Infraestructura global, expropiación ecobiopolítica y resistencias menores en el enclave agroexportador del Gran Rosario

Gisela Ariana Rausch*

Resumen

Desde una aproximación transdisciplinar, y una investigación sustentada en el análisis documental y entrevistas, se indaga en los modos conflictivos en que se ha desarrollado, durante los últimos 20 años, la coexistencia de las escalas global-local en dos localidades del enclave agroexportador del Gran Rosario (Argentina). Con el objetivo de evidenciar las relaciones desiguales que se establecen en el territorio a partir del establecimiento de la escala global, materializada en el programa de la IIRSA, se analiza la conformación de una zona de sacrificio como consecuencia de las dinámicas ecobiopolíticas de expropiación. Se estudian las transformaciones que han sufrido las poblaciones en su vida cotidiana y la percepción que tienen los pobladores locales acerca de la conformación del enclave.

Los resultados sugieren una expropiación de los recursos energéticos para el desarrollo de la vida que es percibida por los pobladores en aspectos tales como: menor capacidad de movilidad, dificultad en el acceso a servicios públicos y específicos, caducidad de viejas costumbres, aumento de enfermedades crónicas y mortales, espacio urbano apropiado por la nueva escala, mayor contaminación de aire, agua y suelo.

Palabras clave: Infraestructura, Glocalización, Expropiación ecobiopolítica, Extractivismo, Área Metropolitana Rosario.

Global infrastructure, ecobiopolitical expropriation and minor resistances in agroexporting enclave of Gran Rosario

Abstract

Using a transdisciplinary approach, and research grounded in documentary analysis and interviews, this study explores the conflictive ways in which the coexistence of global and local scales has developed in two localities within the agro-exporting enclave of the Gran Rosario (Argentina) over the last 20 years. We analyze the formation of a sacrifice zone as a result of the ecobiopolitics expropriation dynamics to shed light on the unequal relationships between territory and the global scale materialized in the IIRSA program. The transformations which populations have undergone in their daily lives, and the local inhabitants’ perceptions about the conformation of the enclave are studied.

The results suggest an expropriation of energy resources for the development of life that is perceived by the inhabitants in different aspects such as: reduced mobility capacity, difficulty in accessing public and specific services, expiration of old habits, increase in chronic and fatal diseases, urban space appropriated by the new scale, greater air, water and soil pollution.

Key words: Infrastructure, Glocalization, Ecobiopolitics expropriation, Extractivism, Rosario Metropolitan Area

Introducción

El sistema capitalista requiere de redes técnicas para fijar y realizar (esto es, dar realidad) los flujos inmateriales del capital (Harvey, 1982; 2012). Esta realidad se alcanza a través de la ocupación de espacios-tiempos adecuados (Harvey, 1999), pero también en la creación de éstos. Puede decirse, de manera general, que el capitalismo históricamente ha creado o diseñado espacios-tiempos en función de sus requerimientos, consistentes principalmente en disminuir las distancias y los tiempos entre la extracción de materia prima y la comercialización del producto, en aras de multiplicar las ganancias (Brenner, 1999, Harvey, 1982; 2012).

El momento actual del capitalismo, conocido como globalización o capitalismo mundial integrado1, posee una racionalidad específica con efectos igualmente específicos. Desde la visión materialista de Brenner (1999, p. 432), la globalización es concebida “como una reterritorialización de los espacios socioeconómico y político-institucional que se desarrolla a través de múltiples escalas geográficas impuestas”; y esta reterritorialización, producto de la desterritorialización que le precede, sólo puede tener lugar a través de la construcción de estructuras fijas de transporte y de comunicación (Brenner, 1999). Sin embargo, tales estructuras de fijación no se dan en un vacío (espacial, territorial, histórico) sino que, su instalación provoca un proceso de reconfiguración espacial interescalar que Swyngedouw (1997) ha denominado glocalización. Con este término, el geógrafo da cuenta de la relación dialéctica y conflictiva entre los territorios a nivel local y las redes técnicas de escala global.

Dicho proceso de reconfiguración, que históricamente y de manera general puede observarse desde finales del siglo XX ha tenido, en los países de América Latina, una intensificación notable en la primera década del presente siglo. En efecto, a partir del denominado Consenso de Washington (1989), se inauguró un proceso de reforma de los Estado Nación que, a la par de las políticas económicas de apertura, necesitó de los soportes físicos (infraestructura) e institucionales para su realización. Esta nueva escala que se incorporó al territorio (la transfronteriza o supranacional) fue funcional al orden mundial que se desplegaba, y los grandes proyectos de infraestructura constituyeron una pieza clave para su desarrollo.

Puede decirse que el nuevo orden que implicaba la escala transfronteriza definió una vez más, para los países de América Latina, la condición de canteras de extracción de elementos del mundo biofísico (agua, suelo, biodiversidad, metales, etc), muchos de ellos vitales para el desarrollo de las poblaciones humanas y no humanas, y ahora destinados a satisfacer los requerimientos en commodities2 del mercado internacional. Dada la dinámica histórica del sistema capitalista, consistente en la incorporación de territorios periféricos al mercado mundial, la extracción de dichos materiales se realiza, por lo general, en los límites del sistema, sea en las periferias del sistema-mundo como en las periferias de las regiones o áreas metropolitanas. Estas áreas periféricas han sido consideradas zonas de sacrificio y constituyen, como veremos más adelante, las áreas donde los procesos de expropiación ecobiopolítica se manifiestan con mayor intensidad.

En Argentina, una de las infraestructuras transfronterizas principales que soportan el modelo productivo principal, el agroexportador, es la Hidrovía Paraguay Paraná (HPP). Este modelo, que comenzó a implementarse durante la década de 1990, tuvo su real impulso a partir de 2003, y desde ese momento ha ido profundizándose y extendiéndose de manera continua, centrándose primero en el cultivo de soja genéticamente modificada para luego ir desarrollando otros cultivos transgénicos3.

Los efectos territoriales de la implementación del modelo agroexportador son múltiples y complejos, abarcando un abanico de problemáticas sociales, sanitarias, biofísicas y económicas (Casas, 2017; Gargano, 2022). Una de las zonas en que tales efectos adquieren notable intensidad es el enclave industrial-portuario del Gran Rosario (GR)4.

Conformada por una serie de localidades santafesinas ribereñas, esta histórica zona industrial se vio reconfigurada drásticamente a partir de la instalación de empresas nacionales y multinacionales dedicadas, en su mayoría, a la exportación y procesamiento de cereales y oleaginosas (soja principalmente y sus derivados). Este proceso se dio entre 2003 y 2005 y sus dinámicas modificaron radicalmente la vida de los pobladores. La incorporación de esta nueva escala transfronteriza, materializada en la HPP y el transporte multimodal, definió así una nueva zona de sacrifico.

