad difusa (Frediani, 2010), la frontera campo-ciudad (Barsky, 2005), la ciudad dispersa (Dematteis, 1996), territorios de borde (Sánchez Ayala, 2015), la ruralidad metropolitana (Agudelo Patiño, 2012), entre otros.

A mediados de la década de 1940, se crea en este espacio periurbano el cinturón verde platense (dentro del cinturón verde bonaerense) destinado a la producción hortofrutícola. Espacio estratégico por el gran aporte que hace de producción de alimentos de proximidad a la ciudad de La Plata y al Área Metropolitana de Buenos Aires. En Argentina, se denomina cinturón verde al “espacio periurbano conformado por una trama de quintas o huertas familiares –y otras de características más empresariales- que rodean a las grandes ciudades, cuya producción se destina especialmente a verduras de hoja y hortalizas de estación” (Barsky, 2005, p. 5).

En esta franja rururbana se ha instalado un modelo basado en el uso de grandes dosis de insumos externos y una fuerte producción bajo plástico. Se puede decir que en los últimos 30 años, el cinturón hortícola platense ha incrementado su producción, productividad e importancia, a nivel regional, provincial y nacional (Fig. 1), esto se debe a diversos factores, pero sobre todo al uso generalizado de invernaderos2.

Estas modificaciones en el proceso productivo han moldeado el paisaje periurbano que se encuentra hoy en día bajo serios problemas ambientales, económicos y sociales. En la región se puede observar la contaminación por agroquímicos, la vulnerabilidad a eventos climáticos extremos, alimentos de dudosa calidad, precariedad en las condiciones de vida de los productores locales, entre otros. En este contexto, la población se encuentra en situación de vulnerabilidad, entendiendo a ésta como la capacidad disminuida de una persona o un grupo de personas para anticiparse, hacer frente y resistir a los efectos de un peligro natural o causado por la actividad humana, y para recuperarse de los mismos (Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, 2014).

Figura 1. Principales partidos hortícolas. Fuente: elaboración propia sobre la base de datos del relevamiento de la utilización de agroquímicos en la provincia de Buenos Aires. Defensor del pueblo de la Provincia de Buenos Aires – UNLP (2014).

Esta situación sumada al crecimiento disperso de la ciudad, a partir de una expansión urbana sin planificación (que otorga grandes oportunidades a la especulación inmobiliaria), es el principal factor que contribuye a generar espacios degradados tanto ambiental como socialmente. Como afirma Milton Santos, en el proceso de estructuración físico-espacial de las ciudades como en el territorio, se va configurando entonces, un mapa de zonas “luminosas”, marcadas por una buena calidad de vida y zonas “oscuras”, constituidas por los espacios residuales y degradados (Santos, 1993).

Para avanzar hacia un modelo productivo territorial sustentable es necesario pensar el territorio a diferentes escalas, indagando en las prácticas productivas concretas y en la planificación territorial vinculada a los diferentes usos del suelo, su regulación y las políticas públicas que atiendan las necesidades de los actores involucrados. En este contexto, se propone indagar sobre las relaciones entre el uso y las formas de ocupación del suelo y las dinámicas poblacionales del periurbano platense en el período 1991-2019.

Marco teórico conceptual

Los estudios sobre la relación entre el campo y la ciudad son el antecedente del término periurbano. La revolución industrial fue el proceso que entretejió una realidad donde la dicotomía entre espacios rurales y urbanos en términos productivos y sociales impulsó su estudio en numerosos estudios sociales. Sin embargo, en la actualidad, la tradicional dicotomía se desdibuja; lo urbano avanza y se expande rápidamente (city as a scrambled egg). En este marco, Cardoso y Fritschy (2012) distinguen dos grandes perspectivas desde las que se abordan los estudios que abordan las nuevas relaciones entre lo rural y lo urbano: 1. Desde y para el espacio urbano: realizan interpretaciones de los cambios en las grandes ciudades y coinciden en reconocer la existencia de un declive urbano, aunque de formas diferentes, como fase transitoria hacia un renacimiento urbano (Van Den Berg, 1982), o como una tendencia duradera (Berry, 1976). 2. Desde la óptica rural: la preocupación central es demostrar el renacimiento, regeneración o recuperación rural (Cloke, 1985; Brandshaw y Blakely, 1979; Fuguitt y Johansen, 1984; Kaiser, 1990), con especial interés en el impacto cultural de la llegada de habitantes urbanos al campo.

Se parte del concepto de paisaje entendido como “cualquier parte del territorio, tal y como es percibida por las poblaciones, cuyo carácter resulta de la acción de los factores naturales y humanos y de sus interrelaciones” (Convenio Europeo del Paisaje, 2000). Es decir, la relación entre la cultura y la naturaleza. El paisaje urbano entonces es un fenómeno físico que se modifica permanentemente a través de la historia y paralelamente con el desarrollo de la ciudad mientras que el paisaje rural se caracteriza por el predominio del medio natural por sobre lo construido y también por sus dinámicas asociadas a distintos tipos de producción.

