La importancia de los vínculos simbólico-afectivos de las personas con el lugar donde habitan: estudio cultural en dos barrios periféricos de Belo Horizonte, Brasil°
Agustín Arosteguy*
Christianne Luce Gomes**
Resumen
El objetivo de este artículo es ahondar en los vínculos simbólico-afectivos que las personas establecen con el lugar donde viven y trabajan, que se afianza y profundiza a través del ocio y la cultura. Para ello, se analizaron dos barrios urbanos periféricos de la ciudad de Belo Horizonte, capital del Estado de Minas Gerais, Brasil. El foco estuvo puesto en dos asociaciones culturales reconocidas como puntos de cultura. La metodología adoptada se basó en un enfoque cualitativo que consistió en una investigación bibliográfica articulando territorio, cultura y ocio, y un estudio de campo en los dos barrios periféricos. Además, incluyó observación con y sin participación y entrevistas a doce personas vinculadas a las asociaciones culturales investigadas. Los resultados se organizaron a través de la discusión de cuatro categorías: Identidad territorial, Memoria colectiva, Sentido de lugar y Ocio comunitario. La investigación demostró que la cultura y el ocio juegan un papel crucial en la conexión entre los seres humanos y el territorio. En este contexto, cada sujeto social expresa, tanto consciente como inconscientemente, su subjetividad en estrecha relación con las periferias en las que vive y las resignifica a su manera.
Palabras clave: Periferias, Cultura y ocio, Vínculos simbólico-afectivos, Puntos de cultura, Belo Horizonte.
A importância dos vínculos simbólico-afetivos das pessoas com o lugar onde habitam: estudo cultural em dois bairros periféricos de Belo Horizonte, Brasil
Resumo
O objetivo deste artigo é aprofundar nos vínculos simbólico-afetivos que as pessoas estabelecem com o lugar onde habitam e trabalham, os quais se fortalecem e se aprofundam por meio do lazer e da cultura. Para isso, foram analisados dois bairros urbanos periféricos da cidade de Belo Horizonte, capital do Estado de Minas Gerais, Brasil. O foco esteve colocado em duas associações culturais reconhecidas como pontos de cultura. A metodologia adotada baseou-se em uma abordagem qualitativa, que consistiu em uma revisão bibliográfica articulando território, cultura e lazer, e em um estudo de campo nos dois bairros periféricos. Além disso, incluiu observação participante e não participante, além de entrevistas a doze pessoas vinculadas às associações culturais investigadas.
Os resultados foram organizados por meio da discussão de quatro categorias: Identidade Territorial, Memória Coletiva, Sentido de Lugar e Lazer Comunitário. A pesquisa demonstrou que a cultura e o lazer desempenham um papel crucial na conexão entre os seres humanos e o território. Nesse contexto, cada sujeito social expressa, de forma consciente ou inconsciente, sua subjetividade em estreita relação com as periferias onde mora, ressignificando-as à sua maneira.
Palavras-chave: Periferias, Cultura e lazer, Vínculos simbólico-afetivos, Pontos de cultura, Belo Horizonte.
Introducción
Este trabajo surgió del interés en articular las temáticas territorio, cultura y ocio en el contexto urbano, con el propósito de percibir y comprender cómo acontecen las experiencias culturales en el territorio de la ciudad y qué papel cumplen los vínculos simbólico-afectivos en este proceso de identificación con un determinado espacio geográfico. Partimos de la idea de que los seres humanos anclan su ser en el territorio a partir de las emociones, sentimientos y afectos que éste les transmite. En este sentido, somos partidarios de pensar que los barrios y las ciudades son hechos por sus habitantes y cada barrio y ciudad tienen el potencial de ser sensibles a través del arte (Campbell, 2015) y de la cultura. Creemos que el ocio, como parte de la dimensión simbólica del territorio (Haesbaert, 2007) posee la capacidad de construir geografías urbanas no sólo como un mero instrumento de dominación político-económica, sino como una serie de sensaciones, emociones, ritmos y energías capaces de favorecer la confluencia de las narrativas particulares y colectivas dentro del contexto citadino. De este modo, entendemos que los seres humanos a través del ocio se conectan afectivamente con el lugar en el que viven (Tuan, 2012) y construyen sus propios barrios y ciudades dentro de la ciudad, es decir, sus propias ciudades sensibles (Aragão, 2017). En este sentido, comprendemos que el ocio “representa la necesidad de disfrutar, lúdicamente, las incontables prácticas culturales constituidas, socialmente, en cada contexto” (Gomes, 2011, p.16-17). Además, es preciso resaltar que dicha necesidad “puede ser satisfecha de múltiples formas, según los valores e intereses de los sujetos, grupos e instituciones en cada contexto histórico, social y cultural. Por eso, el ocio precisa ser tratado como un fenómeno social, político, cultural e históricamente situado” (Gomes, 2011, p. 16-17).
Las preguntas que orientaron este trabajo fueron tres: ¿cuál es la importancia de los vínculos simbólico-afectivos que establecen las personas con el lugar donde habitan?; ¿cómo están presentes estos vínculos en la articulación entre el territorio, la cultura y el ocio en el espacio urbano?; y ¿cuál es el papel del ocio y de la cultura en los territorios periféricos de Belo Horizonte? O, dicho de otra forma, ¿cómo esta relación entre el ocio y la cultura sucede en las asociaciones conocidas como puntos de cultura en la periferia de Belo Horizonte?
Cabe agregar que todo este análisis se realizó sin perder el foco de que la configuración de las ciudades tiene la característica de ser fragmentaria, es decir, que carece de una articulación en relación con los barrios donde residen personas de bajos recursos. Esto se evidencia en diversos escenarios de desigualdad socio-espacial al crear barreras tanto físicas como simbólicas. Entonces, estructuramos el presente artículo de la siguiente manera: a continuación, abordamos la descripción metodológica que se desdobla en investigación bibliográfica y documental, en investigación de campo y colecta de informaciones, y en análisis de datos. En el segundo apartado, presentamos una articulación teórico-conceptual entre los tres ejes sobre los cuales basamos la investigación: cultura, territorio y ocio. En el siguiente, detallamos los pasos de la cartografía descriptiva y mostramos los resultados encontrados a partir de las cuatro categorías de análisis: aspectos objetivos y subjetivos de las identidades de los barrios que conforman las identidades de los barrios, actividades de ocio, memoria colectiva y sentido de lugar. Y, por último, presentamos consideraciones finales para plantear posibles futuras investigaciones e interrogantes.
Propuesta metodológica
Optamos por realizar una investigación cualitativa en la cual la observación participante permeada por lo sensorial, sensitivo y emocional permitiese un abordaje ad hoc en los barrios donde los puntos de cultura Casa do Beco, en el barrio Morro do Papagaio, y Grupo Iuna, en el barrio Saudade, estaban localizados. Con el auxilio de cuatro técnicas cartográficas – rastreo, toque, aterrizaje (Passos, Kastrup y Escóssia, 2009) y reconocimiento atento (Bergson, 1990; Passos et al., 2009) – buscamos identificar las tensiones, influencias y diálogos que las asociaciones, a través de sus manifestaciones culturales y de ocio, tejen con el territorio y sus habitantes. Para esto, además del estudio bibliográfico, realizamos una investigación de campo en las dos organizaciones y entrevistamos a las personas que actúan en ellas. Para mantener el anonimato de los entrevistados, se crearon seudónimos. En la Casa do Beco, como su actividad principal es el teatro, se eligieron palabras asociadas a esta actividad: Escenario, Espacio Escénico, Bastidores y Proscenio. En cambio, en el Grupo Iuna, los apodos están relacionados con la capoeira: Pandeiro, Caxixi, Berimbau y Atabaque.
Resulta preciso decir que Punto de Cultura es el nombre de una política que se desarrolla a partir del territorio y busca identificar iniciativas populares oriundas de demandas comunitarias que no se rijan por la lógica del lucro y no estén circunscritas a la lógica economicista de la cultura. De este modo, cada grupo social puede participar activamente en la construcción de la cultura en su territorio, lo que se concretiza por medio de un “acuerdo horizontal” con el Estado, y no bajo la conducción de él (Turino, 2010). Desde su inicio, en 2004, esta política procuró identificar y reconocer la trayectoria y el trabajo desarrollado por las múltiples instituciones que pueblan Brasil con el objetivo de estimular, preservar y potencializar la “diversidad cultural brasileña, al contemplar iniciativas culturales locales y populares que envuelven comunidades en actividades de arte, cultura, educación, ciudadanía y economía solidaria” (Secretaria de Cidadania Cultural, 2010, p. 36), incluyendo los colectivos minoritarios, como quilombolas1, caiçaras2, LGBT, villas3 miseria, etc. Aunque la acción Punto de Cultura es la más difundida y conocida, el Programa Cultura Viva también está compuesto por un grupo significativo de otras políticas (Cultura Digital, Puntones, Agente Cultura Viva, Acción Griô, Tuxaua, Puntitos y Punto de Media Libre) que, en la misma línea de la primera, buscan dinamizar y fortalecer la cultura de las comunidades. Cabe agregar que, en un tiempo relativamente corto de una década, la política Punto de Cultura fue replicada en varios países de América Latina y Europa, como es el caso de Colombia, México, Argentina, Italia, España, Inglaterra, entre otros. Es pertinente decir que, a pesar de las turbulencias políticas acontecidas a partir del proceso de destitución de Dilma Rousseff, en junio de 2016, y la incertidumbre en relación al futuro de esta política, hasta el fin de esta investigación continuaba vigente.
El carácter comunitario y sus connotaciones, de lidiar con el cotidiano de las comunidades en las cuales están insertas y conectadas con esas realidades socioculturales, justifica la realización de una investigación empírica, pues, a través de ella, fue posible profundizar el entendimiento sobre el tipo de relación que existe entre territorio, cultura y ocio en dos lugares específicos: la villa miseria Morro do Papagaio y el barrio Saudade, ambos en la ciudad de Belo Horizonte. De esta manera, se buscó enriquecer la discusión teórica con una articulación empírica a partir de la política cultural Punto de Cultura/Cultura Viva. Esta decisión estuvo motivada por la incorporación de un caso real y práctico para conseguir entender mejor y profundizar lo planteado en el plano teórico. La Casa do Beco, que tiene en el teatro su actividad principal, está ubicado en el Morro do Papagaio, en la zona centro-sur de la ciudad (Fig. 1). Por su parte, el Grupo Iuna, situado en el barrio Saudade, en la zona este del municipio (Fig. 1), tiene como actividad vital la capoeira. A continuación, describimos las etapas de la metodología y estrategias utilizadas.