Este artículo indaga en los modos conflictivos en que se ha desarrollado, durante los últimos 20 años, la coexistencia de las escalas global-local (es decir los procesos de glocalización) en dos localidades del GR: San Lorenzo y Villa La Ribera. La primera localidad ha sido la que mayor actividad contestataria socioecologista ha presentado desde principios del presente siglo, junto a los mayores niveles de contaminación y casos de cáncer a nivel nacional. La segunda localidad, no corresponde al área portuaria y, a pesar de que su situación no ha sido difundida mediáticamente, tanto su ubicación geográfica como su configuración espacial propia la han convertido en uno de los puntos más conflictivos en cuanto al tránsito hacia los puertos.

Se analiza la conformación de una zona de sacrificio como consecuencia de las dinámicas exportadoras de los últimos veinte años, contemplando las transformaciones que han sufrido las poblaciones en su vida cotidiana y la percepción que tienen los pobladores locales acerca de la conformación del enclave. Coincidimos con Machado Araoz (2014) y Poma (2022) al considerar que atender a las emociones, los cuerpos y los sentimientos (como realidad psíquica de los afectados) constituye una dimensión crucial para el estudio de la conflictividad generada en los territorios de prácticas extractivistas. Si bien en este trabajo no se analizarán las emociones y sentimientos de los afectados, se pondrá atención en las descripciones de lo percibido, en tanto realidad psíquica experimentada, es decir, en tanto vivencia.

Pretendemos así contribuir a los estudios territoriales que abordan las consecuencias socioambientales en los países de América del Sur, derivadas de la implementación del programa infraestructural denominado Iniciativa para la Integración Regional Suramenricana (IIRSA), incorporando un enfoque que se concentra en la experiencia cotidiana de los pobladores, para observar los rasgos principales que adquiere la conflictividad socioterritorial en las localidades estudiadas, y de qué manera se da el proceso que concebimos como expropiación ecobiopolítica (Scribano, 2012).

Consideraciones metodológicas

Este trabajo expone hipótesis resultantes de una investigación que se encuentra aún en curso, posicionada en la transdisciplinariedad, integrando aportes de la Geografía Humana, la Ecología Política, la Sociología del cuerpo/emoción y los estudios territoriales en general. Reconocemos que la construcción transdisciplinar del conocimiento se encuentra aún en discusión, pero asimismo consideramos que su puesta en práctica constituye un camino hacia su construcción y consolidación en los análisis de fenómenos y sistemas complejos. Por otra parte, contemplamos la idea de una perspectiva holística (Sandoval Moreno, 2017) en las investigaciones, es decir, que incluyan, en sus análisis, las múltiples interacciones y asociaciones que intervienen en el objeto de estudio, reconociendo al mismo tiempo la fragmentariedad y parcialidad del abordaje.

La indagación se ha sustentado en el análisis de documentos oficiales, fuentes hemerográficas locales y entrevistas abiertas a pobladores de las localidades estudiadas que han participado y/o participan de asambleas de autoconvocados y organizaciones sociales y ecologistas. El trabajo de campo realizado para esta instancia tuvo una duración de 4 meses durante 2021, habiéndose realizado 10 entrevistas en profundidad.

Capitalismo mundial integrado, infraestructuras y zonas de sacrificio

Como se mencionó antes, la última fase del capitalismo fue posible a través de un proceso de transnacionalización que se dio en diferentes órdenes (político, económico, social) y que definió una nueva escala territorial a nivel planetario: la global (Brenner, 1999; Jessop, 2000; Sassen, 2010), así como también un nuevo orden de jerarquía mundial conformado por países de economías centrales y periféricas, dando lugar a lo que se ha denominado Norte Global y Sur Global (Fernández, 2017; Sassen, 2007). Esta distinción pretende dar cuenta de las desigualdades geográficas que se juegan en el actual orden del sistema mundo, donde algunas zonas son económicamente privilegiadas y dictan el “ritmo económico” (a través de la apropiación de los excedentes económicos5), mientras que otras funcionarían en dependencia6. Fernández (2017, p.24) define al Sur Global como:

(…) el espacio donde el capitalismo y su compleja red económica y política global opera a través de un proceso de subalternidad y exclusión de sus actores respecto de las cadenas de valor global. Dicho proceso tiene lugar como resultado de que las actividades centrales y más dinámicas permanecen fuera de ese espacio periférico, situándose en el centro del sistema-mundo visto en su conjunto. En este sentido, la actual división norte-sur no tiene que ver con fronteras geográficas, sino que hace referencia a las históricas y actuales divisiones de trabajo y riqueza que han llevado al desarrollo desigual y a las divisiones socioespaciales que se construyen a través de este proceso.

En el caso de América Latina, esta subalternidad debe ser comprendida en su dimensión histórica-estructural (Machado Aráoz, 2013; Svampa, 2019) asociada al saqueo y al genocidio que significó la conquista, es decir, la expansión territorial de las dinámicas económicas de lo que posteriormente sería Europa. Dicho proceso, que se replica fractalmente en las distintas escalas y tiene al pillaje como práctica fundacional, ha dado lugar a las llamadas zonas de sacrificio (Svampa y Viale, 2014; Svampa, 2019). Estas zonas pueden definirse como porciones de territorio donde las dinámicas capitalistas globales (manifiestas en prácticas extractivistas) se desarrollan con una intensidad capaz de provocar drásticas transformaciones y notable deterioro en la ecología de lo humano y no humano. Con prácticas extractivistas nos referimos aquellas basadas en la sobre-explotación de los bienes naturales destinados a la exportación, que para el caso de América Latina se encuentran encauzadas en regímenes político-económicos (Gudynas, 2018; Machado Aráoz, 2013).

Dichas zonas de sacrificio (Svampa y Viale, 2014) poseen un conjunto de características que permiten a las empresas obtener ventajas comparativas en términos económicos. Esto autores han resumido estas características en: disponibilidad de elementos de la naturaleza para ser incorporados a los circuitos del mercado; una institucionalidad débil, que propicia el avance con escasa regulación y altos beneficios económicos para los inversionistas; un Estado deficitario, ávido de atraer inversiones; y gran parte de la sociedad empobrecida, con necesidades insatisfechas.

Por lo tanto, estas zonas sacrificadas al capital global constituyen entramados complejos donde se involucran una diversidad de actores globales, regionales, estatales-nacionales y locales. Esta coexistencia diversa y compleja por un lado, ha provocado el surgimiento de conflictos, pero también se presenta como un obstáculo a la hora de frenar (por parte de la sociedad movilizada) el deterioro producido por quienes operan en la escala global (empresas multinacionales y sus operadores logísticos)7.

Dichas condiciones y entramados complejos definen relaciones desiguales y dependientes con los países de economías centrales, altamente tecnologizados, propiciando lo que Machado Aráoz (2013) han denominado expropiación ecobiopolítica.

El término expropiación ecobiopolítica refiere a un proceso de apropiación y control de la naturaleza (recursos energéticos para la vida) por parte de grupos económicos en asociación con el Estado, a través de la imposición de modelos de producción, de consumo, de relaciones sociales que legitiman su poder (y lo reproducen). Tal proceso implica la expropiación de recursos energéticos (del metabolismo territorio-cuerpo-individuo8) a las poblaciones humanas y no humanas afectadas. Como señala Machado Aráoz (2014, p. 60):

(…) trabajo y alimentos aluden genéricamente a los flujos energético-materiales que anudan la co-existencia vital entre cuerpos y territorios. A su vez, al tratarse de flujos materiales mediados simbólicamente, co-constituidos por y a través del lenguaje y los saberes, esa dinámica del intercambio metabólico se constituye como un filamento clave de la urdimbre identitaria de una determinada población-cultura-economía.