En este contexto, el concepto periurbano toma fuerza frente a la evidencia de nuevas expresiones frente a la acelerada urbanización. Como señala Ávila Sánchez,

se refiere a la extensión continua de la ciudad y a la absorción paulatina de los espacios rurales que la rodean; se trata del ámbito de difusión urbano-rural e incluso rural, donde se desarrollan prácticas económicas y sociales ligadas a la dinámica de las ciudades. El elemento central en cuanto a la existencia del fenómeno lo constituyen las relaciones que se establecen por la cercanía y proximidad con el entorno urbano (2009, p. 98).

Siguiendo esta línea, Estébanez (1988) sostiene con su principio de diferenciación que el grado de especialización y diferenciación espacial (subáreas) del suelo rural, decrece con la mayor distancia a la ciudad más cercana y crece con el mayor tamaño de la ciudad. Lo cual significa que los espacios rurales próximos a grandes ciudades tienden a la heterogeneidad, y que esta crece cuanto más cerca se está de una ciudad grande.

El estudio del periurbano propone un abordaje complejo del territorio, al tratarse de un área de interfase entre la ciudad y el campo. Es decir,

de difícil definición conceptual y delimitación, cuenta con la desventaja de que es, en cuanto a objeto de investigación, un territorio “resbaladizo”, en situación transicional, en permanente transformación (o con expectativas de ser transformado), frágil, susceptible de nuevas intervenciones. Con el paso del tiempo, el periurbano “se extiende”, “se relocaliza”, “se corre de lugar”; no le otorga demasiadas garantías de permanencia al investigador (Barsky, 2005, p. 2).

Este espacio se caracteriza por ser indefinido, es la frontera de la ciudad con el campo, pero no es ciudad ni es campo, es periurbano donde la ciudad se desmaterializa y se funde con lo rural. En este espacio se produce constantemente un cambio en la configuración, “en la medida en que la urbanización avanza sobre el ámbito rural, origina conceptos nuevos que dan cuenta de las nuevas formas de ocupación y re-organización de estos espacios” (Puebla. 2004, p. 4).

Como señala Andrada (2016) en el contexto latinoamericano se trata principalmente de un espacio periurbano habitacional, donde la población vive en condiciones muy variadas, manteniéndose la noción de espacio productivo para el abastecimiento de mercados internos y asociado a la economía urbana. Estos espacios se encuentran amenazados por el avance urbano que perjudica la reproducción de lógicas productivas tradicionales. Sin embargo, “el aumento de la demanda de alimentos en la ciudad junto con una mayor expansión urbana, alimentará el conflicto entre la agricultura periurbana y los usos urbanos, asunto que deberá ser gestionado desde la planificación territorial” (Yacamán Ochoa, 2018, p. 2).

En Argentina, la mayor parte de las ciudades sigue un modelo de crecimiento difuso, más o menos acelerado según el caso, cuyas principales causas están relacionadas a la falta de suelo urbano a un precio afrontable por las poblaciones de bajos recursos las cuales se desplazan hacia la zona periurbana. Este proceso, sumado a la especulación inmobiliario por parte de agentes que cautivan suelo ocioso para el desarrollo de emprendimientos urbanos, la falta de normativas actualizadas, controles, multas y herramientas urbanísticas que contengan este proceso expansivo ha convertido al espacio periurbano en un lugar sumamente dinámico y despojado, muchas veces, de normativas aplicables a la realidad del territorio.

En este sentido, Barsky (2007) denomina a estos espacios como cinturones de especulación inmobiliaria al considerar que no hay lugar donde la tierra se valorice más. En el periurbano se empieza a ver como la residencia convive con la producción, es decir, empieza a desmaterializarse la zona urbana y se encuentra con la productiva. Suelos que eran aptos para la producción son loteados y vendidos para viviendas (Jensen, 2018).

Metodología

Como ya hemos mencionado, el objetivo principal del trabajo es analizar las transformaciones territoriales desde una perspectiva integral con el fin de arribar a un diagnóstico que permita generar bases para la planificación del espacio periurbano. El partido de La Plata, debido a su cinturón verde periurbano, se posiciona en la actualidad como una de las regiones más productivas del país (el partido es el primero en producción florícola de la Provincia y se encuentra entre los cinco partidos con mayor producción hortícola según el Censo Hortícola Buenos Aires de 2005. En este marco, el partido de La Plata se destaca por su producción no sólo a nivel regional (es responsable de más del 90% de los invernáculos del Área Hortícola Bonaerense) sino también nacional (posee el 50% de la superficie bajo cubierta del país) (Stavisky, 2010).