Investigación bibliográfica
Para llevar a cabo la investigación bibliográfica, procuramos consultar y analizar publicaciones brasileñas y extranjeras, libros, artículos científicos y estudios presentados en congresos y publicados en revistas académicas, que aborden los ejes temáticos mencionados. Para lo cual, utilizamos el acervo de las bibliotecas de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) junto con la de la Pontificia Universidad Católica de Minas (PUC-Minas). Además de eso, consultamos la base de datos online del Portal de la Coordinación de Perfeccionamiento de Personal de Nivel Superior (CAPES), el cual nuclea toda la producción académica brasileña (tesis de maestría y doctorado). Cabe destacar que dicha investigación fue efectuada en concomitancia con el desarrollo de toda la pesquisa.
Figura 1. Ubicación de los barrios Morro do Papagaio y Saudade de las regionales centro-sur y este de Belo Horizonte, respectivamente. Fuente: Gabriel dos Santos Oliveira.
En relación al relevamiento en el banco de tesis de doctorado y maestría de la CAPES, utilizamos las palabras clave ‘territorio’, ‘cultura’ y ‘ocio’. En ese momento, el banco disponibilizaba tesis de maestría y de doctorado referentes al periodo de 1987-2016 y no todos los documentos estaban en versión digital. El relevamiento fue hecho por etapas, por medio de la combinación de las palabras clave de diferentes maneras. De esta forma, efectuamos dos combinaciones: ‘cultura’, ‘territorio’ y ‘ocio’; y ‘ocio’, ‘territorio’ y ‘geografía cultural’. Por ser palabras abarcativas, cada búsqueda mostró números muy altos, lo que tornó imposible la consideración de todas las tesis de maestrías y doctorado. Entonces, realizamos dos búsquedas más: una sin filtros, para permitir una noción amplia de las investigaciones de diferentes programas y de todas las universidades brasileñas, y otra búsqueda con filtros específicos. Estos filtros se aplicaron en los siguientes ítems: “Gran área de conocimiento”, “Área de conocimiento”, “Área de evaluación” y “Área de concentración”. El resultado para cada una de las combinaciones de palabras clave se presentan a seguir:
1) Cultura, territorio y ocio: los resultados fueron 984.128. El principal programa que apareció reflejado en esta búsqueda fue el de Estudios Interdisciplinares de Ocio de la Universidad Federal de Minas Gerais. En segundo lugar, los programas con más presencia fueron la Geografía y, en particular, la Geografía Humana, seguida por Sociología y Ciencias Sociales.
2) Ocio, territorio y geografía cultural: los resultados fueron 984.154. Percibimos que, en líneas generales, los resultados eran bastante similares, la única diferencia fue en el tipo de investigaciones. O sea, si en la anterior el principal programa era Estudios de Ocio, en esta el que predominó fue Geografía.
Aunque estas investigaciones abordan los mismos ejes temáticos, entendemos que existe un vacío en relación al objeto que esta pesquisa deseó discutir ya que los estudios encontrados se enfocaban en apenas dos de los tres ejes que este trabajo pretendió articular. Por lo tanto, se puede decir que no se encontraron trabajos que vincularan las tres temáticas.
Trabajo de campo
La investigación de campo fue estructurada en tres etapas. La primera correspondió al contacto inicial con las instituciones participantes con el objetivo de identificar a las personas y realizar conversaciones iniciales para conocer el espacio y las actividades regulares de los puntos de cultura. La segunda consistió en el acompañamiento de las actividades de los puntos de cultura con el objetivo de realizar la observación participante y efectuar las anotaciones de campo en los dos barrios, que fueron registradas en un cuaderno a lo largo de todo el proceso. De esta forma, fue posible percibir la dinámica en la cual cada organización realizaba sus actividades, su interacción con el territorio y el perfil de los participantes. En esta fase, el desafío fue realizar una exploración in situ que implicó no sólo una manera de circular por el espacio, sino también de habitar el territorio de investigación, de involucrarse en ese mundo. En otras palabras, poseer la flexibilidad suficiente de adaptarse al entorno y no abordarlo de forma preestablecida y rígida. De este modo, Passos et al. (2009) argumentan que “Habitar un territorio de pesquisa no es apenas buscar soluciones para problemas previos, sino que implica la disponibilidad y la apertura para el encuentro con lo inesperado, lo que significa alterar prioridades y eventualmente rediseñar el propio problema” (p. 204).
Por último, en la tercera etapa realizamos las entrevistas individuales con el propósito de complementar las percepciones obtenidas en la primera y segunda etapa. Con esta idea, fueron preparadas entrevistas específicas para cada agente de interés de esta investigación, totalizando tres guiones distintos: uno para las instituciones públicas, Secretaría de Estado de Cultura (SEC) y Sede Regional del Ministerio de Cultura (MinC), y los otros dos para cada punto de cultura. Éstos se desdoblaron en cuatro grupos de preguntas diferentes, dependiendo de la persona entrevistada. Así, el primer grupo estuvo direccionado a la coordinación/directorio, el segundo a los funcionarios, el tercero a los profesores y el último, a los alumnos. En la Tabla I presentamos las etapas de la investigación de campo con la especificación de los objetivos de cada una de ellas.
Etapa: denominación |
Objetivos |
Contacto inicial |
El objetivo fue conocer los dos puntos de cultura, su infraestructura, el conjunto de actividades que cada uno desarrolla, las estructuras jerárquicas y organigramas, los/as coordinadores/as, los barrios en los cuales están ubicados. En este primer contacto, el investigador buscó saber sobre la historia y trayectoria de cada asociación, con el propósito de tener una visión lo más completa posible. En esta etapa, fueron realizados los contactos con la SEC y la Sede Regional del MinC. |
Acompañamiento de las actividades e inmersión en el territorio |
Se procuró acompañar las actividades que cada punto de cultura brinda y conocer a los/as profesores/as y a los/as alumnos/as, la dinámica de cada actividad, en fin, conectarse con la realidad de cada punto de cultura. El investigador realizó también una inmersión en cada barrio con el fin de recorrerlos, conocer otros espacios culturales presentes y actuantes en el territorio y poder percibir sus características y particularidades. Esa inmersión fue fundamental para identificar las cuestiones de relevancia a ser abordadas en la etapa de las entrevistas. |
Entrevistas individuales |
El propósito aquí fue obtener las declaraciones de los agentes que, de alguna forma, directa o indirectamente, están en contacto con los puntos de cultura. En el caso de los puntos de cultura, fueron entrevistados los directores, empleados/as y/o profesores/as y alumnos/as. En el caso de la SEC y de la Sede Regional del MinC, fueron entrevistadas la Superintendente de Interiorización en Acción Cultural y una Servidora Pública Estatal y la Jefe de División de la Representación Regional en el Estado de Minas Gerais y una agente administrativa. |
Tabla I. Etapas y objetivos en la investigación de campo.
Fuente: Elaboración propia.
Para llevar a cabo la investigación de campo, fue solicitada la colaboración voluntaria de los coordinadores y responsables de los puntos de cultura, que se dispusieron a responder y brindar información mediante conversaciones durante las visitas efectuadas para conocer a profesionales y docentes que trabajan y con los estudiantes que participan de las actividades. A fin de profundizar la percepción del territorio, en esta fase fue realizado el registro escrito con el propósito de documentar aspectos importantes para el alcance de los objetivos propuestos. Estos aspectos incluyeron desde conversaciones en los puntos de cultura hasta situaciones percibidas en las calles. La idea fue captar con la mayor fidelidad posible el ambiente en el cual el investigador estaba inmerso. Por lo tanto, fueron documentados sucesos más formales del día a día de las asociaciones, como por ejemplo las actividades ofrecidas, cantidades y perfiles de las personas que participaban, descripción del espacio físico, involucramiento y participación de las personas. Además de eso, se buscó captar las situaciones imprevistas y los actos espontáneos que pudiesen surgir y que, de alguna forma, también representasen y caracterizasen al grupo social y al espacio geográfico. Tales registros se realizaron in loco y a todo momento, siempre y cuando no alterasen las actividades, ni molestasen a quienes participaran.
Antes de iniciar los registros, el investigador, en común acuerdo con la coordinación de los espacios, participó de las actividades de cada grupo con el fin de aproximarse y dialogar sobre la necesidad de documentación de los encuentros, de modo de minimizar la interferencia causada por su presencia, en las actividades de cada grupo. Cabe agregar que la inmersión en el campo se extendió a un total de ocho meses en los cuales se realizaron visitas intercaladas a las dos asociaciones, en función de sus cronogramas de actividades. Después de la observación participante y de la inmersión en el territorio, se efectuaron las entrevistas individuales. Los sujetos entrevistados fueron: directores y/o coordinadores de los puntos (3)4, que son los responsables por la ejecución, organización e implementación de las actividades culturales; funcionarios de la SEC (2) y de la Sede Regional del MinC (2), que son los agentes que piensan, crean y articulan las políticas culturales; trabajadores y profesionales que actúan en los puntos (3), que son los que realizan la parte operativa de los proyectos y acciones que impactan, de una u otra forma, en la geografía y en la vida del barrio y en la de sus habitantes; participantes de las actividades (2), que son los destinatarios de las políticas culturales. Respecto a las entrevistas, fueron concretadas con todos los sujetos participantes de la investigación con el objetivo de profundizar y conocer mejor las realidades de las asociaciones culturales y de la vida cotidiana de los dos barrios. Las entrevistas fueron grabadas con el consentimiento del/a entrevistado/a, y transcriptas para su ulterior estudio y análisis, lo que permitió la no distorsión de los comentarios y opiniones vertidas por los entrevistados. A través de estas entrevistas, se procuró, simultáneamente, conocer cuál era la articulación entre territorio, cultura y ocio que cada asociación promovía e identificar y estudiar las formas de apropiación del ocio por parte de las personas que trabajan en ellas. Es importante reconocer la limitación en el tamaño de la muestra de las entrevistas realizadas. Esto se debió a que los puntos de cultura son agrupaciones que no poseen una gran cantidad de empleados y alumnos, y también al hecho de conseguir personas que estuviesen dispuestas a expresar sus opiniones personales, principalmente debido a su implicación con estas dos organizaciones culturales. Con los funcionarios estatales sucedió algo parecido, ya que no resultó fácil acceder a personas que estuviesen vinculadas a esta política cultural específica y que estuviesen de acuerdo a que sus entrevistas fuesen grabadas.