De este modo, con expropiación ecobiopolítica se contemplan de manera interrelacionada, las dimensiones ecológicas y políticas que hacen a la administración de lo vivo (el biopoder), haciendo foco en el desigual acceso por parte de los grupos sociales a los recursos energéticos. Específicamente, se quiere dar cuenta de un proceso que consiste en la apropiación desigual de materia-energía, donde un reducido sector de la sociedad se apropia y obstaculiza (provoca una expropiación) el flujo energético vital de una gran parte de los cuerpos.

De acuerdo a ello, sostenemos que en el territorio estudiado constituye una zona de sacrificio donde las dinámicas exportadoras de escala global tienen su contracara en los procesos de expropiación ecobiopolítica en la escala local. Dichas dinámicas tienen su soporte material en diseños específicos y configuraciones espaciales, donde las grandes infraestructuras poseen un rol clave, tanto en la conformación de los territorios como en las reconfiguraciones de los cuerpos, humanos y no humanos, y de la percepción sobre éstos. En particular, en este trabajo se hace foco en los modos que las infraestructuras pertenecientes a la IIRSA han dinamizado procesos de expropiación ecobiopolítica en las dos localidades santafesinas mencionadas, a partir de la imposición de la escala global en los ámbitos locales.

Los megaproyectos de infraestructura, sin duda, constituyen las históricas mediaciones físicas entre las prácticas extractivistas, su transporte y los bienes naturales. En América Latina, así como el primer ciclo extractivista, entre mediados del siglo XIX y principios del XX, fue soportado por el ferrocarril, el segundo se muestra más variado en cuanto a los megaproyectos de extracción, pero todo converge en el sistema de transporte multimodal de escala global. La intensidad con la que se generan commodities y la conformación de enclaves extractivos ha dependido de la aceleración del transporte, posibilitada por “la revolución de los contenedores” e internet (Barreda, 2005); y a medida que los flujos de capital van acelerándose y desmaterializándose, en los territorios, los megaproyectos y las redes de transporte cobran mayor presencia física. Como se mencionó anteriormente estas redes irrumpen en territorios que poseen configuraciones y ecologías específicas, transformando drásticamente las dinámicas de lo vivo (humano y no humano), a un ritmo que se presenta inusitado, y muchas veces traumático, para los territorios. Según Machado Aráoz (2013, p. 33):

En términos estructurales, ha significado una reconfiguración general de la geografía regional: a través de la definición de las zonas de extracción y de las distintas áreas de impacto, de la implantación de grandes obras de infraestructura y sus mega-corredores de insumos y productos, ha operado un completo rediseño de los territorios; tanto en términos ambientales como jurisdiccionales, ha supuesto el trazado de nuevos mapas y nuevas fronteras. La estructura y funcionamiento de los ecosistemas de las regiones intervenidas se han visto profundamente alteradas, y sujetas a procesos dinámicos de transformación con efectos de largo alcance y consecuencias prácticamente imprevisibles.

En América del Sur, esta presencia de las redes se observa en la IIRSA y los proyectos que la componen. Este programa infraestructural, parcialmente concretado, fue creado en el año 2000 (CAF, 2000) y su objetivo es conformar una red de transporte multimodal de nivel continental destinada a la extracción de bienes naturales y su exportación a los centros de procesamiento mundial. Desde la perspectiva del metabolismo territorial, la IIRSA puede considerarse una red de expropiación ecobiopolítica. En efecto, los distintos megaproyectos que se han ido promoviendo y concentrándose a lo largo del presente siglo han sido acompañados por el surgimiento de numerosos conflictos con las poblaciones afectadas, que han visto sus formas de vida amenazadas por las transformaciones que los mismos suponen (Acselrad, Campello do Amaral Mello y Das Neves Bezerra, 2009; Fernández Equiza, 2013; Svampa, 2019; Yacoub, Duarte y Boelens, 2015).

En Argentina, la HPP constituye la infraestructura principal para desarrollar el modelo agroexportador, que se encuentra vigente desde mediados de la década de 1990 y fue ampliamente desarrollado al entrar el presente siglo (Gargano, 2022; Giarracca, 2017; Giarracca, Teubal, 2013; Palmisano, 2016; Pengue, 2018). En esta vía navegable, que nace en Brasil y recorre más de 3400 km hasta su desembocadura en el Océano Atlántico, convergen la mayor parte de las exportaciones del país9, sumado a las exportaciones de Brasil y Paraguay.

El transporte multimodal y las sucesivas profundizaciones (vía dragado) del río Paraná, que facilitaron el ingreso de buques interoceánicos en el tramo Timbúes-Atlántico, han posibilitado un desarrollo sin precedentes de las actividades exportadoras, en especial las vinculadas a los agronegocios10.

AMR2.jpg

Figura 1. Área Metropolitana Rosario con indicación de las localidades estudiadas. Fuente: GoogleMaps, 2023.

Este avance de la actividad basada en eventos biotecnológicos (semillas transgénicas), no sólo se observa en la superficie desmontada de bosque nativo11 sino también en las voces que reclaman ante el deterioro de sus vidas y de su salud frente al uso de herbicidas e insecticidas altamente tóxicos12 (Arizpe y Locatelli, 2009; Avila Vásquez y Difilippo, 2016; Berger, 2020; Schmidt y Toledo López, 2018).

 

2018

2019

2020

2021

Variac. 21-20

Participación relativa

Cebada

2821404

3098304

2586640

2950936

14%

5%

Gran Rosario

77750

55461

37055

 

-100%

0%

Resto

61683

49750

105465

44767

-58%

2%

Sur de Buenos Aires

2681971

2993093

2444120

2906169

19%

98%

Girasol

 

87798

141359

104029

-26%

0%

Gran Rosario

 

 

 

 

 

0%

Resto

 

 

54475

 

-100%

0%

Sur de Buenos Aires

 

87798

86884

114029

20%

100%

Maíz

21671996

35668373

36284142

38617840

6%

64%

Gran Rosario

17337871

29037763

28490391

27682786

-3%

72%

Resto

580530

721092

1083146

1733576

60%

4%

Sur de Buenos Aires

3753595

5909518

6710605

9201478

37%

24%

Soja

4108536

9827023

6628697

5260737

-21%

9%

Gran Rosario

1940781

4180772

2454915

1701252

-31%

32%

Resto

292452

1258479

1388302

965125

-30%

18%

Sur de Buenos Aires

1875303

4387772

2785480

2594360

-7%

49%

Sorgo

319846

440914

629058

2112886

236%

3%

Gran Rosario

313407

379974

374699

1612428

330%

76%

Resto

 

60940

254359

446885

76%

21%

Sur de Buenos Aires

6439

 

 

51573

 