Dentro de esta área productiva en crecimiento se destacan también las transformaciones a nivel demográfico, el rápido crecimiento de la población extranjera en los últimos años y sus métodos de ocupación del suelo. Esta situación, conjuntamente con su correlato a nivel ambiental (contaminación por uso extensivo de agroquímicos y por quema de plásticos), la convierten en un área sumamente frágil cuyo paisaje se está transformando rápidamente. En este marco es elegida como área de estudio debido a sus características excepcionales.

Para el desarrollo del trabajo, se plantean dos escalas de abordaje: 1. El partido de La Plata 2. El periurbano platense. En la primera escala se comienza con el relevamiento de los usos del suelo del Partido de La Plata. Este trabajo se llevó a cabo a través de la observación indirecta por imágenes satelitales en los períodos 1991-2001-2010-2019 y se integró en un proyecto QGIS para optimizar el manejo de datos. Esto permite verificar en qué medida se produce un avance de la mancha urbana sobre el área rural. Paralelamente, el análisis demográfico por medio de radios censales integrados al proyecto QGIS posibilita la visualización conjunta a nivel espacial de los datos sobre crecimiento poblacional que provee el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC)3 y el crecimiento de la mancha urbana. Este punto se desarrolla desde la visión de la planificación territorial y desde la visión de la complejidad de los problemas de la ciudad.

En una segunda escala se analiza particularmente el área del periurbano. Se indaga sobre su propia composición poblacional a través de los Censos Hortícolas Buenos Aires (CHFBA) y las cuestiones culturales y económicas que influyen sobre la elección de los métodos de producción (en campo o en invernadero, utilización de agroquímicos). Este punto presenta al lector una introducción a la complejidad de la problemática desde un enfoque social que integra cuestiones económicas y también ambientales que permitan comenzar a comprender las raíces de las transformaciones que ya se presentan en la escala superior de análisis: expansión de la mancha urbana y transformaciones a nivel de paisaje. Finalmente, se muestran los resultados obtenidos, se elaboran conclusiones y también algunas estrategias para comenzar a pensar nuevas formas de abordar las problemáticas en el área de estudio.

Los resultados obtenidos provienen del análisis realizado en base a datos disponibles de fuentes gubernamentales como lo es el INDEC a nivel nacional, los Censos Hortícolas a nivel provincial y también incluyen fuentes secundarias como trabajos científicos locales con información más actualizada. En cuanto al relevamiento de uso del suelo realizado mediante la lectura de imágenes satelitales, a las cuales se accedió mediante la utilización de Google Earth Pro. Estas imágenes poseen una resolución de entre 15 metros a 15 centímetros por pixel, encontrándose la zona de estudio en una resolución de aproximadamente 50 centímetros por pixel. Se considera la aplicación de este método confiable ya que utiliza herramientas de visualización ampliamente difundidas en el ámbito científico como lo son las imágenes satelitales.

Resultados

Diagnóstico del área estudio

Como ya se ha mencionado, el área de estudio se encuentra inserta en la región del Gran La Plata la cual constituye un aglomerado urbano alrededor de la ciudad de La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Esta ciudad se encuentra al nordeste de la provincia de Buenos Aires, y muy cerca del límite sudeste del Gran Buenos Aires y es cabecera del partido4 homónimo.

La ciudad de La Plata, ha presentado un crecimiento sostenido al igual que la mayoría de los partidos de la provincia. En la Figura 2, se observa el crecimiento de la mancha urbana del Gran La Plata y también su incremento poblacional. Particularmente la ciudad de La Plata, según el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de 1991, tenía 541.905 habitantes donde 334.471 (más de la mitad) residía en la periferia. Si bien es cierto que los procesos de expansión urbana de la ciudad de La Plata contemplaron desde la normativa una política de contención del crecimiento, las contradicciones producto de los permisos excepcionales destinados a grandes emprendimientos de desarrollo inmobiliario (tanto en zonas centrales como en zonas periféricas), la implementación de políticas sectoriales de tierra y vivienda y la dificultad de acceder al suelo urbano por parte de sectores de escasos recursos han favorecido la expansión urbana en áreas no previstas. Se puede verificar que el aumento más crítico de la mancha urbana corresponde al período 1991-2001, cuando la mancha urbana creció porcentualmente 3 veces más de lo que lo hizo la población y en segundo lugar en el período 2001-2010 cuando el crecimiento de la mancha urbana fue 2,6 veces superior al crecimiento poblacional, tal cual se muestra en la Figura 2. Respecto del período 2010-2016 el área urbana se mantuvo en las mismas dimensiones (tal cual es establecida en el Código de Ordenamiento Urbano de La Plata - Ord. 10703). Sin embargo, se observa que la superficie de cultivo en invernáculos tuvo un aumento del 375% en 6 años (Baldini, 2020) dejando en evidencia el incremento exponencial de esta forma de cultivo y las problemáticas ambientales, urbanas y sociales subyacentes.