Análisis de los datos
En esta investigación utilizamos tres tipos de guiones para las entrevistas. En el primer caso, el guión para los funcionarios estatales, usamos un guión semiestructurado con preguntas sobre la relación e involucramiento de cada persona con la política, sobre cómo sucedieron las convocatorias en Minas Gerais, comparados con otros estados, sobre la autodeclaración, su transición y sobre los impactos con la nueva Ley Cultura Viva y cómo eso influenció en los objetivos del Plan Nacional de Cultura 2020. Con respecto al guión direccionado para las personas de los puntos de cultura, se abordaron asuntos diversos, algunos pautados previamente para cada persona entrevistada y otros surgieron en el flujo de la propia conversación. Entre los temas que constaban en el guión, estaban aquellos que indagaban sobre el primer contacto con el punto de cultura, la relación con el barrio en el cual el punto está ubicado, el conocimiento y la frecuencia de la asistencia a otros espacios culturales (puntos de cultura o no) en el barrio, la descripción de la rutina de trabajo en la asociación y la opinión de la relación entre el barrio y la ciudad. A su vez, en el guión para directivos o coordinadores de la asociación, fueron incluidas preguntas a respecto del público objetivo, a las cuestiones de la política Punto de Cultura/Cultura Viva y a la autodeclaración y la relación que la institución establece con los otros espacios culturales del barrio y de la ciudad.
Una vez realizadas las transcripciones de las entrevistas y organizados los datos recogidos en el trabajo de campo, procedimos al análisis de lo obtenido por medio de las cuatro categorías anteriormente detalladas en la Introducción: Identidades del territorio, Actividades de ocio, Memoria colectiva y Sentido de lugar. Estas categorías son consideradas relevantes para comprender la articulación entre territorio, cultura y ocio en el espacio urbano, por medio de los vínculos simbólico-afectivos que las personas constituyen con el lugar en que viven.
Es pertinente señalar que la cartografía social es una estrategia que requiere la participación activa de los miembros de una comunidad y que permite la construcción colectiva del conocimiento para dar cuenta de la subjetividad del espacio vital, favoreciendo la comprensión de la sociedad civil en su espacio, en su territorio. Entonces, proponemos una cartografía más narrativa/descriptiva enfocada en los modos de sentir, ver y experimentar el territorio a través del ocio y de la cultura. Por consiguiente, entendemos que este tipo de cartografía, más emocional, más sentimental y subjetiva basada en la observación participante y entrevistas individuales, puede ser presentada de forma descriptiva en lugar de gráfica. En este sentido, creemos que esta elección permite una comprensión más amplia al posibilitar que los resultados de la investigación sean accesibles para personas no habituadas a los métodos más técnicos, como son los mapas.
Discusión y articulación teórico-conceptual: en la interfase entre cultura, territorio y ocio
Con el propósito de articular los tres conceptos buscando realizar conexiones y profundizar las discusiones, a continuación, presentamos cada uno de ellos. Aunque la cultura es un concepto complejo, que tiene innumerables significados y depende de cada momento histórico y social, esbozamos algunos aspectos singulares para entenderla, especialmente desde una perspectiva geográfica. Como nuestro interés es articular la dimensión cultural con la espacial, pretendemos crear un diálogo entre ambos, con el fin de establecer influencias e intercambios recíprocos. Como nos recuerda Claval (2007), para la Geografía la cultura es un elemento crucial para comprender la forma en que las sociedades se organizan en el espacio. De esta manera, el geógrafo francés deja clara la importancia de la cultura en todos los ámbitos del ser humano y destaca el papel crucial de la geografía humana al investigar la manera en que los seres humanos se sitúan en el territorio, las prácticas y trabajos que realizan, pretendiendo así explicar las diversas relaciones que los grupos establecen en el espacio: ya sea para modificarlo, para adaptarlo a su conveniencia o para explorarlo. Además, a la Geografía le interesa comprender los vínculos que los sujetos crean entre sí y la forma en que constituyen la sociedad en la que viven, implicándose en su ordenamiento e identificación con el territorio en el que viven o sueñan (Claval, 2007). A partir de la propuesta de Claval, buscamos indagar: ¿cómo estos aspectos y/o experiencias culturales se reflejan en el territorio?
El territorio es un concepto central en Geografía y, como en esta investigación deseamos explorar la dimensión más subjetiva del territorio, ligada a lo simbólico y afectivo, estamos en línea con la definición de Boligian y Almeida (2003), quienes entienden que el:
Territorio es el espacio de las experiencias vividas, donde las relaciones entre los actores, y de estos con la naturaleza, son relaciones permeadas por los sentimientos y por los simbolismos atribuidos a los lugares. Son espacios apropiados por medio de prácticas que les garantizan una cierta identidad social/cultural. (p. 241)
Este concepto de territorio es resultado de la renovación de la Geografía Cultural, un movimiento iniciado después de los años 1970 y cuyos principales protagonistas fueron Berque, Cosgrove y el propio Claval. Un aporte importante de esta renovación fue la inclusión de dos aspectos que hasta entonces no eran considerados en los estudios de Geografía Cultural tradicional: el funcional y lo simbólico. Así, Claval (2007) destaca que la Nueva Geografía Cultural comenzó a tener una preocupación más amplia por la sociedad, su economía y su política y, como consecuencia de esto, emprendió caminos con un sesgo más humanista, como, por ejemplo, el papel de las representaciones religiosas, el significado de los lugares y la importancia de lo vivido. A partir de aquí se empieza a entender la idea de lugar como la porción de espacio “que trae consigo una historia, una identidad, y esto muestra cómo los aspectos subjetivos toman forma en el nuevo enfoque de la Geografía Cultural” (Oliveira, 2004, p. 43).
En relación con la subjetividad vislumbrada en el territorio, buscamos profundizar en este camino a partir de los aportes de dos geógrafos humanistas: Tuan (2012), y su teoría topofilica, en la que el ser humano construye una conexión afectiva con el lugar y Haesbaert (1999, 2007), con su comprensión de que el territorio se despliega en dimensiones simbólicas y funcionales y que el territorio tiene una identidad. Comprendemos, entonces, que la conexión entre el territorio y el individuo no es el resultado de una relación unívoca, sino que comprende un vínculo dialéctico basado en historia de vida del sujeto, en cómo interactúa con otras personas, cómo el grupo social del cual forma parte se organiza en el espacio geográfico y cómo él, como individuo y miembro de un colectivo, establece los sentimientos de identificación, representación y pertenencia al territorio. Y es precisamente aquí, en esta interfaz, donde consideramos que el ocio se manifiesta.
Aquí el ocio es entendido como un fenómeno socialmente dinámico que establece con las diferentes esferas de la vida social (trabajo, familia, educación, política, etc.) una relación dialéctica (Gomes, 2004). En este sentido, entendemos que el ocio forma parte de la dimensión simbólica y, por lo tanto, subjetiva, a través de la cual las personas vivencian y experimentan prácticas de las diversas manifestaciones culturales en un tiempo y espacio social (Gomes, 2011, 2014).
Como pretendemos investigar cómo las personas, por medio de sus apropiaciones de ocio, se conectan simbólica y afectivamente con el territorio, es pertinente traer las palabras de Mascarenhas (2001), cuando esclarece que “el ocio debe constituir un espacio de organización de la cultura” (p. 85). Resulta elocuente recordar a Claval (2007) cuando asigna a la cultura el papel principal en la comprensión de la forma en que las sociedades se organizan en el espacio, y entendiendo el ocio como una dimensión de la cultura, creemos que también el ocio puede darnos información sobre cómo los grupos sociales se relacionan con el territorio de manera dialéctica.
Etapas de la cartografía descriptiva y resultados encontrados
En este apartado presentamos las narraciones y discursos de las ocho personas que fueron entrevistadas en los puntos de cultura como las articulaciones posibles entre territorio, cultura y ocio, por medio de los vínculos simbólico-afectivos establecidos con el lugar en que viven. Estas ideas, de alguna manera, están presentes en los paisajes de los barrios y en los sentimientos personales y colectivos. De esta forma, con foco en las categorías de análisis descritas, ampliamos el estudio de los y en los puntos de cultura a fin de identificar cómo las apropiaciones de ocio de las personas actuantes se vinculan simbólica y afectivamente con el barrio. Aunque las personas que actúan en los puntos comparten un lugar en común, existe lo que Capel (1981) define como geografía personal: “esa visión mezclada con la fantasía, y modelada por la cultura y la estructura social, que los hombres organizan su comportamiento en el espacio” (p. 443). En esta geografía personal, en la posibilidad de actuar sobre el territorio, radica lo que Ferrara (1999) denomina como poder de ciudadanía, que no es otra cosa que la capacidad del individuo de incidir sobre el espacio inmediato, o sea, su entorno. Aquí se hace oportuno resaltar que se puede establecer una relación teórica entre este concepto y los pilares del programa Cultura Viva: empoderamiento, protagonismo social y autonomía. De esta forma, se puede decir que desde el momento en que el ser humano interpreta, valoriza y, consecuentemente, se involucra con el espacio, esto le otorga la capacidad de poder decidir e intervenir en el territorio que lo circunda.
Al tener como guías estos dos pensamientos de comprender e intervenir en el territorio, los barrios Saudade y Morro de Papagaio fueron estudiados empíricamente para intentar entender cuál es la respuesta que los sentidos de las personas confieren a los estímulos externos emitidos por el espacio que los rodea (Tuan, 2012). Como correlato de esto, citamos a Lynch (1997), cuando habla de las ciudades y de sus subdivisiones:
Los barrios no son sólo un objeto percibido (y tal vez disfrutado) por millones de personas de clases sociales y características extremadamente diversas, sino que también son el producto de muchos constructores que, por razones propias, nunca dejan de modificar su estructura (p. 2).
Cuando entramos en contacto con la dinámica de las personas actuantes de los puntos de cultura, escuchando su relación con su trabajo, los sentimientos con el barrio y sus habitantes, podemos vislumbrar conexiones y vínculos que muestran aspectos y características no siempre visibles, ni siempre colectivas, que cada persona entrevistada destacó y valorizó y que ciertamente configura y moldea la forma en que cada sujeto se siente parte, se identifica y pertenece a un determinado lugar. ¿Cuáles son los valores, sensaciones y sentimientos de las personas en relación al espacio urbano en que viven? ¿Qué vínculos ellas tejen con el barrio, y cuál es el papel del ocio y de la cultura en este territorio? Estas reflexiones son fundamentales para comprender los vínculos que unen a los habitantes al barrio, la identidad del territorio y el sentido que esto posee para cada uno de ellos y buscan entender los afectos y las apropiaciones de las personas con el espacio. Así, el presente apartado fue construido teniendo en cuenta los indicadores adaptados de la metodología de Matos (2010) y que aquí consideramos como categorías de análisis: actividades de ocio, memoria colectiva y sentido de lugar. En la discusión de estas categorías fueron utilizadas las informaciones obtenidas en las entrevistas y en las inmersiones de campo, con el fin de extraer de cada persona entrevistada las características específicas que sus miradas poseen en términos afectivos, sensoriales y perceptivos del espacio habitado. Cabe señalar que, aunque el análisis se enfoque en las tres categorías con sus respectivos parámetros, de manera tangencial se contemplaron las otras dos categorías que completan la propuesta metodológica de Matos (2010): el valor histórico y las actividades económicas.