2%

Trigo

11167268

11129753

10250268

11615500

13%

19%

Gran Rosario

7390919

6890756

6850714

6251533

-9%

54%

Resto

782723

786690

729782

677196

-7%

6%

Sur de Buenos Aires

2993626

3452307

2669772

4686771

76%

40%

Total

40089050

60252165

56520164

60661928

7%

100%

Tabla I. Evolución de embarques por grano y puerto en Argentina, en toneladas. Fuente: https://camaracapym.com.ar/index.php/estadísticas

Como nodo de salida para esta gran fábrica agroalimentaria, se desarrolló el enclave agroexportador en el GR, abarcando una serie de localidades con histórico rol industrial que se encuentran a la vera del río Paraná. Favorecidas por las políticas nacionales aperturistas13 y de promoción de los agronegocios de mediados de la década de 1990 y los primeros años de 2000, numerosas empresas nacionales y multinacionales se establecieron en este cordón al sur de la provincia de Santa Fe, que aloja una variedad de industrias14 (Pellegrini et. al., 2013), y que actualmente es considerado el enclave agroexportador más relevante a nivel mundial en cuanto a volúmenes exportados de cereal, oleaginosas y derivados (cereal molido, aceite, biocombustible) (Tabla I). Desde la localidad de Timbúes hasta Villa Constitución, se desarrollan terminales portuarias privadas15, empresas e industrias tecnologizadas por donde salen cereales, oleaginosas, aceites, biocombustibles, hidrocarburos, minerales, químicos y petroquímicos.

El acondicionamiento de la HPP para el transporte interoceánico ha sido un factor clave en las transformaciones territoriales de esta zona. Schweitzer (2014; 2016; 2017) considera que las dinámicas impuestas por el transporte multimodal asociadas a la megainfraestructura naviera han atravesado los ámbitos locales, y que “las mejoras” que tales infraestructuras proveen en cuanto a competitividad de los productos y las regiones se han realizado con altos costos ambientales, sociales y económicos para las poblaciones receptoras.

Ahora, ¿qué perciben las poblaciones receptoras? ¿qué ocurre con los cuerpos y las emociones que son atravesadas por estas dinámicas de extrañamiento? ¿qué dicen las existencias que experimentan la fragmentación de sus espacios vividos y la reconfiguración de su territorio, por la irrupción de dinámicas de otra escala?

Existencias y resistencias “menores” entre las redes de expropiación ecobiopolítica

Como decíamos, esta área donde el capital global se hace cuerpo y se agencia del territorio, ha determinado una zona de sacrificio que forma parte de la gran fábrica global. Si la ciudad global ha sido el objeto y el medio privilegiado del proceso de desarrollo del neoliberalismo (Sassen, 2007), en sus márgenes, tanto del sistema-mundo (ciudades en países con economías periféricas) como de las mismas regiones (áreas rurales o periurbanas), la gran fábrica global ha extendido sus instalaciones, conformado estas áreas de intensidad extractiva llamadas zonas de sacrificio.

En los intersticios de esta semiosfera y tecnosfera que crea y recrea el neoliberalismo subsisten (e insisten) existencias menores, humanas y no humanas, que muchas veces resisten a dichas dinámicas, así como también al deterioro que las mismas representan para sus vidas.

Aquí tomamos el concepto de existencias menores desarrollado por David Lapoujade (2018) para referir a aquellas existencias que no forman parte de la mirada hegemónica. Para Lapoujade, tales existencias se encuentran en el límite de la no-existencia respecto de una mirada hegemónica (el de la razón neoliberal, en este caso) o de ciertos grados de formalización16. Su condición de menor no significa menor valor, sino que constituyen un potencial (creativo) o una gama de posibilidades virtuales por fuera de las dinámicas totalizadoras.

Estas existencias son invisibles en tanto no se ajustan a las categorías preestablecidas por la sociedad, por el Estado y la cultura institucionalizada. Se trata de entidades frágiles que aún existen en arenas movedizas o cuyo territorio fue desmantelado. O como expresa Lapoujade (2016), son expresiones y pretensiones que amenazan las otras formas de derecho, aquellas que dictan los Estados, los mercados o las instituciones.

En tal sentido podemos vincularlas a lo que Milton Santos denominó racionalidades subalternas (Santos, 2006). Para el geógrafo, las racionalidades subalternas son sistemas de conocimiento y prácticas surgidas de las experiencias cotidianas de los grupos subalternos (campesinos, pueblos indígenas, afrodescendientes y otros grupos marginados). Estas racionalidades constituyen un saber empírico y creativo que coexiste (y subsiste) con la racionalidad hegemónica (las “zonas luminosas”, para Santos). Esta última se materializa, por ejemplo, en las redes técnicas:

Na cidade “luminosa”, moderna, hoje, a “naturalidade” do objeto técnico cria uma mecânica rotineira, um sistema de gestos sem surpresa. Essa historicização da metafísica crava no organismo urbano áreas constituídas ao sabor da modernidade e que se justapõem, superpõem e contrapõem ao uso da cidade onde vivem os pobres, nas zonas urbanas ‘opacas’. Estas são os espaços do aproximativo e da criatividade, opostos às zonas luminosas, espaços da exatidão. Os espaços inorgânicos é que são abertos, e os espaços regulares são fechados, racionalizados e racionalizadores (Santos, 2006, p. 221).

Para Santos, las transformaciones que van sufriendo los territorios a partir de los procesos de modernización, provocan la desterritorialización de distintas formas culturales y sociales que históricamente han construido los distintos grupos humanos. Estos procesos de modernización conducen a un extrañamiento, y a un proceso de desculturización (Santos, 2006) donde dialogan (en conflicto) una razón global y una razón local.

Por otra parte, Laval y Dardot (2016) consideran que, en la actual fase del capitalismo, la razón neoliberal atraviesa todos los aspectos de la existencia y los modos de imaginar el mundo (es una cosmovisión). Para los autores, el neoliberalismo tiene un sentido activo de construir sujetos, relaciones sociales y maneras de habitar el mundo, imponiendo un universo de competencia generalizada; es decir, tiende a la totalización.

Si contemplamos las consideraciones tanto de Santos como de Laval y Dardot, la fragilidad de estas existencias menores respondería, por un lado, a no ser mirada por la razón hegemónica, que pretende ser totalitaria y llevar adelante el proceso de expropiación ecobiopolítica, y por el otro, a no adquirir los grados de formalización suficiente que logren transformar su propia realidad y recuperar los flujos energéticos que les han sido expropiados.

Villa La Ribera: “que ningún grano valga más que la vida”

Villa La Ribera (VLR) es una localidad con una población de unos 400 habitantes. Pertenece a la provincia de Santa Fe (Argentina), se ubica a 40 km al norte de la ciudad de Rosario y a unos 10 km del área portuaria Timbúes (parte del enclave agroexportador de la RGR); donde se encuentran instaladas empresas como Dreyfus, COFCO, la planta de la Aceitera General Deheza (AGD) y Renova (Figura 2).