Figura 2. Evolución de la población, área urbana y productiva para el período 1991-2016. Fuente: Jensen (2018).

Por otra parte, este aumento poblacional (Fig. 2) tiene su correlato en los cambios en el uso del suelo a partir del avance del área residencial por sobre los usos productivos (Zasada, 2011), tal cual se muestra en la Figura 3. Al analizar las variaciones del uso del suelo mediante imágenes satelitales en distintos períodos (1991-2000, 2001-2010) se observa la presión de determinadas actividades sobre otras, tal es el caso del área urbana que ejerce una fuerte presión sobre el sector que tradicionalmente era de uso agrícola intensivo (horticultura, floricultura).

Figura 3. El periurbano platense, el encuentro de la zona residencial con la zona productiva. Fuente: relevamiento de la zona productiva, archivo propio (2019).

De esta manera, el espacio periurbano se ve afectado a la vez por dos procesos: en primer lugar, comienza a vislumbrarse el inicio de un proceso de fragmentación del cinturón hortofrutícola, debido al crecimiento de las áreas urbanas que lindan al mismo y también de las áreas urbanas exógenas de localidades mayoritariamente rurales. En segundo lugar, existe un proceso de desplazamiento del cinturón verde de la ciudad hacia el sector sureste, debido principalmente a que los suelos agropecuarios van cediendo lugar a una ocupación relacionada con el uso urbano en el sector noreste (Fig. 4). De acuerdo al análisis realizado, en base a imágenes satelitales, se observa un fuerte crecimiento del sector urbano y en menor medida el de las producciones intensivas por sobre la actividad agropecuaria extensiva. En el primer período (1991-2001) se detecta un crecimiento del 10,28% de producción en invernadero y un decrecimiento del 52,61% del cultivo extensivo mientras que en el segundo periodo (2001-2010) se ve incremento del 95,79% de producción en invernadero y un 31,5% del cultivo extensivo. El área urbana presenta un crecimiento desde 2001 al 2010 donde pasa de 15887,70 hectáreas a 22160,52 en pos de un decrecimiento sostenido del área rural que pasa de 71830,30 hectáreas a 65451,08 (Tabla I). Esta expansión urbana hacia el ámbito rural se traduce en una competencia por el territorio entre diferentes usos del suelo y actividades.

Figura 4. El desplazamiento del cinturón frutihortícola de La Plata. Fuente: Jensen (2018).

MANCHA URBANA

Ord. 4495 - 1978 (Has)

Ord. 9231 -2000

(Has)

Ord. 10703 - 2010 (Has)

ARBA 2019 (Has)

Área urbana

13568.80

15887.70

22160.52

31890.19

Área complementaria

0.00

6504.00

6610.20

0.00

Área rural

80653.00

71830.30

65451.08

62331.61

Total La Plata

94221.80

94221.80

94221.80

94221.80

Tabla I. Crecimiento de la mancha urbana. Fuente: Elaboración propia en base a relevamiento fotos satelitales y datos de ARBA (2019).

A partir del análisis realizado se delimitó el periurbano platense como esta zona donde se encuentra el uso residencial con el rural, a su vez se identificaron otros grandes usos que van a servir de base para el análisis diagnóstico, tal cual se muestra en la figura 5.

Figura 5. Delimitación de las zonas del partido y del periurbano. Fuente: Jensen (2018).

De esta forma, y a modo de síntesis del diagnóstico, se elabora un plano que incorpora los usos del suelo reales con problemáticas socioambientales y tendencias de crecimiento en base al estudio de imágenes satelitales expuesto anteriormente, dando como resultado la figura 6.

Se pueden observar en ella, parte de los cambios introducidos respecto de la matriz del paisaje rural tradicional, la cual pasó de estar dominada por los cultivos y pastos manejados para ganadería a una mezcla tradicional modificada característica del nuevo espacio periurbano. En este nuevo espacio, además de los cultivos y pastos ganaderos se observan ahora espacios para la recreación, un mayor número de residencias de fin de semana, urbanizaciones cerradas y también de asentamientos residenciales informales. En estas condiciones, la agricultura tradicional se deprime y la fragmentación inicial de antiguos fundos rurales se consolida, dando paso a este nuevo híbrido conformado por características paisajísticas tanto urbanas como rurales.

De esta forma, como sostiene Garay (2001) sobre el borde periurbano se despliega un frente productivo que transforma el espacio rural en suelo urbano, donde la expectativa de valorización no necesariamente se realiza. Se trata de un área de transición, por la que atraviesa un proceso que, supuestamente, incorpora valor al territorio acondicionándolo para implantar nuevas actividades, pero a la vez como un proceso que en modifica los patrones de asentamiento humano.