Aspectos descriptivos de la identidad de los dos barrios
Antes de describir los barrios, consideramos necesario esclarecer lo que se entiende por barrio. Para este fin, estamos interesados en una definición más objetiva del término. Así, la colección coordinada por Arreguy y Ribeiro (2008a, 2008b) circunscribe este término al decir que “el barrio es al mismo tiempo el lugar donde viven sus habitantes y una división administrativa de la ciudad” (Arreguy y Ribeiro 2008a, p. 13), que permite a la municipalidad organizar el, valga la redundancia, municipio en regiones con el fin de facilitar, por ejemplo, la prestación de servicios como salud, educación, seguridad, entre otros.
Dicho esto, este apartado tiene la intención de brindar una descripción actual de los barrios Saudade y Morro do Papagaio de una forma más general, en lo que atañe a su historia, a como fueron creados, al origen del nombre y del perfil de sus habitantes, así como también su estructura, estética, arquitectura, comunicación con el resto de la ciudad y principalmente con el centro. A través de dos libros de la colección supracitada (Arreguy y Ribeiro, 2008a, 2008b), buscamos dar respuesta a los aspectos enumerados.
El barrio Saudade fue así denominado debido al Cementerio de la Saudade, que es la segunda necrópolis más antigua de la ciudad. Fue construido en 1941 para atender a la población carente que deseaba obtener un panteón perpetuo, pero no tenía acceso al imponente cementerio del Bonfim. El barrio surgió de la aprobación de las parcelaciones de los parques Vera Cruz y Cruzeiro do Sul, sucedida en 1928, y de la construcción del Cementerio de la Saudade. Fue así que diversas villas operarias se formaron con vistas a acoger a las familias “excluidas de ese planeamiento y que dieron origen, además del Saudade, a los barrios vecinos de Sagrada Familia, Horto, Instituto Agronómico, Vera Cruz, Paraíso y Pompeia” (Arreguy y Ribeiro, 2008a, p. 17). Estos dos hechos impulsaron la ocupación del barrio. Según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) de 2019, habitan en el barrio 5.160 personas. Con respecto al transporte público, Saudade se encuentra bastante bien comunicado, ya que posee múltiples líneas de ómnibus que lo conectan con diferentes partes de la ciudad.
En relación al Morro do Papagaio, ubicado en la regional centro-sur, se encuentra rodeado por los barrios Belvedere, Cidade Jardim, Conjunto Santa Maria, Coração de Jesus, Luxemburgo, Santa Lúcia, Santo Antônio, São Bento y Vila Paris. Por estar adyacente a algunos de los barrios con el metro cuadrado más caro de la ciudad, se tornó un lugar de fuerte especulación inmobiliaria. Este barrio, así como también el Conjunto de Santa Maria, está marcado por la población pobre en su lucha por la vivienda. En la década de 1950, esta zona era apenas un matorral y una villa miseria (la Villa Barragem Santa Lúcia) comenzaba a formarse. Esta villa, junto con la Villa Estrela, Villa Santa Rita de Cássia, Villa Esperança y Villa São Bento, componen el Morro do Papagaio. Las construcciones fueron hechas por los propios habitantes, con el uso principalmente de materiales baratos o que podían ser retirados de la propia naturaleza, como el adobe, el barro y la madera (Arreguy y Ribeiro, 2008b). También en esta década, se realizó la construcción de la Represa Santa Lúcia, en el comienzo del Córrego do Leitão. Por consecuencia de esto, muchos habitantes de la villa tuvieron que ser retirados. Fue así que la Municipalidad construyó el Conjunto Santa Maria, con el fin de abrigar no sólo a las personas removidas de la villa de la represa sino también a las otras que procedían de las demás ocupaciones humildes de la ciudad (Arreguy y Ribeiro, 2008b). Esta historia de lucha diaria por la vivienda por parte de los habitantes de las villas y villas miserias continúa hasta los días de hoy.
La versión sobre el origen del nombre, según los habitantes más antiguos, cuenta que niños y adolescentes subían hasta la cima del morro para remontar barriletes, también conocidos como papagaios. Aunque internamente el Morro do Papagaio sea una de las cinco villas miseria de un conjunto, externamente denomina al aglomerado por entero. Aún hoy, casi cien años después del inicio de la ocupación, los niños y adolescentes continúan jugando y remontando barriletes. Hoy en día, el origen lúdico del nombre ha sido olvidado y el Morro do Papagaio, sobre todo a partir de la década de 1980, se tornó sinónimo de crimen y violencia urbana, lo que ayuda a alimentar el estigma de sus habitantes y como señala Cruz (2009), fueron tales las dimensiones que alcanzó el estigma, que llevó al surgimiento del nombre Aglomerado Santa Lúcia.
El Morro do Papagaio está muy bien conectado con el resto de la ciudad y es posible ir caminando hasta el centro de la ciudad. A pesar de este hecho, dentro del Morro, desde el año 2000, existe un único ómnibus, que en realidad es un micrómnibus. Posee el apodo de la “villa miseria más noble de la ciudad” debido al hecho de estar rodeada por los barrios nobles de la zona sur. Esta proximidad favorece el transporte público en el entorno del Aglomerado Santa Lúcia. Según datos del centro del IBGE (2022), habitaban en el Morro do Papagaio 18.021 personas. Este número es bien diferente del brindado por uno de los entrevistados, habitante del morro, que dice que actualmente viven allí cerca de 47.000 personas.
Aspectos sutiles de la identidad de los dos barrios
De acuerdo con lo que fue observado y respondido por los entrevistados, e interpretado en esta investigación en términos de identidad sutil del territorio, se considera que la primera gran diferencia está relacionada con la estructura de los barrios. En el caso del Morro do Papagaio, la estética de las viviendas (llamadas “chozas”) es precaria y casi no existe separación entre ellas (Fig. 2). Las calles son más estrechas y, cuando son recorridas, es posible sentir y percibir una vida activa con mucha energía por parte de los habitantes. Así, el grado de ocupación y apropiación del espacio público es alto. Pero no se ignora que este tipo de comportamiento puede ser ocasionado por el pequeño tamaño de la vivienda, lo que hace que las personas se sientan más cómodas en la calle. Sea como fuere, la vida en la calle es bien animada, ruidosa y también alegre. Una característica de estos lugares es el sonido alto. Muchos habitantes acostumbran colocar el sonido muy alto tanto en las casas como en los autos. Ese paisaje sonoro es una característica identitaria que está presente todo el tiempo, de lunes a lunes y a cualquier hora del día. Esta vida intensa genera una proximidad entre las personas del lugar, y hace que sea fácil y rápidamente identificada la persona que es de fuera. Por la estructura de las chozas y casas, se tiene la impresión de que en el morro hay más habitantes de lo declarado por las estadísticas oficiales, parece que hay una superpoblación de personas.
Figura 2. Vista panorámica del Morro do Papagaio. Fuente: Magno Ciqueira.
Otra característica para destacar tiene que ver con la fisonomía del Morro do Papagaio. Sus calles son bastante sinuosas y llenas de callejones (becos en portugués). De ahí el nombre elegido por el director de la asociación cultural para llamar al grupo de teatro (Grupo do Beco) y después a la institución (Casa do Beco). Los callejones, que son en su mayoría caminos sin salida, estrechos y un poco oscuros, son bien característicos de algunas villas miseria brasileñas. Ellos pueden parecer laberintos, sobre todo para las personas de fuera, pero que también sorprenden a los habitantes más distraídos. Cruz (2009) describe a los callejones del siguiente modo: “La lógica de estos caminos es lúdica, nada cartesiana, menos aún planeada, aunque los callejones sin salida resulten de un cierto pragmatismo de los moradores. Nacieron para suplir necesidades inmediatas, pero se eternizaron en el lugar” (p. 16). En esta misma línea, Santiago (2017) entiende que los callejones son las arterias que llevan la sangre para el corazón que es la villa. En ellos la vida sucede en toda su plenitud, ellos son “el camino, el punto de partida y llegada, el lugar de encuentros y despedidas, el punto de referencia, el refugio o el caos” (Santiago, 2017). Por su fisonomía son utilizados también como escondites para los traficantes que huyen de la policía y por eso muchas veces se vuelven lugares de tiroteos, violencia y terror. Aun inconscientemente, esta estética remite a la inseguridad, creada y fomentada principalmente por los medios de comunicación y que está instalada en el imaginario colectivo. A lo largo de la investigación de campo, en ningún momento fue percibida o vivenciada alguna situación de peligro. Es importante llamar la atención aquí por el hecho de que esa sensación de inseguridad generalmente no es real cuando se tiene la oportunidad de conocer en persona estos barrios, y ver cómo transcurre la vida allí. Con esto no queremos decir que no exista violencia, y sí apenas resaltar que, en estos lugares, viven muchas personas que son estigmatizadas por los medios de comunicación. Así, la sensación que queda cuando se visitan estos lugares es de alta energía, es de haber vivido un momento intenso que alcanza, positivamente, el cuerpo y la mente. Es como si la vida fluyese a otro ritmo, en otra intensidad: ¡la vida a flor de piel!
Los encuentros entre vecinos pueden ser demorados, en los negocios aún existe el cuaderno para “comprar fiado”, es posible contar con su vecina/o “para cualquier cosa”. Los vínculos humanos parecen más genuinos. Esto hace que exista una preocupación verdadera entre los vecinos, ellos se ocupan y cuidan uno del otro, saben de la vida de las personas que viven cerca y se ayudan en las tareas domésticas y hasta en las cuestiones más delicadas, como puede ser la muerte de algún pariente. En la investigación de campo, en algunos recorridos por el morro, era fuerte la sensación de estar siendo observado. Pudo ser una percepción fundada tan sólo en la sensibilidad personal, pero fue posible notar que las personas sabían quién pertenecía, o no, a aquel territorio. Esto no generó incomodidad, sensación de inseguridad o algo similar, y sí fue apenas fruto de una constatación subjetiva basada en el entendimiento de que en el morro todos se conocen.