Tanto la situación geográfica como jurisdiccional en VLR es compleja: por un lado, allí se produce el encuentro de las rutas provinciales Nº 91 y Nº 1117, el río Carcarañá la bordea, también tiene un acceso a la Autopista Santa Fe-Rosario y es atravesada por el ferrocarril. En cuanto a su situación jurisdiccional, una parte de VLR pertenece a la Comuna de Oliveros, y otra parte, a la localidad de Pueblo Andino.

A pesar de que VLR no pertenece al cordón de localidades ribereñas que constituyen el enclave agroexportador, sufre directamente las consecuencias de las dinámicas exportadoras. El cruce entre las rutas 91 y 11 genera un “embudo” de miles de camiones18 (que se dirigen a Timbúes y, en menor medida, a Puerto Gral. San Martín y San Lorenzo), ocupando 4 o 5 kilómetros, en las épocas de mayor cosecha.

VLR chico.jpg

Figura 2. Imagen satelital de Villa La Ribera. Fuente: GoogleMaps, 2022. Un habitante de la localidad que entrevistamos recuerda que VLR comenzó a tener alto tránsito de camiones a partir del año 2005, cuando comenzaron a instalarse las empresas agroexportadoras en el “cordón” (haciendo referencia a las localidades ribereñas):

Y más que nada cuando Timbúes empezó a tener las otras empresas, otros puertos. Ahí se empezó cada vez a notar más flujo de camiones, año a año es peor. Entonces, eso hizo que muchos años tengamos problemáticas de no poder salir de la casa de mi papá, los camiones en la puerta. Vos querías ir a Timbúes y capaz que no podías…[había] cientos de camiones arriba del puente que va a Serodino, a [Pueblo] Andino. Para salir al peaje también tenés que bordear doscientos camiones…los ruidos. Un lugar que era tranquilo para dormir, en la época de cosecha, [hay] todas las noches bocinas, luces, contaminación. Se tira residuos que quedan al borde del tramo…La Ribera es como un kilómetro en sí, pero ese kilómetro está súper afectado por los camiones (E.1, 2021).

Según recuerdan los entrevistados, VLR era un “pueblito tranquilo” con pobladores nativos y casas de fin de semana. También recuerdan que, con anterioridad a las dinámicas exportadoras, en la zona podían avistarse especies de animales que hoy ya no se ven:

Y bueno, obviamente, hoy está, ha mermado la fauna ictícola terriblemente, pero terriblemente. Eso, por culpa de la contaminación. También, bueno, de, más arriba hay algunas plantas [industriales] que también han tirado desechos, estaba Celulosa antes en [Pueblo] Andino, estaba el SEMIGA en Carcarañá (E. 2, 2021).

[…] el modelo agroexportador, el modelo de monocultivo sojero, obviamente, nos afectó en, también en la fauna del lugar, porque yo cuando era chico, me acuerdo, tenía, perdices, había liebres, hasta más iguanas…había lechuzas…La fumigación ha matado las aves…terriblemente, lo que ha afectado las aves, no hay dimensión de lo que ha hecho el monocultivo y los agrotóxicos (E. 1, 2021).

Las costumbres también son percibidas por los habitantes como transformadas y apropiadas por dichas dinámicas:

[…] nos afectó también en la relación de la gente con el río. Más allá de la contaminación. Por lo que yo te decía antes, y que yo hablaba con algunos pobladores de ahí que iban a pescar a Timbúes […] Entonces mucha gente iba a pescar a bajadas públicas del Paraná. ¿Qué pasó? Con todos los camiones, con La Paloma, con Dreyfus, Renova, Kofko, Dreyfus, ACA, AGDT y Cargill […] nos afectó en el sentido de la relación del hombre con el río. No podés bajar, ni siquiera podés ir a tomarte un mate, porque hay cien mil camiones, hay unas plantas tremendas, que obviamente que ya no te dejan pasar (E. 1, 2021).

Puede verse en las líneas anteriores cómo los habitantes perciben que la realidad actual del poblado ya no es la de antaño. Más allá del idealismo que dicta que “todo tiempo pasado fue mejor”, efectivamente, la vida en VLR ha sido transformada por dinámicas que pertenecen a otra escala y que producen extrañamiento. En este sentido, es que podemos afirmar que las redes físicas que soportan los flujos del mercado internacional han ejercido una expropiación ecobiopolítica en el territorio y en los cuerpos humanos y no humanos. Esta expropiación puede verificarse en la fragmentación del espacio urbano a partir de la irrupción del transporte de carga (Fig. 3 y Fig. 4), junto a las actividades agropecuarias, como las fumigaciones con herbicidas tóxicos.

Otro habitante de VLR señala la peligrosidad de estas dinámicas para las actividades cotidianas como ir a la escuela o ir a trabajar. Los camiones obstruyen el tránsito automotor, incluso la salida de las viviendas, por lo cual los habitantes deben moverse a pie, o directamente no pueden hacerlo. Incluso, el habitante hace referencia a la incertidumbre que se experimenta, durante los meses de cosecha gruesa, donde “uno no sabe si va a poder volver en automóvil” (E. 3, 18/11/2021). Asimismo, menciona el entrevistado, durante estos meses críticos, los servicios de transporte público y ambulancia suelen cortarse.

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Figura 3. Camiones de cosecha en VLR haciendo fila para ingresar al puente del río Carcarañá. Fuente: gentileza de habitante de VLR, 2022.

Pero, además, esta fragmentación físico-biológica-material (de los cuerpos, del territorio, de los espacios vividos) tiene su correlato en la fragmentación simbólica que tales dinámicas implican para el cuerpo psíquico. Nos referimos al cuerpo de experiencias y memorias que constituyen un lazo entre el habitante y el espacio habitado. En este sentido, un habitante comenta cómo la apropiación que las empresas llevaron adelante del área costera, modificó el lazo que los pobladores tenían con el río y las actividades que realizaban allí:

[En] “Andino, nos afectó en el sentido de la relación del hombre con el río. No podés bajar, ni siquiera podés ir a tomarte un mate, porque hay cien mil camiones, hay unas plantas tremendas, que obviamente que ya no te dejan pasar. Tampoco vas ahí porque, tantos camiones…o sea, no llegás (…) no tenés casi salida al río en Timbúes.

Los vecinos de VLR hace algunos años que vienen reclamando por las dificultades que ocasiona el tránsito pesado en la localidad. En marzo de 2022, en plena época de cosecha gruesa, hubo un fatal accidente de tránsito en medio de los camiones que se encontraban en la ruta provincial Nº 91, esperando para dirigirse al área portuaria. Este hecho, en el cual fallecieron dos personas que transitaban en automóvil (La Capital, 7/4/2022), detonó el enojo de los pobladores de VLR, quienes decidieron visibilizar la problemática cortando la ruta e impidiendo el tránsito de carga (IRE.com.ar, 12/4/2022) bajo el lema: “que ningún grano valga más que la vida” (Fig. 7).