Dinámicas poblacionales en el periurbano en la ciudad de la plata

En los últimos años se han producido importantes cambios en la composición demográfica y cultural de los productores en el periurbano platense. Si bien existió una fuerte presencia de quinteros portugueses e italianos desde principios de siglo XX, hoy en día se vive una fuerte bolivianización en el sector hortícola que tuvo sus inicios en los años setenta y ochenta (Benencia 2004; Grimson 2000). En los últimos 30 años, la migración boliviana le ha dotado de un carácter espacial particular al cinturón verde. Los posteriores procesos de periurbanización acelerada registrados en los años noventa generaron una tensión entre los usos del suelo preexistentes y los nuevos emprendimientos privados. Esta nueva situación supone una alteración de esos patrones de asentamiento y aprovechamiento del medio físico.

La importancia de este grupo poblacional se evidencia al analizar los datos del último censo hortícola (2005), según el cual existe un 38 % de productores quinteros de origen boliviano en La Plata (Benencia y Quaranta, 2006). De esta forma, la mano de obra boliviana es la base de la expansión hortícola platense.

Figura 6. Diagnóstico urbano territorial. Fuente: Jensen (2018).

El comportamiento de los horticultores bolivianos se relaciona directamente con los proyectos de vida de sus familias que, a partir de grandes esfuerzos laborales, buscan ascender económicamente para establecerse como productores en Argentina o bien retornar a su país con una mejor situación económica. De esta forma, el productor boliviano se ve inclinado a presentarse él y su familia como mano de obra, y atravesar un largo camino en el que comienza siendo el peón o mediero y culmina con la autoexplotación siendo productor. Sin embargo, aun en esta última posición suele encontrándose desprovisto tanto de los beneficios laborales que la ley fija para los trabajadores como de una remuneración acorde a su trabajo.

Esta situación, sumada al contexto que le da una actividad marginal y marginada como la horticultura en la Argentina, en donde los mercados de insumos, productos, suelo y capitales están en “negro”, facilita el no blanqueo de la mano de obra, en condiciones precarias de residencia y con una imperiosa necesidad de trabajo para su subsistencia (García y Lemmi, 2011).

De esta forma, el horticultor boliviano convive con condiciones laborales notoriamente peores que los anteriores obreros hortícolas, lo que derivó en el desplazamiento de estos últimos. Así como afirma García (2014) los viejos productores italianos o criollos (si no abandonaron la producción) cumplen mayoritariamente el rol de gerentes, mientras que su familia no tiene necesariamente actividades físicas directas en la quinta y, en efecto, contrata trabajadores (peones o medieros) preferentemente del país limítrofe.

Esto permite incrementar la producción con el aumento de las horas hombre obteniendo de esta manera mayor ganancia. Más aún, la capacidad de extracción de plusvalía por extensión de la jornada y por la intensificación de las labores del horticultor boliviano en La Plata se potencia ante la importante presencia del invernáculo (Stavisky, 2010). Esta situación genera una ventaja competitiva, al poder ofrecer una mercancía a menor precio y obtener una ganancia mayor que la competencia.

Por otra parte, como se comentaba en el apartado anterior, la superficie bajo plástico en La Plata viene creciendo desde su aparición, a mediados de la década de 1980. En enero del 2002, en plena crisis política, social y económica en la Argentina, se deroga la Ley de Convertibilidad (que estuvo vigente durante más de diez años) y se devalúa fuertemente el peso argentino. En el relevamiento del Censo Hortícola de Buenos Aires 2001 (CHBA, 2001) que corresponde a este período se puede constatar notoriamente la influencia de la crisis ya que como se muestra en la Figura 1 la producción hortícola platense cae en un 52% en campo y crece un 10% para el método del invernadero. Por otra parte, el relevamiento del año 2005 fue el último censo llevado a cabo en el sector hortícola platense que evidencia ya una recuperación del sector (Fig. 1).

En este sentido, luego de observar que el método de producción en invernadero ha mantenido su crecimiento durante décadas. Incluso en el momento de la crisis del 2001, se pudo constatar que este crecimiento fue exponencial hasta el año 2015 (Baldini, 2020) y se puede estimar que este crecimiento continúa. A partir de aquí, cabe preguntarse qué soluciones pueden ser propuestas en cuanto a los numerosos problemas urbano ambientales que conllevan los invernaderos5. En una primera instancia, la reducción de la superficie utilizada para la ubicación de la cubierta plástica es un problema a evaluar en profundidad, especialmente porque los invernaderos se encuentran en la cuenca alta de los arroyos platenses y es justamente allí donde el agua de lluvia tiene mayor superficie permeable de absorción antes de llegar a los cauces de los arroyos. Esta situación podría deberse a una falta de regulación por parte del Código de Ordenamiento Urbano de las zonas denominadas como rural intensivo y rural extensivo en cuanto al Factor de Ocupación del Suelo (FOS). Este factor, regula la proporción de suelo que puede ser ocupada por construcciones en cada parcela y en la actualidad, a diferencia del área urbana, las zonas rurales no poseen dicho indicador. Además, resulta clave señalar que el cinturón verde hortofrutícola platense constituía una figura protegida para el Código de Ordenamiento Urbano del año 2000, derogado por el actual código del año ٢٠١٠. A partir de aquí, cabe preguntarse qué soluciones son las más adecuadas para hacer frente a los numerosos impactos derivados de este modelo de agricultura intensiva.