En el barrio Saudade, este sentimiento no se hizo presente. Posiblemente, debido a la estructura que caracteriza al barrio. Esta es más abierta, con calles más amplias y casas con un espacio más grande entre ellas (Fig. 3). Sin duda alguna, esto tiene que ver con la forma cómo la vida sucede en la vía pública. Parece que la relación entre vida en la calle y tipo de vivienda es inversa: cuanto mejor es la calidad de la vivienda, menor es el uso y el usufructo de la calle. Todo esto hace que la experiencia de transitar por sus calles no se diferencie (imagética o sonoramente) mucho de cuando se anda por otros barrios de la ciudad. Este barrio en particular, es bien tranquilo y calmo debido a sus dimensiones. Cuando se anda por las calles es posible sentir hasta un cierto sosiego. Esta sensación cambia considerablemente cuando uno se aventura en el barrio de al lado, Alto Vera Cruz. Allí la agitación es mayor, dado que por las calles circulan más ómnibus, hay más comercios (supermercados, carnicerías, restaurantes, panaderías), escuelas, etc. Este contraste tan marcado hace que la “tranquilidad” del Saudade sobresalga aún más. En varios momentos de la observación en el barrio, parecía que se estaba fuera de la ciudad o en una pequeña ciudad del interior, como si ese barrio no perteneciese a Belo Horizonte. En este punto, tanto Saudade como Morro do Papagaio se parecen, aunque con características distintas. O sea, lo que asemeja Saudade con una ciudad del interior es la tranquilidad, mientras que en el Morro es la interrelación de las personas que allí viven.
Figura 3. Calle sobre la cual está ubicada el Grupo Iuna, Doctor Brochado 1500. Fuente: Google Street View.
Aunque la capital del estado de Minas Gerais haya cambiado bastante en su extensión y morfología, como también en sus características más sensibles, este “aire del interior” aún está presente en algunos barrios de la metrópolis. En este sentido, Saudade es un remanso perdido dentro de la ciudad. De este modo, durante la investigación de campo nunca emergió la sensación de estar ajeno al lugar. Fue posible recorrer tranquilamente los comercios, conversar, almorzar, visitar el centro cultural y el Centro de Referencia de Asistencia Social (CRAS) de Alto Vera Cruz. En todas las ocasiones, las observaciones fueron hechas con mucha tranquilidad, como si el observador perteneciese o estuviese integrado a aquel contexto.
Actividades de ocio
Con esta categoría, buscamos no solo evaluar el valor de un determinado lugar (en este caso los dos barrios) a partir de la presencia de actividades de ocio, sino también procuramos comprender de qué manera las experiencias de ocio desarrolladas por los puntos de cultura son apropiadas por las personas que en ellos actúan (empleados y educadores/profesores) y estimulan el establecimiento de vínculos simbólico-afectivos con el territorio en términos de identificación, representatividad y pertenencia. En última instancia, lo que queremos traer aquí es el entendimiento de que la experiencia de ocio y su vivencia cultural y social son profundas e intrínsecas al ser humano. O sea, son trazos que identifican, caracterizan y diferencian tanto a nivel individual como colectivo. Entonces, considerando esta categoría, es posible percibir si existe un compromiso con ciertas actividades de ocio que forman parte de la vida de estas personas, y evaluar cuál es la conexión con el territorio y la cultura.
Por esto, aquí se procuró, por un lado, averiguar cómo la Casa do Beco y el Grupo Iuna definen y/o determinan las actividades de ocio a ser realizadas y cómo ellas son comunicadas y difundidas en los respectivos barrios y, por el otro, cómo se articulan (o no) con las demás instituciones culturales del barrio y de la ciudad. Como propósito ulterior, se postuló identificar a través de qué actividades las personas actuantes se apropian del ocio y reconocer cuál es el papel del ocio en la relación de esas personas con el territorio. En esta dirección, realizamos un mapeo en los barrios con el propósito de conocer las demás propuestas culturales y de ocio allí presentes y también observar si existe o no un diálogo entre ellas y las dos asociaciones. En este sentido, al ponderar un determinado lugar a partir de las posibilidades de ocio que ese lugar posee, un parámetro que debe ser tenido en cuenta es la diversidad. Un barrio que apenas posea una alternativa de ocio despertará, en el mejor de los casos, por tiempo reducido, el interés de sus habitantes frente a otro, el barrio vecino, por ejemplo, que tenga más variedad.
Así, a partir del relevamiento hecho en los dos barrios obtuvimos las siguientes informaciones. En el caso de la Casa do Beco, se identificó el CRAS Santa Rita de Cássia. El CRAS es una unidad pública de la política de asistencia social, de base local, integrante del Sistema Único de Asistencia Social (SUAS). El Servicio de Protección y Atendimiento Integral a la Familia (PAIF) posee la finalidad de fortalecer la función protectora de la familia, prevenir la ruptura de sus vínculos, promover su acceso y usufructo de derechos y contribuir a la mejora de su calidad de vida. Además, el CRAS promueve también el Servicio de Convivencia y Fortalecimiento de Vínculos, que atiende a toda la familia, desde la niñez hasta la vejez, y posee también instalaciones deportivas. A su vez, hay varias otras actividades y talleres, entre los cuales se encuentran: circo, danza urbana, judo y fútbol. Bien cerca del CRAS, existe la Biblioteca Pública Regional Santa Rita de Cássia, que forma parte del Sistema Estatal de Bibliotecas Públicas de Minas Gerais. Esta biblioteca promueve los encuentros y los intercambios de todos los interesados en el mundo del libro. Para esto, pone a disposición su colección de libros y periódicos para toda la comunidad. En el caso del Museo de los Quilombos y Favelas Urbanos (Muquifu), reúne en su acervo fotografías, objetos, imágenes de fiestas, bailes, celebraciones, tradiciones e historias que representan la tradición y la vida cultural de los habitantes de las diversas villas miseria y quilombos urbanos del Estado de Minas Gerais.
Según Camarín, lo que más existe actualmente son grupos musicales de estilos diferentes, artistas plásticos, poetas, grupos de baile, todos ellos informales. En relación a las artes plásticas, el artista Pelé abrió el Centro Cultural Favela Bela, ubicado en la calle Principal. Este espacio funciona como un atelier abierto, en el cual cada persona va con sus materiales (pinceles, tela, pinturas) y pinta mientras Pelé acompaña y, si es necesario, también ayuda ante alguna cuestión. En lo que atañe a la danza junina, está el grupo Sabuco Duro, que ya participó y ganó varias veces en el Arraial de Belô5. Desafortunadamente, por falta de recursos, el grupo no desarrolla sus actividades desde hace más de diez años. Lo que más se observa son manifestaciones culturales independientes y artistas individuales, como el percusionista del grupo Skank, conforme fue relatado en una entrevista:
[...] de forma organizada y sistemática, con el perfil adecuado a las exigencias burocráticas para acceder al apoyo de la ley de incentivo, solo existen dos agrupaciones, que son la Casa do Beco y el colectivo Diversidade, que son los que manejan la CUFA, que es la Central Única das Favelas (Camarín, entrevista personal).
Al recorrer las calles del Morro do Papagaio, es posible ver que varios postes de luz y paredes de los negocios muestran publicidad de la Casa do Beco anunciando alguna obra a ser estrenada o promoviendo alguna actividad (Fig. 4). Cierta vez, fue solicitada información a un habitante sobre el lugar donde sucedería un evento de la Casa y él interrumpió la pregunta, diciendo: “¡Ahh, la obra de la Casa do Beco!”, indicando rápidamente el camino a seguir (Fig. 5). De esta manera, se percibe que hay un reconocimiento acerca de su existencia, sustentado por sus 20 años de trayectoria. Sin nunca haber frecuentado la Casa do Beco, los habitantes del Morro saben de su existencia. Tal vez una de las razones se encuentre en la filosofía de la Casa, que procura participar de la vida del barrio, de estar presente para debatir las cuestiones y los problemas locales. Así, siempre algún miembro de la Casa participa en las reuniones de la asociación de moradores, de las guarderías, de las parroquias y también, siempre dentro de lo posible, intenta ayudar alguna escuela o asociación que precise de algo. La Casa tiene el deseo de ocuparse de la vida del barrio y mantener un “vínculo grande con la comunidad”, comenta el entrevistado.
Figura 4. La Casa do Beco anunciando sesión de cine al aire libre y obra de teatro en la calle. Fuente: fotografías tomadas durante el trabajo de campo.
Figura 5. Actividad teatral al aire libre en el Morro do Papagaio. Fuente: fotografías tomadas durante el trabajo de campo.
En el Grupo Iuna, en el barrio Saudade, la realidad es diferente. El barrio es menor, cuestión que también incide en la cantidad de actividades de ocio. En el relevamiento, constatamos que la mayoría de los espacios públicos con actividades de ocio están ubicados en el Alto Vera Cruz. Aunque la distancia que separa a la sede del Grupo Iuna de esos espacios es pequeña, entre 400 metros a 1 kilómetro, ya corresponde a otro barrio y, por lo tanto, a otra jurisdicción. Según declaraciones de Berimbau, “no hay otros centros culturales, solo está el Grupo Iuna [...]. En el Alto Vera Cruz hay muchas más actividades y mucha más ayuda del gobierno que aquí”. La entrevistada resalta “actividades culturales no. Lo que hay es en junio, julio, las cuadrillas, las fiestas juninas y pocos shows, son puntuales, de vez en cuando montan en la calle un escenario”. Siguiendo esa misma línea, Pandeiro agrega:
Tienen en lo Alto Vera Cruz, allá arriba, un centro cultural que es del gobierno, pero yo no sé cómo funciona. [...] El Alto Vera Cruz está lleno de esas cosas [...]. Tienen pocas, tenían muchas. Tenía más, pero se van acabando porque el sistema va acabando con cada uno.
Cuando fueron interrogados sobre la articulación entre el Grupo Iuna y los otros espacios, hubo una disparidad de opiniones. Berimbau dijo que “nosotros estamos siempre intercambiando, siempre articulando. Siempre que hay alguna cosa ellos vienen y siempre nos llaman para participar”. Pero, por otro lado, Pandeiro opinó: “Meninas de Sinhá6, yo no sé cómo ellas están. Él [Flávio Renegado7] está allá y también no sé cómo es que funciona”.
Al andar por las calles y conversar con personas vinculadas a otros espacios y centros culturales del Alto Vera Cruz, se escucha que el Grupo Iuna no está abierto a colaboraciones y/o articulaciones con instituciones del mismo barrio. Las colaboraciones suceden con otros grupos de capoeira y es usual que los maestros circulen por diferentes grupos, como señal de camaradería.