Lo que enfatizaban los pobladores movilizados era que las rutas resultan obsoletas para el alto tránsito actual, y que además era necesario construir obras de infraestructura que dirijan el tránsito de carga por fuera de la localidad. Una referente de la lucha señalaba:

El propio sistema agroexportador genera el problema, pero a la vez, la riqueza necesaria para solucionarlo (…) lo que definitivamente tienen que hacer las autoridades, sobre todo nacionales, es decidir invertir parte de esa riqueza en esta región (IRE.com.ar, 12/4/2022)

VLR muestra los procesos de expropiación ecobiopolítica derivados de las dinámicas capitalistas en zonas de mayor intensidad de los flujos. También muestra las condiciones de subalternidad del territorio, donde la generación de riqueza por parte de los grandes jugadores del mercado agroalimentario se sostiene en el deterioro de la vida en los ámbitos locales. Si bien esta localidad no se encuentra en el enclave agroexportador, puede observarse que la intensidad del transporte de camiones ha modificado drásticamente los espacios y las existencias humanas y no humanas. En la percepción de los pobladores, el establecimiento de esta nueva escala ha determinado la imposibilidad de continuar con ciertas costumbres como ir al río, pero también ha instalado un estado de alerta e incertidumbre en la movilidad cotidiana y el mismo desarrollo de sus existencias.

San Lorenzo: puertos, multinacionales y vecinos en movimiento

En la actualidad, la ciudad de San Lorenzo puede considerarse uno de los puntos de mayor intensidad de las dinámicas agroexportadoras, y por lo tanto, de expropiación ecobiopolítica19. Ubicada a unos 23 km al norte de Rosario, esta ciudad de alrededor de 50 mil habitantes fue durante el siglo XX un importante centro industrial manufacturero, vinculado también a las actividades agropecuarias (Gobierno de la Provincia de Santa Fe, 2023) (Fig. 5). Actualmente aloja un importante conjunto de empresas exportadoras, siendo el puerto de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) el de mayor movimiento20. En 2021, en este puerto operaron casi 3 millones de toneladas de productos, en su mayoría cereales, oleaginosas y derivados (Argentina.gob, 2022).

El desarrollo que ha tenido esta ciudad en materia de actividad exportadora ha provocado importantes transformaciones en los espacios urbanos, en las áreas costeras y en la calidad de vida de los pobladores. En este sentido, el avance de las instalaciones portuarias (Fig. 6) y las empresas sobre el borde de la barranca, el desmoronamiento de áreas ribereñas por el tránsito de grandes buques, el aumento exponencial de diversas afecciones sanitarias (alergias, cáncer), la contaminación sonora y del aire y el aumento del tránsito pesado constituyen expropiaciones ecobiopolíticas concretas que han sufrido los pobladores locales en los últimos veinte años.

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Figura 4. Imagen satelital de San Lorenzo. Fuente: GoogleMaps, 2022.

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Figura 5. Terminales de la ACA. Fuente: Archivo de Taller Ecologista (2013).

En torno al año 200521 comenzó a surgir un movimiento de algunos pobladores sobre el empleo de pesticidas contaminantes, que no sólo se utilizaban en las fumigaciones de los cultivos, sino que también se esparcían en la ciudad, en forma de polvillo, como resultado de las dinámicas de almacenaje y embarque en las áreas portuarias22.Los vecinos también reclamaban por el tránsito de camiones, los cuales ingresaban y salían por una calle de barrio (calle Mosconi). Según comenta un poblador, integrante de la Asamblea Permanente por la Vida (APV) y de la Multisectorial Paren de Fumigar, solían circular por la misma unos 2 mil camiones por día. El mismo vecino recuerda:

Hicimos la primera charla en Puerto [San Martín], en el 2000, con el doctor Smith y el Doctor Illiabot. Y yo ahí comencé a tener noción de lo que eran los agrotóxicos y cuando en el 2005 se armó una en el barrio Díaz Vélez23, en la calle Mosconi, se armó una Comisión de vecinos porque pasaban dos mil camiones por día por una calle del barrio. Yo me sumo ahí y ahí pasó de todo (…). O sea, hicimos lo que nunca se hizo en el país. Hicimos el único y primer corte de camiones sojeros en cosecha gruesa. Y, bueno, nos fuimos al juzgado, estuvo una Intendenta mirando cómo nos pegaban y llevó mercenario-, sicarios para pegarnos. Sí, fue una cosa muy, muy turbulenta y de ahí surgió la Asamblea Permanente por la Vida, una asamblea de vecinos que duró más o menos del 2006 hasta el 2010. (E.4, 12/3/2021).

La APV fue un espacio de diálogo y reclamo conformado por un conjunto de vecinos de San Lorenzo, con la finalidad, según expresaba el manifiesto publicado (Rosario/12, 20/10/2006), de “discutir o proponer ideas y acciones para defender nuestro derecho y el de nuestros seres queridos a una vida sana”. Lo que proponía la asamblea era que las empresas contaminantes fueran reubicadas en un área que no afecte la salud y la calidad de vida de los pobladores.

En 2009, la ciudad de San Lorenzo fue sede del Segundo Encuentro de Pueblos Fumigados, convocada por la Unión de Asambleas Ciudadanas y los colectivos y agrupaciones que componen la Campaña “Paren de Fumigar” (Rulli, 13/9/2009).

Además de la APV, la ONG Defendamos la salud se encargaba de difundir las problemáticas que viven los pobladores, vinculadas a las dinámicas exportadoras e industriales que coexisten con las habitacionales. Cabe destacar que tres integrantes de esta organización fueron amenazados en 2010 por sus actividades de difusión y concientización.

San Lorenzo ha sido definida por alguno de sus pobladores como “la capital del toxiturismo” (Lavaca, 28/8/2010). A este respecto, una integrante del movimiento MO.RE.DE.HU. (Movimiento Regional en Defensa de los Humedales y habitante de San Lorenzo, señala:

El nivel de contaminación de esta ciudad debe ser de los más altos del país. Se nota en todos, en todos los aspectos: en el aire, en el agua, en, en la tierra. O sea, tenemos agua de napa, que no se puede tomar, aire, todos los días hay un olor nuevo, un aire nuevo que no sabés, ¿esto qué es, humo, ceniza, polvo de una cosa, de otra? Siempre hay algo (E. 5, 12/11/2021).

Y sigue:

Hubo varias muertes de camioneros por las pastillas de agroquímicos que usan antes de entrar a los puertos. Y el contacto con ese químico es tan fuerte que un solo contacto con la piel ha generado muertes. Eso después queda tirado ahí en la vereda de un barrio, en el que a lo mejor los chicos están jugando a la pelota. Hubo también causas de malformaciones de nacimiento (…). Las alergias son todo, toda la ciudad, todo el año. Entonces, creo que normalizamos un montón de cosas que no son normales (E.5, 12/11/2021).

En el año 2011, un grupo de habitantes de las localidades del Cordón, junto a organizaciones ambientalistas y un equipo médico de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), se reunieron para poner en marcha un mapeo de la contaminación (Farco.org, 18/09/2022). Según expresaba Mariano Mucci, uno de los médicos a cargo, el objetivo del mapeo era “rescatar el saber de las comunidades en relación a las características de su territorio”.