Respecto de los métodos de producción utilizados, los cultivos intensivos son de especial riesgo por su cercanía a los centros poblados y por el intenso uso de agroquímicos que realizan, lo que los ubica como sistemas de alta sensibilidad para la población. Según un informe realizado por investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias y de Ciencias Naturales de la UNLP pone de manifiesto la peligrosidad de la zona de la región de La Plata en relación al uso de agroquímicos. Si bien, la intensidad y peligrosidad del uso de agroquímicos depende de la cantidad aplicada (dosis y frecuencia) y/o la toxicidad específica de los productos usados (Defensor del pueblo de la Prov. de Buenos Aires, 2014). En el caso del cultivo intensivo el uso de agroquímicos es mayor, en la región el 20% de la producción se da en invernáculos aumentando el riesgo y peligrosidad para la población. Se pone de manifiesto que la mayor artificialización de los sistemas productivos, que implica el paso de un sistema de producción al aire libre, a uno basado en el invernáculo, aumenta la necesidad de insumos. El uso de agroquímicos y la contratación de mano de obra extranjera (proveniente en su mayoría de Bolivia) es fomentada por un mercado que busca productos competitivos y de bajo costo.

De esta manera, la transformación del paisaje rural tradicional del cinturón verde hacia un paisaje del nuevo periurbano bajo plástico se ha producido rápidamente en los últimos tres decenios. Esto no solo se resume como la manifestación de cambios a nivel socio-económico y productivo, sino que posee implicancias a nivel ambiental y paisajístico dado que el cinturón verde no es necesariamente sinónimo solamente de cinturón hortícola o flori-hortícola. Este puede definirse como aquellos lugares y circuitos socio-económicos percibidos como “verdes” desde el imaginario colectivo urbano, incluyendo además de las huertas y quintas de verduras, a los clubes y espacios recreativos y casas de fin de semana, pero que simultáneamente mantienen una relación estrecha con la vida de la ciudad, al ofrecer o proveer alimentos, aire puro, ocio o esparcimiento. Es en este sentido “amplio” del concepto que podría asociarse el cinturón verde al espacio periurbano (Bozzano, 2002).

Hasta ahora, se ha mostrado cómo el espacio periurbano se encuentra inmerso en la dinámica de diversos procesos económicos, productivos, urbanos, ambientales y paisajísticos. Así, el ecosistema urbano convive conflictivamente con su ecosistema vecino, el medio rural y entre ambos existe una interfase, el espacio periurbano, en el cual no sólo se produce consumo de materia (suelo) sino también procesos negativos o positivos de transformación de recursos y de paisajes con valor cultural o patrimonial. En este marco, es necesario repensar cuales son aquellos procesos o factores que son inherentes a este nuevo espacio y cuales se han desarrollado como parte de cadenas causales que en la actualidad se consideran como negativos o degradantes para el nuevo paisaje del periurbano.

Discusión

Ya lejos nos encontramos de la concepción dialéctica que plantea la oposición campo-ciudad y que posee sus orígenes en la división social del trabajo. Esta oposición ha ido mutando en el tiempo, sobre todo a partir de las transformaciones contemporáneas, introducidas y resaltadas por la Tercera Revolución Industrial (también llamada Revolución de las comunicaciones por la importancia que la tecnología y las comunicaciones han tenido en la transformación de la industria). Así, estas transformaciones han contribuido de forma decisiva a una creciente dilución de la oposición ciudad-campo y a una pérdida de precisión y claridad de los términos rural y urbano.

En este marco, creemos que es necesario posicionar al espacio periurbano como una categoría de estudio consolidada, entendido como un espacio de interfase y no subyugado a los estudios de “desde y para el espacio urbano” o “desde la óptica rural”. Si bien es cierto que este área de interfase es de difícil definición conceptual y delimitación, y es, en cuanto a objeto de investigación, un territorio “resbaladizo” (Barsky, 2005, p. 2), es también un área de oportunidad para pensar nuestras ciudades y un espacio estratégico de acción donde puede verse y pensarse a la ciudad no como lugar exclusivo de lo urbano, y, por ende, al campo no como lugar exclusivo de lo rural.