Tal vez esto se deba al hecho de que la atracción principal del Grupo sea la capoeira (Fig. 6) y toda su historia notable relacionada a la resistencia, lucha y resiliencia. Esto hace que circulen siempre por espacios específicos. La capoeira está signada por un cierto desconocimiento por parte de las personas o hasta un cierto prejuicio. Sea como fuere, la capoeira despierta algunos recelos en el barrio y alrededores. Así, Berimbau dice “es un gran problema porque quien frecuenta la iglesia no frecuenta cultura, no participa. [...] ellos tienen una visión errónea, principalmente de la capoeira. La capoeira está mal vista. Muy difícil, muchos chicos salen de aquí por causa de la religión.” A pesar de todo, tanto en las entrevistas en el Grupo como en las calles, se percibió que las personas no tienen tanto conocimiento del espacio y también que la asociación no está tan presente en las calles, dejando de participar de las reuniones de la asociación de moradores, por ejemplo. Sin embargo, un punto en común entre ambas instituciones estudiadas es el motivo por el cual el teatro y la capoeira se convirtieron en la actividad principal de estos dos puntos de cultura: está directamente relacionado al interés personal de sus fundadores.
Figura 6. Desarrollo de la capoeira en el Grupo IUNA. Fuente: fotografía tomada durante el trabajo de campo.
Memoria colectiva
Para abordar la memoria colectiva, es importante considerar que esta categoría guarda una estrecha relación con la historia y con el valor histórico que un lugar puede tener para los individuos que allí residen. Desde el momento en que el ser humano intenta conectarse con el territorio, a través de hechos históricos, monumentos, de citas literarias y por otras manifestaciones artísticas con las cuales se identifica, es posible percibir que estas conexiones tienen que ver con la memoria individual y, también, colectiva. Por medio de la memoria individual, es plausible llegar a ideas y memorias colectivas, porque al final de cuentas, como dice Bosi (2003), “una memoria colectiva se desarrolla a partir de lazos de convivencia familiares, escolares, profesionales” (p. 410). Por lo tanto, entendemos esta categoría como una manera a través de la cual la persona establece lazos subjetivos y hasta inconscientes con el territorio que habita. Así, la memoria puede ser pasada de padres a hijos, entre vecinos, amigos, etc. La idea que subyace a este pensamiento es la cuestión de la unión social entre las personas que comparten recuerdos y que, en ese movimiento, es posible confirmar la memoria colectiva demarcada por el espacio geográfico que habitan. Siguiendo este razonamiento, Halbwachs (2006) sentencia:
[...] el testimonio de alguien que estuvo presente o participó de cierto evento no nos hará recordar nada si no restó en nuestro espíritu ningún vestigio del evento pasado que intentamos evocar, no pretendemos decir que el recuerdo o parte de este debiese subsistir en nosotros de la misma forma, pero solamente que, como nosotros y los testigos formamos parte de un mismo grupo y pensábamos en común con relación a ciertos aspectos, permaneciendo en contacto con este grupo y aún somos capaces de identificarnos con él y de confundir nuestro pasado con el de él. (p. 33)
Otro aspecto de suma importancia de esta categoría es su relación con la identidad del lugar. En este sentido, concordamos con Matos (2010) cuando declara:
Al rescatar el conjunto de recuerdos y recordaciones de una época que ya pasó, pero que aún se encuentra presente en el lugar, a través de la memoria de sus habitantes, se vuelve posible trazar una geografía que contribuya efectivamente para la reconstrucción de la identidad del lugar. (p. 87)
De este modo, se entiende que el pasado no es sólo un tiempo que quedó atrás:
[es] una de las dimensiones más importantes de la singularidad. Materializado en el paisaje, preservado en “instituciones de memoria”, o todavía vivo en la cultura y en el cotidiano de los lugares, no es de extrañarse, entonces, que sea él que viene dando el soporte más sólido en esa diferenciación. La búsqueda de identidad de los lugares, tan alardeada en los días de hoy, ha sido fundamentalmente una búsqueda de las raíces, una búsqueda de pasado. (Abreu, 1998, p. 7)
Con esto en mente, deseamos conocer cuáles son los recuerdos subjetivos, las recordaciones individuales de las personas que trabajan en los barrios Saudade y Morro do Papagaio, para poder observar cuáles son sólo individuales y cuáles son también colectivas. O sea, determinar en cuáles puntos las memorias individuales se entrelazan, se interconectan, se vuelven una amalgama. Esto, irreductiblemente, está conectado a la idea de una cohesión social que sucede entre aquellos que comparten una memoria delimitada espacialmente, recordando que Halbwachs (2006) señala que no es posible la existencia de una memoria colectiva desvinculada a un ámbito espacial. En el entendimiento de Abreu (1998):
La memoria individual puede contribuir, por lo tanto, para la recuperación de la memoria de las ciudades. A partir de ella, o de sus registros, puede embarcarse por los recuerdos de las personas y alcanzar momentos urbanos que ya pasaron y formas espaciales que ya desaparecieron. (p. 11)
Fue con este propósito que abordamos a los actuantes de la Casa do Beco y del Grupo Iuna, con el deseo de saber sobre sus recuerdos (buenos y malos), sobre sus lugares preferidos y despreciados dentro del barrio, sobre los momentos pasados y que aún conservan en la memoria y los que prefieren olvidar, sobre cómo ven comparativamente su barrio en relación a los demás barrios de la ciudad, cuáles son las reminiscencias que trae y/o connotaciones que produce escuchar el nombre del barrio, cuál es la primera palabra que ellos asocian con el nombre del barrio y cuál es el principal problema que ellos identifican hoy en día en este espacio.
De esta forma, el primer aspecto que se observó, de forma general, fue que la violencia de la policía, los tiroteos, el tráfico de drogas y los amigos, parientes, alumnos perdidos por la criminalidad son cuestiones frecuentes en el cotidiano de estas personas y de todas las que habitan estos barrios. Así, por ejemplo, Proscenio manifiesta: “una cosa que me molestó bastante fue el momento en que estábamos en la Casa do Beco, estábamos ensayando y de repente comenzamos a escuchar un tiroteo”. Al relatar específicamente sobre la criminalidad, Camarín remarca que eso:
[...] impregna nuestra realidad [...]. Ella siempre fue un factor preponderante en mi niñez y adolescencia, perdí varios amigos por el crimen, y como educador, por más que me dedicase, que hiciese este trabajo de visitar a mis alumnos, perdí varios de ellos por el crimen.
Ya en el Grupo Iuna, Pandeiro recuerda con tristeza los amigos que fueron asesinados por la policía, pero prefiere no guardar momentos infelices, intenta olvidar, porque “si vos te quedás cargando esos momentos tristes, esa pena, no dá para caminar en la línea de la militancia [...] Yo preciso apostar a otra posibilidad, que es la de estar vivo, la de estar resistiendo...”. Aunque no sea posible negar ni soslayar esta violencia explícita y casi palpable, la mayoría resaltó que les preocupa un tipo de violencia especial, la simbólica: el prejuicio por parte de la sociedad que es “muy grande todavía, habitante de villa es habitante de villa” (Espacio Escénico) y hace que los habitantes de la villa miseria cuando buscan trabajo sean aconsejados de no colocar su dirección o código postal. “Si ellos ven que vos vivís en la villa, ellos no te contratan. La persona me dijo, no pongas tu dirección” (Proscenio, entrevista personal).
Existe inclusive el abandono por parte del poder público. Esto quedó claro cuando Camarín expresó: “si la propia gestión (estatal, municipal y de la Unión) hace distinción porqué nosotros vamos a tener la ilusión de que integramos la misma sociedad”. No es ninguna novedad que este abandono, esta ausencia del Estado, sean históricos. Al reflexionar sobre la excesiva presencia policial en las villas miseria, él sentencia: “violentar con el ejército, con la policía, con armas, una comunidad que ya está siendo abandonada por el Estado y violentada, es ratificar su incompetencia administrativa como poder público”.
Vinculado a esto, al ser preguntada sobre el momento más triste, Berimbau comentó: “la tristeza para mí, la gran tristeza es la exclusión, la falta de oportunidades que estas familias de aquí tienen. Las oportunidades que ellos tienen son muy pocas”. Y Bastidores agrega que “la falta de opciones, de proyectos estatales, hace que los adolescentes se involucren en las drogas”. Ante esta realidad adversa, los entrevistados enunciaron el potencial y las potencialidades de las actividades culturales y de ocio desarrolladas por las asociaciones investigadas. En el final de la entrevista, Camarín deja bien en claro que “comunidad de villa tiene que ser mirada a partir de su potencial, por lo que tiene, y no por la ausencia”. Para él, la comunidad trae recuerdos asociados a la “conquista, con muchas personas fuertes, con mucha resistencia y con muchas personas representativas en la ciudad y por qué no, en Brasil”.
En este sentido, cabe señalar que varios entrevistados destacaron como importante para sus vidas la existencia y actuación de los puntos de cultura en sus barrios. Y más que eso, por ejemplo, Atabaque resaltó que tanto el Grupo Iuna como el Centro Cultural Alto Vera Cruz, “hicieron parte de mi crecimiento como persona, crecimiento personal”, ó Caxixi, al recordar de su momento más feliz en el barrio “fue haciendo capoeira, aquí en el Iuna. La capoeira transformó mi vida”. En relación con la transformación o como prefiere decir Espacio Escénico, transformAcción, “es lo que me mueve, pensar en esa comunidad y en la Casa do Beco, transformación en ese sentido. [...] es un trabajo de muchas manos y que tiene esa transformAcción, porque es un objeto de acción todo el tiempo”. Al responder, incluso, sobre el mejor lugar del barrio, él respondió “mirá, yo voy a tener que elegir la Casa do Beco, porque me gusta mucho aquel espacio. Me parece que es el lugar más bonito”. Conforme las palabras de Proscenio, “momentos buenos en la comunidad, creo que es mi trayectoria en la Casa do Beco”.
Además de lo anteriormente dicho, fue plausible observar un peculiar vínculo que sobrevolaba en todas y cada una de las conversaciones. Prácticamente todos, de forma más o menos directa, destacaron que, a pesar de toda la violencia, de toda la disparidad social, prejuicio y abandono que existe en estos lugares, aún “existe una relación de afinidad mucho más abierta en todos los sentidos de que en la propia ciudad [...] existe una pureza muy grande en las personas, existe una pureza en las familias” (Espacio Escénico). Buscando un motivo o razón para esto, dos de los entrevistados (Espacio Escénico y Proscenio) hablaron que podría ser por el hecho de que muchos de los habitantes son del interior del Estado. Entonces, tal vez sea también por ese perfil del interior, que caracteriza estos asentamientos urbanos, que la calle se torna un espacio de convivencia, de intercambio, de vida y de ocio en el Morro do Papagaio.