En 2014, el Mapa arrojó algunos resultados que fueron publicados por la UNR (UNR.edu.ar, 10/05/2022), donde se señalaba que, si bien existían numerosas denuncias sobre el efecto de los plaguicidas y químicos sobre la población (casos de leucemia infantil y casos puntuales de cáncer como producto de la exposición a estas sustancias químicas), no existía una visión integral de la problemática. El mapeo mostraba una serie de irregularidades respecto al manejo de sustancias tóxicas así como también revelaba algunos de los productos, altamente contaminantes, utilizados por las industrias y volcados a los efluentes de los cursos de agua24. Lo que destacan los pobladores y organizaciones que trabajan en la problemática, es que no existen relevamientos rigurosos e integrales oficiales sobre la contaminación del área (Hiba, 9/1/2017).

En 2012, el Ministerio de Salud presentó el Informe de morbi-mortalidad del Cordón Industrial de la Región Rosario, conociéndose que en las ciudades de Capitán Bermúdez y San Lorenzo, se superaba la tasa de mortalidad nacional en cuanto a cáncer colorrectal (Taller Ecologista, 2013).

Por su parte, los pobladores viven con la convicción de que tienen las tasas más altas de cáncer del país y esto se menciona repetitivamente en las entrevistas:

Y después, yo me acuerdo que hace unos años, en un conflicto entre [INAUDIBLE 00:30:23] y los obreros, hará como cinco años, el sindicato fue para apretar a la empresa, puso cuarenta y siete crucecitas, frente a la empresa, que eran cuarenta y siete muertos de cáncer. Era una empresa que tenía cuatrocientos trabajadores estables. Porque la empresa los jubilaba cuando estaban enfermos para que mueran en la casa, jubilaba antes de tiempo. Pero ellos, averiguaron con nombre y apellido, eran cuarenta y siete los muertos de cáncer que laburaron en la empresa. O sea que es una cantidad enorme (E.4., 12/3/2021).

La expropiación ecobiopolítica de la salud, se une a la ocupación territorial que llevan adelante las empresas. No sólo los camiones se han apropiado del espacio urbano y las zonas residenciales, sino que las empresas presionan a las entidades gubernamentales locales para extender sus instalaciones, principalmente en las zonas costeras.

Frente a las múltiples problemáticas que integran el existir de los pobladores de San Lorenzo (y el cordón industrial en general), aparecen las resistencias menores que muestran las fallas en los mecanismos de soportabilidad social25 (Scribano, 2012). Y así, a contramano de una serie de sentidos comunes, que consideran el modelo agroexportador como el motor del desarrollo del país, y al cordón industrial como un área pujante de nivel internacional, un conjunto de pobladores locales, médicos y organizaciones ambientalistas y sindicales, dan cuenta de otros sentidos que se vinculan con los costos de dicho modelo.

Reflexiones finales

Adrián Scribano (2012) sostiene que la expansión global del capitalismo se ha caracterizado por: 1) un aparato extractivo de aire, agua, tierra y energía; 2) la producción y el manejo de dispositivos de regulación de las sensaciones y los mecanismos de soportabilidad social y 3) el refuerzo de la máquina militar represiva. Para la sociología de cuerpos/emociones que el autor propone, “la geometría corporal se asienta en una geocultura y en una geopolítica de la dominación” (p. 102). Por lo tanto, para el autor, analizar los dispositivos culturales y políticos de dominación no puede desvincularse del análisis de los cuerpos.

Como pudo observarse en el trabajo, los procesos de desterritorialización y reterritorialización del capitalismo global no se realizan exentos de grandes impactos en las vidas de poblaciones humanas y no humanas. La conformación del enclave agroexportador en el GR (como parte del programa infraestructural de la IIRSA) ha provocado, por un lado, la reconfiguración de los espacios de existencia de los locales, de la percepción que tienen estos últimos con los espacios que habitan y con su propio cuerpo, y por el otro, el deterioro efectivo de la calidad de vida.

La imposición de la escala global materializada en el despliegue de las redes de transporte hacia los puertos, puede considerarse una ruptura que ha provocado un proceso de expropiación ecobiopolítica en varios aspectos: en la movilidad, que se ve diariamente obstaculizada y determinada por el tránsito pesado; en la salud, con el crecimiento exponencial de una serie de enfermedades específicas y crónicas (cáncer, alergias); en la calidad de vida, con el aumento de sustancias peligrosas en el ambiente proveniente de las industrias y el sector agroalimentario; en el deterioro de los espacios urbanos; en la destrucción de biodiversidad nativa; y en los aspectos psíquico-simbólicos, que se observa en el extrañamiento y la ruptura con el espacio vivido, que han producido estas dinámicas en el existir cotidiano.

Tal como lo expresa Machado Aráoz (2013, p.36):

La dinámica del capital precisamente opera a través de la radical escisión y ruptura del metabolismo social a través del cual determinados cuerpos-poblaciones se hayan biológica e históricamente ligados a específicos modos de ser de la Tierra-territorio. La expropiación, instancia fundacional del capital, es el acto de violencia radical a través del cual se introduce esa ruptura.

En este sentido, cuando se habla de zona de sacrificio, no sólo se está considerando una práctica extractiva de un elemento determinado, sino un conjunto complejo de relaciones territoriales y ecologías humanas y no humanas que se ven violentadas, transformadas y encauzadas en un proceso de progresiva subalternidad que va configurando relaciones cada vez más desiguales entre lo que llamamos Norte y Sur global. La ruptura traumática que producen estas dinámicas globales en los territorios (que repite la primera ruptura colonizadora), materializadas en las redes de infraestructura, crean nuevas condiciones en las poblaciones, caracterizadas por mayor desigualdad y menor acceso a determinados recursos para el desarrollo de la vida.

Reconociendo la parcialidad de nuestro abordaje y la provisoriedad de las hipótesis, con este análisis hemos dado cuenta de las relaciones desiguales que se establecen en el territorio a partir del establecimiento de la escala global, materializada en el programa de la IIRSA, en el enclave agroexportador de la RGR. Hemos colocado el foco en las vivencias de los pobladores y su percepción del proceso de expropiación ecobiopolítica que ha significado la instalación de las redes de infraestructura global que soportan el transporte multimodal, con eje en la HPP. Esta expropiación ecobiopolítica es percibida por los pobladores en distintos aspectos como: menor capacidad de movilidad, dificultad en el acceso a servicios públicos y específicos (transporte, emergencias), caducidad de viejas costumbres y estrategias de subsistencia (pesca fluvial), aumento de enfermedades crónicas y mortales, espacio urbano apropiado por la nueva escala, mayor contaminación de aire, agua y suelo.

Por último, hemos pretendido destacar con nuestro trabajo, que los saberes de los pobladores constituyen un cuerpo de conocimiento relevante que cuestiona la visión hegemónica acerca del modelo agroexportador en Argentina. Estos saberes nos hablan de los costos, en vida, que acompaña el crecimiento económico de unos pocos, y su rescate y análisis constituye una fuente valiosa para la construcción del conocimiento territorial, por fuera de los sentidos hegemónicos.

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Fecha de recepción: 24 de octubre de 2022

Fecha de aceptación: 5 de mayo de 2023

© 2023 por los autores; licencia otorgada a la Revista Universitaria de Geografía.
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1 Término propuesto por Guattari (2004) quien consideró que globalización era una noción muy genérica y ocultaba el sentido fundamentalmente económico (capitalista y neoliberal) del fenómeno de mundialización (Guattari y Rolnik, 2005).