En este sentido, el periurbano entendido como interfase posibilitan la interacción entre dos o más microrregiones, y si no lo hacen, produciendo interferencias, no permiten la comunicación social deseable. De lo antedicho se desprende que la interfase radica en el encuentro e interrelación (positiva o negativa) entre dos o más nodos o entre éstos y el centro institucional. Y depende de que existan interfases y de la mayor o menor positividad de las mismas, que el sistema sea culturalmente creativo, social y económicamente justo.

De esta forma, creemos que la problemática planteada en el espacio periurbano platense presenta al menos tres dimensiones: la social, la ambiental y la urbana. Estas tres dimensiones se interrelacionan fuertemente entre sí y se configuran como pares dialécticos. En este contexto de creciente complejidad, las acciones que se proponen con vías a solucionar cuestiones parciales que actúan solo sobre una dimensión sólo producirán mejoras parciales, sin actuar sobre las causas que originan el problema. De esta manera, es necesario plantear nuevos enfoques que traten la problemática de manera integral involucrando las tres dimensiones del problema en pos de su resolución.

Respecto de la dimensión social, como ya se ha comentado, la mayor parte de los trabajadores en el cinturón hortofrutícola pertenecen a países limítrofes que han emigrado en busca de una mejora en sus condiciones laborales. A su vez, usualmente las familias trabajan en la misma actividad y combinan el lugar de residencia con el mismo espacio físico que el área de cultivo o venta, lo cual los deja en una clara situación de vulnerabilidad, dado las condiciones de trabajo que presentan y el uso intensivo de agroquímicos con su correspondiente impacto en la salud.

Además, durante el proceso de la investigación, se ha comprobado que existen organizaciones sociales como ONGs que trabajan con estas comunidades y también grupos de extensión que desde la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) buscan potenciar actividades coparticipativas para poder solventar la ausencia estatal, en cuanto a controles, regularizaciones, garantías laborales y de un ambiente sano.

Desde la dimensión ambiental, el uso intensivo de agroquímicos se presenta como la mayor amenaza para la población en su conjunto debido a la constante contaminación del suelo en las cuencas altas de los arroyos, y por lo tanto también del agua.

Por otra parte, debe señalarse la necesidad de generar conciencia respecto de los plásticos utilizados para construir los invernaderos. Estos representan un incremento importante de la superficie impermeabilizada del suelo (sin regulación por parte del Código de Ordenamiento Urbano) y también una vez finalizada su vida útil se convierten en material a desechar. Los métodos que se utilizan actualmente para deshacerse de ellos incluyen desde la incineración hasta el depósito en basurales o arroyos, constituyendo tanto un daño ambiental como un factor determinante en los procesos de degradación paisajística.

Además, el crecimiento del cultivo bajo la modalidad de invernaderos representaría un fuerte cambio en el paisaje rural tradicional en el periurbano de La Plata sustituyendo un horizonte verde de los cultivos por las características construcciones plásticas de los invernaderos.

Desde la dimensión urbana, se evidencia un territorio en disputa entre las fuerzas de desarrollo rural y la urbana, que resulta en la apropiación del suelo rural por parte del uso urbano, debido principalmente a la mejor rentabilidad del segundo respecto del primero y también a la falta de regulación estatal. Esta situación, ha producido con el correr de los años la deshabilitación de tierras cultivables que cuentan con uno de los suelos más fértiles del mundo y la despoblación de las comunidades rurales.

La combinación de diferentes presiones derivadas de la proximidad urbana pertenecientes a las tres dimensiones mencionadas es lo que permite que esta problemática se incremente año a año. Esto se da por el bajo poder adquisitivo en los trabajadores del cinturón hortofrutícola sumado a la falta de regulación y controles estatales, a la ausencia de propuestas alternativas serias respecto del uso de agroquímicos y la escasa de planificación del territorio. La escasez de estudios y controles que existen sobre el daño que esto va produciendo al ambiente, hacen que las dificultades que enfrenta el periurbano platense se encuentren hoy casi invisibilizadas. Paralelamente, el desconocimiento y falta de difusión de esta situación en la población general contribuye a posicionar al periurbano platense como una zona de marginalidad geográfica y social.

Frente a un periurbano fragmentado, y amenazado por la presión de la lógica inmobiliaria, se propone aspirar a un periurbano con calidad de vida digna, y guiado por la búsqueda de sustentabilidad en las nuevas organizaciones y servicios comunes emergentes relacionando las innovaciones y la tecnología a utilizar con la dinámica natural del área periurbana.

Reflexiones finales

La ciudad de La Plata a lo largo de los años ha presentado una amplia diversidad en su producción que ha ido configurando el territorio a partir de sus necesidades. Esta configuración también está ligada al crecimiento y la expansión urbana y a las dinámicas poblacionales de la zona productiva.

En el periurbano platense se puede afirmar que la situación actual está en estrecha relación con ausencia del Estado tanto a nivel nacional, provincial como municipal. Esto se manifiesta en la falta de regulación del suelo urbano como rural, la falta de un plan a nivel regional para la ciudad de La Plata y las localidades que conforman la región y finalmente por la inexistencia de políticas públicas a nivel social para los productores y sus familias.