Por todo esto, no es por casualidad que la respuesta a la pregunta “¿cuál es la primera palabra que viene a su mente cuando mencionamos el nombre del barrio (Saudade y Morro do Papagaio)?” fueron ‘diversidad’ (Proscenio), ‘resiliencia’ (Camarín), ‘acogimiento’ (Bastidores), ‘transformAcción’ (Espacio Escénico), ‘tranquilidad’ (Pandeiro), ‘alegría’ (Atabaque), ‘Grupo Iuna’ (Berimbau) y ‘vejez’8 (Caxixi). De esta forma, a través del análisis de esta categoría, logramos identificar que los recuerdos de las personas entrevistadas están relacionados, directa o indirectamente, con actividades de ocio y manifestaciones culturales, en las cuales ellas son participantes y/o protagonistas, y al mismo tiempo fue posible observar el vínculo estrecho que estas actividades/manifestaciones poseen con un territorio específico: sus respectivos barrios.
Sentido de lugar
Por sentido de lugar, entendemos la identificación subjetiva que los habitantes poseen con el territorio donde viven. En consecuencia, no existen dos identificaciones idénticas, una vez que, para cada persona, existe un sentido de lugar diferente. Se puede entender también como la/s parte/s que completa/n la identidad del ser humano, tal como si fuese una especie de casamiento, de vínculo más emotivo, más afectivo y no tan consciente o lógico. De cierta forma, podemos decir, aunque no en la misma proporción, que el habitante completa el lugar y viceversa. Así, esta categoría, junto con la de memoria colectiva y la de importancia histórica, ayuda a componer la identidad territorial, entendida como el conjunto de aspectos simbólicos y subjetivos de los cuales se apropian los grupos sociales (Haesbaert, 1999, 2005). Por lo tanto, esta categoría trae implícita que para cada persona existe una noción (escala y configuración) diferente en relación al lugar. Cada persona tiene un involucramiento, un compromiso distinto con el lugar y, a su vez, emociones y sentimientos. Según Tuan (1983), el espacio se transforma en lugar cuando la persona le transfiere valores, sentimientos, pensamientos, o sea, lo dota de su subjetividad, que coloca en juego también todas las otras subjetividades coexistentes. De esta forma, existen lugares en los cuales la persona se siente más cómoda, más protegida, más confortable. Beck (1999) definió este vínculo con los lugares como topopoligamia para referirse al fenómeno de casamiento con diversos lugares. En última instancia, se trata de otorgar al lugar un sentido subjetivo, una razón creíble que justifique, por lo menos personalmente, la elección de habitar en un lugar determinado. Al proseguir con este razonamiento, Matos (2010) agrega:
El sentido de lugar se refiere, antes que nada, a las nociones de sus significados; intimidad; familiaridad; identidad y singularidad. El cotidiano del individuo está impregnado por innúmeros espacios/lugares que forman ese caleidoscopio de paisajes que llamamos de espacio vivido. No obstante, dentro de los diferentes espacios/lugares por los cuales pasamos, existen aquellos con los cuales nos identificamos, nos reconocemos y cargamos con nosotros todo su contenido simbólico. (p. 90)
De igual forma que Bauman se refiere a la comunidad (2003), es posible observar el sentido de lugar como algo en lo cual las personas colocan su subjetividad y producen de manera inconsciente una identificación territorial (Buttimer, 1985) o un anclaje existencial (Dardel, 2015). En esta mezcla entre identidades, sentimientos, afectos, pasiones, metafísica, procesos histórico-políticos, Santos (2002) entiende:
En el lugar – cotidiano compartido entre las más diversas personas, firmas e instituciones – cooperación y conflicto son la base de la vida común. Porque cada cual ejerce una acción propia, la vida social se individualiza; y porque la contigüidad es creadora de comunión, la política se territorializa, con la confrontación entre organización y espontaneidad. (p. 322)
Así, comprendemos que a través del sentido de lugar es factible identificar la forma por la cual las personas actuantes en los dos puntos de cultura conciben el respectivo barrio y se conectan con él más allá de lo que está materialmente visible, más allá de lo que la realidad física manifiesta (Haesbaert, 1997). Las entrevistas realizadas con personas vinculadas a los dos puntos de cultura evidenciaron algunos trazos de subjetividad que reflejan sentimiento, emoción, conexión con ese lugar específico: el barrio. Así, en las conversaciones con las personas de la Casa do Beco, cuando fueron preguntadas sobre el vínculo, la relación afectiva con aquel barrio, Escenario sintetizó así “es mi raíz, es donde crecí, el lugar donde me crié, el lugar donde me formé, donde me volví hijo, hermano, amigo, alumno, profesor, educador, artista. Entonces es un vínculo de mucho cuidado, mucho cariño, mucho amor, mucho afecto”. Este sentimiento topofílico no ignora que formar parte de una asociación cultural en este espacio es desafiante, en el sentido de que, por un lado, las personas aún tienen una visión de que el trabajo que viene de las villas miseria tiene menos excelencia artística que un trabajo que no es hecho en estos espacios geográficos. Y, por el otro, es intentar convencer al público de la villa de que el teatro y las demás actividades son también para ellos.
Este sentimiento, de sentir orgullo del lugar en donde se nació y creció, es muy fuerte. Y aún es más fuerte cuando se cree que el trabajo realizado ayuda a transformar la realidad de muchas personas. Bastidores cree tanto en el trabajo de la Casa do Beco que recusó varias propuestas para trabajar en otros lugares por un salario mejor, porque no tenían un trabajo que involucrase personas o en los cuales el ser humano no fuera tan importante:
Y yo no me veo sin la Casa do Beco. No me veo para nada. Ya recibí propuestas buenas, pero no hacían este trabajo que la Casa do Beco hace, del cariño, de la preocupación con el ser humano, independiente si es un habitante de la villa, si es un habitante del barrio. Para nosotros no hay ninguna diferencia. (Bastidores)
Esta entrevistada apuesta al trabajo como elemento transformador de las personas no sólo que trabajan en la Casa, sino también que la frecuentan: “Yo quiero la transformación, yo quiero contribuir también para la transformación sociocultural que tanto hablamos. Y yo, como persona física, también quiero eso para mi vida, quiero eso en mi casa” (Bastidores). Aunque existe este vínculo especial con el lugar, no es posible desconsiderar el prejuicio que aún existe en cierta parte de la población y específicamente en algunos grupos de teatro que cuando son invitados para presentarse dentro de la Casa do Beco aceptan, pero cuando es en el morro, al aire libre, en el medio de la villa, no quieren. Y para romper con este prejuicio es que la Casa trabaja diariamente.
En este sentido, Espacio Escénico describe la relación entre los barrios nobles y la villa como polos completamente diferentes en donde hay una división de clases muy grande. Por esto, él considera su trabajo en la Casa como de resistencia, de concientización de este lugar “mi papel con el teatro junto con esos chicos y habitantes de la comunidad es despertar un interés por el arte, que el arte traiga voz para que ellos puedan discutir este lugar geográfico de ellos”. Él bromea consigo mismo, al designarse como “negro del asfalto”9, porque, sin haber nacido en la villa, se siente como uno más. Él se coloca como parte integrante del aglomerado del Morro do Papagaio, cuando reconoce:
[...] yo tengo una conexión muy grande con la villa también por esa relación con el interior, yo creo que la villa tiene una raíz muy del interior, tiene una vida rural que me encanta, esa cosa de conversar en la ventana, pedir sal prestada, cuando se acaba el gas, ir a cocinar en la casa del vecino. Y ahí está mi relación, geográficamente yo me sitúo en la Casa do Beco como el comunicador de esos dos lugares, del asfalto con el morro. (Espacio Escénico)
Aunque crea que el arte posee una función política y hasta ideológica en dar voz a los habitantes de las villas miseria para que estas voces sean oídas, resalta que:
[...] políticamente existe un prejuicio muy grande todavía... Triste hablar esto, en el siglo XXI, pero existe un prejuicio muy grande de la ciudad de Belo Horizonte, de la sociedad de Belo Horizonte con este público de personas, artistas, de trabajadores que desarrollan trabajos en las villas. (Espacio Escénico)
Proscenio, cuando habla del proceso creativo del grupo de teatro, de la forma en la cual ellos incorporan la realidad de la villa en la dramaturgia de las obras, señala:
[...] este contacto con la comunidad es muy inspirador. Porque tomar los conflictos que suceden o no sé si son conflictos, y transformar eso en teatro que pueda tener un mensaje para las personas de la comunidad. O a veces también, llamar la atención para las personas que están afuera y ver que no es sólo cosa buena o cosa mala que hay aquí dentro [...] Y este contacto con las personas, poder ir allá e investigar la vida de las personas, investigar lo que sucede de verdad, o sea, adentrarse dentro de donde vos vivís.
Ella, aunque nació y creció en la villa de al lado, Morro das Pedras, dice “yo no vivo aquí, pero me siento como habitante de aquí, de la comunidad”. De esta forma, se percibe en estas declaraciones un alto grado de identificación con el territorio, un gran sentimiento de pertenencia, pero esto no quiere decir que los entrevistados del Grupo do Beco no reconozcan y no sepan de los prejuicios que estos lugares tienen, o de las dificultades que como asociación cultural deben enfrentar. Con esto bien en claro, todos ellos creen y apuestan a la potencia creativa existente en las villas y buscan articulaciones con colaboradores, tanto con grupos como con otras asociaciones, para facilitar, dentro de lo posible, el trabajo cotidiano. En lo que respecta al Grupo Iuna, se percibe una intensidad similar en relación a la identificación subjetiva y sentimiento de pertenencia. Así, Pandeiro, ya desde el inicio de la conversación, deja transparecer su fuerte conexión con el territorio cuando señala:
Yo siempre viví aquí, por eso quise traer la capoeira para acá. Yo sé el valor que la capoeira tiene en la formación, de crear el sentido crítico y político en las personas, de transformar el pensamiento de las personas, y las personas aquí de la comunidad no tenían la posibilidad de conocer el instrumento de la capoeira, como lucha, como instrumento de transformación, de pensamiento, donde crea el sentido crítico y político, donde conoce un poco más de nuestra historia.
De este modo, cuando preguntamos a Berimbau sobre cómo es estar al frente de una asociación en este barrio, ella respondió: “Yo vivo esto, este es mi sueño”. Aunque no nació ni es habitante del barrio, ella pasa la mayor parte de su tiempo en Saudade y esto, sin dudas, lleva a la creación de lazos no sólo con los habitantes sino también con el territorio. Cabe destacar que las instituciones también favorecen a la creación de vínculos sociales con los habitantes del barrio que frecuentan, aunque sea un grupo reducido considerando el total de habitantes que allí habitan. Así, las asociaciones como Grupo Iuna y Casa do Beco funcionan como nexo entre los habitantes, como lugar de encuentro y sociabilización entre ellos. Por esto, se puede decir que las asociaciones pueden ser un integrante más del barrio. Ejemplo de esto es la declaración de Caxixi, cuando afirma categóricamente:
Las personas que se involucran una con la otra, son hijos de las personas que viven en la comunidad, que forman parte del Grupo Iuna. Por eso es que nosotros tenemos una convivencia más próxima, más... La mayoría de las personas del barrio no están vinculadas entre sí, pero conviven gracias al Grupo Iuna, gracias a las chicas que entrenan aquí. Sólo por eso.