2 Los llamados commodities son productos básicos (por lo general bienes naturales) que se comercializan en grandes cantidades en los mercados mundiales y tienen una calidad y especificación uniforme, lo que significa que un producto es intercambiable por otro del mismo tipo y calidad. El precio de estos productos se rige por la oferta y la demanda global.

3 Recientemente, por Res. 27/2022 del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, se ha aprobado el controvertido trigo HB4 (resistente a las sequías) y dependiente del uso de glufosinato de amonio, un herbicida más tóxico que el glifosato y prohibido en la mayor parte de los países del mundo (MAGyP, 2022) Más información en: agenciatierraviva.com.ar (22/04/2023).

4 Existen diferencias de criterios y dificultades para definir estrictamente el área, ya que los criterios funcionales que se han adoptado implican cierta flexibilidad de las definiciones y, en algunos casos, el uso común se ajusta más a la realidad de las dinámicas que las delimitaciones oficiales. Se conoce como Gran Rosario al aglomerado surgido por la expansión urbana de la ciudad de Rosario sobre una serie de localidades de la provincia de Santa Fe. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), comprende 11 localidades y forma parte del Área Metropolitana Rosario (AMR). Sin embargo, como se indica en el sitio oficial del gobierno de Santa Fe (2023), existen dificultades metodológicas para definirla ya que comprende un área más extensa que el recorte del INDEC. Por otra parte, el AMR es una región que por el momento comprende 28 localidades y se encuentra en proceso de definición (Ecom.gob.ar, 2023).

5 Actualmente éstos se expresan en diferentes procesos como la apropiación de patentes, el landgrabbing (apropiación de tierra cultivable), el monopolio farmaceútico y de la salud, entre otros.

6 Estas relaciones estarían en continuidad con las tradicionales relaciones capitalistas de centro-periferia, aunque con variaciones en cuanto a la distribución geográfica y los roles de los distintos países o zonas en el orden mundial.

7 En muchos casos, el sector afectado en su calidad de vida, muchas veces se encuentra en relación de dependencia económica con las empresas que provocan los daños.

8 Nos referimos al flujo energético que va desde el territorio (nutrientes, condiciones indispensables la vida) al cuerpo-individuo. Este flujo energético mantiene las funciones vitales tanto de humanos como no humanos. En este sentido, Scribano (2012, p. 93) plantea que “la distribución y apropiación desigual de nutrientes/energías modelan las potencialidades que el sistema neurofisiológico tiene para mantener los estados de vida posibles de los sujetos en calidad de agentes sociales”.

9 Alrededor de una 80% de éstas se embarca en el puerto del Gran Rosario, según datos estimados por la Bolsa de Comercio (Bolsa de Comercio de Rosario, 09/05/2022).

10 Un listado oficial del desarrollo portuario puede verse en https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/03_mapa_puertos_via_navegable_troncal.png (22/04/2023).

11 En 2008 se presentaron cifras récord de desmonte a causa del avance de la frontera agropecuaria (Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, 2008). La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ubicó a Argentina entre los diez países con más superficie desmontada entre 1990 y 2015: se perdieron 7,6 millones de ha., a razón de 300.000 ha. al año. Una gran parte de estos desmontes han sido ilegales y en su mayoría se encuentran en Salta, Santiago del Estero y Chaco (Greenpeace, 2021). Por otra parte, según el Segundo Informe de Monitoreo de Bosques y Bosques Nativos de Argentina, en el período 2008-2014 se han desmontado 293.963 ha. de bosques nativos, y en el mismo período se degradaron 2.250.104 (Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, 2018).

12 A raíz de los efectos nocivos en la salud que fueron surgiendo a partir del uso indiscriminado de herbicidas en los cultivos (principalmente el Glifosato), se han formado distintas redes colaborativas entre pobladores y agentes de la salud. Son conocidos los trabajos del Dr. Andrés Carrasco, pionero en estos estudios, también la Red Universitaria de Ambiente y Salud (REDUAS), el Instituto de Salud Socioambiental (InSSA) de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario y las distintas asambleas de los denominados Pueblos Fumigados.

13 Fue clave la ley de actividades portuarias, que habilitó puertos privados en el territorio nacional (P.E. Ley 24093 del 24 de junio de 1992), y la posterior puesta en marcha de la mencionada Hidrovía Paraguay-Paraná en los últimos años de la década (cuya iniciativa data de finales de la década de 1980).

14 Algunas de las empresas localizadas en esta área portuaria son: Renova, Cofco, AGD, Dreyfus, Cargill, La Alumbrera, Bunge, Vicentín, Molinos Río de La Plata, Toepfer.

15 Según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, en 2015 se contabilizaban 29 terminales portuarias a lo largo del cordón, de las cuales, 19 correspondían a despacho de granos, aceites y subproductos (Calzada y Sesé, 2015). Estos datos oficiales no han sido actualizados.

16 Para Lapoujade, un grado de formalización de estas existencias sería, por ejemplo, establecer las propias reglas de derecho o adquirir el estatus de institucionalidad que le dé estabilidad.

17 La RP 91 se conecta con la RN 9, que une Buenos Aires con la frontera boliviana. La RP 11 conecta, en la ciudad de Santa Fe (capital de la provincia), con la Ruta Nacional Nº 168, que forma parte del Corredor Bioceánico Central y atraviesa la ciudad de San Lorenzo, uno de los puertos agroexportadores más importante del enclave de la RGR.

18 Algunos pobladores entrevistados hablan de 15 mil camiones diarios y otros mencionan cerca de 20 mil, estacionados en las rutas, esperando para cruzar el puente del río Carcarañá y dirigirse a las terminales portuarias y empresas procesadoras.

19 El otro gran centro agroexportador es Puerto General San Martín; y por los puertos de estas dos localidades sale alrededor del 80% de la cosecha (Schweitzer, 2017).

20 La empresa ocupa un predio de más de 16 ha. en la zona central de la ciudad.

21 La fecha es estimada, ya que se trataba de pobladores que venían movilizándose por cuestiones vinculadas, y de manera eventual.

22 Los granos contienen herbicidas de las fumigaciones, pero también, durante el transporte en camiones se le agregan “pastillas” con insecticidas. Estos productos se esparcen en el polvillo de cereal y granos en gran parte de la ciudad, contaminando el aire permanentemente.

23 Barrio de San Lorenzo.

25 Para el autor, los mecanismos de soportabilidad social “se estructuran alrededor de un conjunto de prácticas hechas cuerpo que se orientan a la evitación sistemática del conflicto social” (Scribano, 2012:102). Estos mecanismos no son explícitos y actúan en la costumbre, el sentido común y las sensaciones.

° doi: https://doi.org/10.52292/j.rug.2022.31.2.0058

* Investigadora en el Instituto de Estudios Críticos en Humanidades (IECH/CONICET), Universidad Nacional de Rosario (Argentina), rausch@iech-conicet.gob.ar