Por otra parte, en la ciudad de La Plata no hay un plan urbano territorial que oriente el crecimiento urbano o que ponga límites a este teniendo en cuenta dos condicionantes básicos que deberían guiar a este crecimiento como lo son la protección de la zona productiva y el medio natural.

En cuanto al crecimiento poblacional, desde 1991 a 2010, se puede observar que mientras la población creció un 20.8%, la superficie urbana creció 56.56% y la producción sólo creció un 9.41%, lo que está relacionado directamente con la urbanización de terrenos productivos. Sin embargo, el alto crecimiento de la superficie bajo invernáculos en el período 2010-2016 (376%) establece una tendencia clara en el territorio, lo cual conlleva a la disminución de tierras disponibles para la producción y al corrimiento de este cinturón frutihortícola hacia nuevas tierras donde hasta el momento no hay amenazas de urbanización.

En el caso de la ciudad de La Plata la expansión urbana se está dando en el eje noroeste por lo que implica la conexión de la ciudad con Buenos Aires, por lo que las tierras productivas de esta zona aumentan el valor y al ser convertidas en suelo urbano generan una expulsión de esos productores a otras tierras (Frediani, 2013; Agudelo Patiño, 2012). Barsky (2007) en relación a la amenaza que sufren los cinturones verdes denomina a estos espacios como cinturones de especulación inmobiliaria, al considerar que no hay lugar donde la tierra se valorice más que en estos espacios periurbanos, al pasar de renta rural a renta urbana.

En este periurbano, donde se juntan o convergen lo urbano con lo rural, empiezan a aparecer conflictos en relación al tipo de producción, al uso de agroquímicos, la impermeabilización del suelo absorbente por parte de la producción en invernáculos alterando el libre escurrimiento de las aguas. En el cinturón productivo no hay regulación del uso de productos para la producción intensiva lo cual genera una amenaza para la población ya que esta producción se da en la llamada cuenca alta de los arroyos que atraviesan la región y la población se localiza en la cuenca media y baja.

Planteadas la síntesis de las problemáticas, se puede afirmar que resulta de suma importancia la planificación del territorio y directrices de crecimiento del área urbana como así también tener en cuenta la complejidad del cinturón verde platense. Frente a la crisis económico/productiva, social y ambiental que se vive actualmente es necesario que el estado pronuncie de manera inmediata la Emergencia Nacional Agropecuaria. Además, otros aspectos que debieran abordarse a mediano y largo plazo desde el ordenamiento territorial son la delimitación formal del cinturón verde platense y de la expansión urbana deseada conjuntamente con un área de transición entre ambos.

De esta forma, y teniendo en cuenta la complejidad del espacio periurbano y las tensiones que en este se generan, y en particular del periurbano platense, creemos que es imprescindible la presencia del estado para ordenar y regular este espacio, dado que las lógicas del mercado sólo responden a los condicionantes económicos y no contemplan la ciudad en toda su complejidad. De esta forma, resulta indispensable regular la situación de los pequeños productores, el uso de agroquímicos, la agricultura familiar, el crecimiento urbano para poder lograr el equilibrio socio ambiental y sanitario del cordón hortícola platense.

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Fecha de recepción: 29/04/21

Fecha de aceptación: 19/05/22

© ٢٠٢٢ por los autores; licencia otorgada a la Revista Universitaria de Geografía.
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1 Es un área separada para la vivienda de un determinado grupo étnico, cultural o religioso, voluntaria o involuntariamente, en mayor o menor reclusión. 

2 Es un lugar cerrado, estático y accesible a pie que se destina a la horticultura, dotado habitualmente de una cubierta exterior translúcida de vidrio o de plástico, que permite el control de la temperatura, de la humedad y de otros factores ambientales, que se utiliza para favorecer el desarrollo de las plantas.

3 Encargado de proveer de manera oficial los datos sobre crecimiento poblacional a través de la realización del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas a través de los años.

4 Subdivisiones político-administrativas del territorio de las Provincias que componen la República Argentina.

5 Entre algunos artículos que tratan esta problemática se pueden citar a Cionchi, Mérida y Redín (2000); Thompson, Swan, Moore y Saal (2009); García (2011) y Zenner de Polanía y Peña Baracaldo (2013).

* Doctora en arquitectura y urbanismo, becaria posdoctoral CONICET, Instituto de Investigaciones y Políticas del ambiente construido (IIPAC-CONICET-UNLP), La Plata, karinacjensen@gmail.com

** Doctora en arquitectura y urbanismo, becaria posdoctoral CONICET, Instituto de Investigaciones y Políticas del ambiente construido (IIPAC-CONICET-UNLP), La Plata, marianabirche@gmail.com