Esto también queda visible cuando Atabaque esclarece: “Entonces, me parece que mi relación con el barrio es esta. Un amor muy grande porque aquí las personas tienen estas opciones, tienen esta realidad cultural”. Prácticamente, en los relatos de los ocho entrevistados, fue posible identificar el sentido de lugar, de pertenencia en cada territorio investigado. Por todo esto, la decisión de abrir una asociación cultural en estos barrios se debió a una cuestión personal, íntima y subjetiva de los respectivos directores o coordinadores de los espacios. Sumado a esto, está el hecho ideológico-político del significado que posee la existencia de una asociación con estas características en estos dos barrios específicos. La cuestión de tener este espacio cultural en esos lugares de la ciudad cobra sentido cabal para los dos directores/coordinadores, y está bien nítido que la ubicación geográfica pasa por una cuestión de resistencia, de lucha, de convicción personal que, por lo menos en los dos casos estudiados, encuentra eco en la comunidad en su totalidad.
Consideraciones finales con final/es abierto/s
Para finalizar este artículo, consideramos pertinente traer a colación las palabras de Santos cuando sentencia que “La utopía debe ser construida a partir de las posibilidades, a partir de lo que ya existe como germen y, por esto, se presenta como algo factible” (2000, p. 71). Estas palabras no funcionan apenas como inspiración, ellas constituyen la esencia a partir de la cual la investigación de doctorado que está detrás de este texto fue idealizada, construida y articulada con la política Puntos de Cultura y con el programa Cultura Viva. Esta cita de Santos es elocuente e inspiradora por ser justamente contrapuesta al sentido etimológico del término (lugar que no existe). En ella está implícita la idea de construcción teniendo en cuenta lo que hay a nuestro alrededor, o sea, la utopía es exactamente el aquí y ahora, es algo posible y alcanzable por nosotros, pero tenemos que estar alertas y sintonizados para saber cuáles son las maneras de alcanzarla. Y es justamente en este deseo latente que radica su fuerza que es, por extrapolación, la fuerza de los puntos de cultura. Porque no existe nada más poderoso, nada más estimulante y, al mismo tiempo, promisor, que ser conscientes de que lo que existe a nuestro alcance (“construida a partir de las posibilidades”, “de lo que ya existe como germen”), pero aún en el ámbito de la potencialidad que remite al concepto de “Ainda-não” (Todavía no) (Santos, 2002), es lo que nos permitirá alcanzar nuestro estado deseado, nuestra situación ansiada, nuestra utopía factible. Es en esta esfera que pensamos que la política Punto de Cultura y el programa Cultura Viva operan.
La idea de investigar dos asociaciones culturales distintas se fundamentó en el interés de comprender diferentes aspectos de la articulación entre territorio, cultura y ocio dentro de una misma ciudad. Este fue nuestro primer gran desafío, que creció aún más cuando optamos por efectuar la profundización empírica utilizando la política cultural pública, Punto de Cultura. El punto de partida no era más que una impresión, pero no era una cualquiera. Era una impresión basada en investigaciones anteriores mediante las cuales conseguimos observar una cierta vinculación entre los tres conceptos. Como nuestro interés era ir más allá del plano teórico y hacer una discusión que integrase la teoría con la práctica, buscamos auxilio en una política que estuviese vigente y que poseyese una potencia que nos inspirase y permitiese abocarnos sobre ella en el tiempo presente. Además de sus 14 años de existencia continuada, lo que llamó nuestra atención fue el hecho de ser comunitaria y de su fortaleza residir en las posibilidades existentes y concretas de su entorno. En este movimiento simbólico e individual, a través del cual las personas actuantes se conectan con el territorio en términos de representatividad, identificación y pertenencia, reconocemos una apropiación a partir del ocio por medio de las actividades y prácticas que esas asociaciones socioculturales desarrollan. Esto no quiere decir que la actuación de las instituciones esté exenta de dificultades y obstáculos. En ambas asociaciones, constatamos que se reconocen puntos de cultura antes de la política cultural ser creada. Es decir, en el sentido figurado del término, ellas ya actuaban y se sentían puntos de cultura. Este sentimiento de ser un espacio que irradia cultura, a pesar de todas las dificultades, a pesar de no contar con ningún apoyo, es lo que moviliza y fundamenta su accionar. Aunque cada asociación hoy en día tenga más actividades y ofrezca propuestas para un público más amplio y diverso, tiene muy en claro cuál es su actividad principal, cuál es su marca registrada. En esta actividad radica su identidad, su marca y el legado que quieren dejar en el territorio. Fue así que se evidenció que son estas actividades/prácticas/experiencias de ocio las que permiten y/o favorecen la vinculación del ser humano al espacio geográfico. Tales experiencias artísticas, de ocio y culturales sólo tienen sentido cuando son pensadas, ejecutadas y compartidas con sus vecinos, amigos y conocidos en sus propios territorios. Estas dos partes son inseparables: la experiencia en sí y el lugar donde ella se desarrolla.
No obstante, es imposible soslayar la delicada cuestión que es la sobrevivencia económico-financiera de este tipo de asociaciones. Y más aún cuando el contexto es caracterizado por la inestabilidad político-económica del sistema capitalista neoliberal globalizado y la manera en que impacta en el ámbito cultural de los países en desarrollo o emergentes. Por esto, el hecho de haber conseguido una ley específica para los puntos de cultura y el programa Cultura Viva, puede ser considerado un logro, una victoria, digamos así, relativa. Porque, si, por un lado, a partir de esta ley, las asociaciones obtuvieron el respaldo del Estado, lo que facilitó tanto la captación de recursos como la rendición de cuentas, por otro, después de casi tres años de aprobada la ley, y debido sobre todo a las cuestiones políticas, no ha habido un avance significativo del programa Cultura Viva que correspondiese a la gran expectativa generada por la aprobación de la ley.
A través de estas categorías de análisis fue posible observar que la articulación entre territorio, cultura y ocio funciona a partir de una determinación que es un deseo vinculado a lo afectivo, a la identificación, a la representación y al sentido de pertenencia, de querer ver suceder este tipo de experiencia cultural y de ocio en este territorio específico. Todas las personas de ambas asociaciones manifestaron que el ocio y la cultura forman parte de sus memorias y también componen el sentido de lugar, o sea, dan sentido al espacio que habitan. Entre estos vínculos simbólico-afectivos que están detrás de las dos asociaciones, podemos nombrar la alegría, la identificación, la representatividad y el sentido de pertenencia con el barrio; la solidaridad, la preocupación, la búsqueda por la transformación social, la alteridad y la empatía con los demás habitantes y, por último, la intención de cambiar el prejuicio de que la periferia y la villa miseria están asociadas directamente a la escasez, a la carencia, a la criminalidad, a la falta de calidad de los espectáculos, eventos y shows que producen. En este sentido, las personas, que usufructúan el ocio y la cultura en su barrio, apoyan y se identifican completamente con estas vivencias y las preservan con el propósito de que ellas continúen creciendo y alcanzando cada vez más individuos.
Por todo lo que fue dicho durante las entrevistas y percibido en las observaciones de campo, podemos decir que el ocio y la cultura desempeñan un papel crucial en la conexión del ser humano con el territorio, una vez que el individuo expresa, tanto de manera consciente como inconsciente, toda su subjetividad en estrecha relación con el territorio. Y es a partir de él que construye su identidad como sujeto y como parte de un colectivo, siendo influido e influenciado por el espacio geográfico y creando raíces tanto físicas y/u objetivas (que tienen que ver con la vivienda, las alternativas de transporte público, la existencia de hospitales, escuelas y demás comercios de primera necesidad, como, por ejemplo, farmacias y supermercados) como simbólicas y/o subjetivas (amistades, familia, vivencias) con este territorio. Como corolario de esta investigación, quedó en evidencia que, ante el abandono y/o desprecio por parte del Estado para con ciertas zonas de la ciudad, en estas asociaciones socioculturales, a través del ocio y de la cultura, se anclan en el territorio y, de esta manera, encuentran su modo de marcar presencia física en el espacio, su forma de resistir y de ser resilientes, lo que, en resumen, nada más es que una posición política que une lo simbólico con lo geográfico.
Referencias
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Fecha de recepción: 17/05/24
Fecha de aceptación: 12/12/24
© ٢٠٢٤ por los autores; licencia otorgada a la Revista Universitaria de Geografía. Este artículo es de acceso abierto y distribuido bajo los términos y condiciones de una licencia Atribución-NoComercial 4.0 Argentina de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/deed.es
1 Se refiere al lugar en donde los esclavos se refugiaban.
2 Son los grupos sociales vinculados al litoral y su principal actividad económica es la pesca.
3 En este trabajo, la palabra villa es utilizada tanto como sinónimo de aldea o pueblo, como así también para referirse a los barrios de viviendas precarias, con grandes carencias de infraestructura, popularmente conocidas en Argentina como villas miserias.
4 Los números entre paréntesis indican la cantidad de personas que fueron entrevistadas.
5 Es una fiesta popular que se celebra en Brasil durante el mes de junio.
6 Es un grupo cultural de señoras cantadoras que tienen como propósito promover el bien social de las comunidades carentes, el rescate de memorias, valorización y registros de los saberes de los ancianos, preservación de la cultura popular, reconocimiento, integración y elevación de la autoestima del anciano en la sociedad actual, por medio de actividades culturales de entretenimiento y talleres.
7 Es un cantor y compositor autodidacta de rap, funk, hip-hop, samba, música popular brasileña y reggae, nacido en el barrio Alto Vera Cruz (Belo Horizonte).
8 La vejez vinculada a la cuestión de ternura en relación a las personas más viejas y también por ser un lugar el cual, de tan intensa que es el vínculo afectivo, las personas prefieren quedarse toda la vida.
9 Asfalto en esta frase hace referencia a los barrios asfaltados de la ciudad.
° https://doi.org/10.52292/j.rug.2024.33.2.0076
* Posdoctorando en la Facultad de Ciencias Aplicadas – Unicamp/FAPESP
Instituto de Geografía “Romualdo Ardissone” de la Universidad de Buenos Aires, agarosteguy@yahoo.com.ar
** Profesora Titular de la Universidade Federal de Minas Gerais
Investigadora del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, chrislucegomesufmg@gmail.com
Este artículo es resultado de la tesis de doctorado Território e Experiências culturais: apropriações do lazer em dois “Pontos de Cultura” de Belo Horizonte/MG, defendida en julio 2018.